Capítulo 17 - Pretty Little Secrets

Start from the beginning
                                    

-Yo no te culpo por eso Lex, estabas destruida e hiciste lo que parecía mejor para ti.

-Pensé que si alejaba mis dramas de Octavia ella podía continuar con su vida sin una carga como yo lo significaba.

-Déjame decirte que si esperabas que Octavia dejara de preocuparse por ti, no lo lograste ni en lo más mínimo.

-Ya te lo dije, soy una idiota. Tuve la oportunidad de continuar con mi vida pero lo arruiné todo Clarke –Esta vez no pudo contener sus lágrimas, ambas habían dejado sus cervezas en el piso justo al lado del sofá, tapó su rostro con sus manos y lloró como si no lo hubiera hecho hace meses.

Clarke se acomodó para que Lexa quedara justo entre sus brazos, la cabeza de la morena se apoyaba en el pecho de la rubia quien acariciaba su cabello, no cabían palabras, no eran necesarias porque Clarke comprendía que Lexa guardaba demasiados sentimientos que jamás se había permitido demostrar ni ante ella misma.

Pasados unos minutos Clarke invitó con un gesto a Lexa para tumbarse una al lado de la otra en el sofá, la morena siguió acomodada en el pecho de la rubia y aferrada a su camiseta como si fuera lo único que la mantenía en este mundo, sus lágrimas cesaron y poco a poco su respiración se fue calmando llevándola a un sueño profundo.

Clarke no durmió, no se lo permitió. Deseaba proteger a esa hermosa morena que ahora descansaba tranquila a su lado, llevó uno de sus brazos a la cintura de la chica para tomarla con fuerza, acercándola aún más a su cuerpo. No supo cuantos minutos pasaron, pudieron ser horas, supuso que así fue puesto que los rayos del sol apenas iluminaban la habitación.

-¿Clarke? –La rubia solo podía ver la silueta de Lexa gracias a le tenue luz que iluminaba sus hermosos rasgos.

-¿Descansaste princesa? –Acarició el cabello de la morena quien volvió a acomodarse en su pecho.

-Claro que sí, eres muy cómoda –Rió –Dios, ¿Cuánto fue que dormí?

-Un par de horas supongo, lo necesitabas.

-Perdón por lo de hace un rato –Lexa comenzó a acariciar suavemente el abdomen de Clarke por sobre su ropa, aún así provocó que a Clarke se le erizara la piel y cerró los ojos disfrutando del contacto.

-¿Perdón? Si que estás loca Lexa, no pidas perdón por eso.

-Hace mucho que no lloraba así frente a alguien, que vergüenza –Se aferró aún más a Clarke como escondiéndose de sus propias palabras.

-Hay tanto que no te permites demostrar princesa. –Lexa no contestó, mas siguió acariciando a la rubia que seguía acunándola en sus brazos. –Es algo tarde, dime que aún no tienes que irte.

-Aún no tengo que irme linda. –Lexa se incorporó lentamente y dejó un beso en la mejilla de Clarke para luego regalarle una sonrisa –Gracias Clarke, por esto... Por todo.

-No hay nada que agradecer –Sonrió también y unas ganas enormes de besarla en los labios se apoderaron de su cuerpo, pero necesitaba ser fiel a sí misma, se lo había prometido. Se incorporó y ambas quedaron sentadas nuevamente una frente a la otra.

-Clarke.

-Lexa.

-Me gustas, me gustas muchísimo –La rubia sintió como su corazón explotaba y como su estómago se consumía en un mar de emociones.

Lexa no dejaba de mirarla a los ojos como tantas veces antes, su mirada era sincera y pura, no habían más barreras entre ellas, los ojos de la morena seguían algo vidriosos y la sonrisa que se dibujó en su rostro solo hizo que Clarke se preguntara si eso era un sueño o realmente esa hermosa chica sentía cosas por ella también.

-Y tú a mí, me gustas más de lo que puedo comprender pero...

-Entiendo Clarke, no espero nada más que esto, solo quería que lo supieras. –Lexa se puso de pie e invitó a Clarke también, quitó unos cabellos que cubrían el rostro cálido de la rubia y tomó sus manos entrelazando sus dedos. –Daría todo por que las cosas fueran distintas.

-Que no sean como quieras ahora ni significa que no puedas cambiarlas, Lex.

-No quiero dañarte.

-No lo harás. Y no hablo solo de esto, de nosotras –Nosotras. Que bien se sintió decir eso para Clarke –Me refiero a ti, que seas quien quieres ser y no la imagen que te has inventado.

-Juro que lo intento linda, pero supongo que ya me acostumbré a ser una idiota –Rio suave y Clarke la acercó a ella.

-Escucha, lo haremos juntas ¿está bien? –Lexa asintió sonriendo- No voy a dejarte sola princesa, pero por ahora podemos simplemente cambiar de tema.

-¿Sabes que tema me encanta?

-¿Qué tema te encanta, Lexa Woods?

-Tus ojos, Clarke Griffin.

-Quien iba a decir que la sexy conductora del monstruo negro podía ser tan cursi. –Lexa puso los ojos en blanco intentando estar seria, pero no lo consiguió.

-Y quién iba a decir que la dulce chica de pueblo podía ser tan pesada.

-Soy una pesada con ojos que te encantan –Se acercó aún más a Lexa sin soltar sus manos.

-Con unos ojos que me encantan, una sonrisa que me mata, un cuerpo precioso –Y sus últimas palabras salieron de su boca sin ningún dejo de sensualidad, lo decía en serio, Lexa adoraba el cuero de Clarke y eso hizo a la rubia estremecer. -¿Qué me hiciste Griffin?

-No había querido decirte Woods, pero fue magia negra.

-Hm, eso explica mucho –Rieron apoyando sus frentes una contra la otra. –Me muero de ganas de besarte Clarke, pero no haré nada que no quieras.

-Sabes que lo deseo también Lex, pero no está bien y eso también lo sabes.

-Al menos dime que no debo soltar tus manos, es que se siente tan bien.

-No, no debes hacerlo. No lo hagas por favor.

-Juro que intenté resistirme Clarke, pero de una u otra forma mis pensamientos terminan en ti, siempre.

-¿Siempre?

-Ya te lo dije, desde aquel día en el comedor común. Te había visto un par de veces antes, ¿Cómo no hacerlo? Eres hermosa –sonrió –pero no fue hasta ese momento en que noté algo especial en ti.

-Bueno, ese día parecías bastante cabreada por lo de Costia.

-¿Quieres que sea sincera? –Clarke asintió – Solo hice lo que parecía correcto.

-En esos días me dirigías miradas que no lograba comprender, me intrigabas demasiado y para qué negarlo princesa, desde el primer momento en que te vi supe que eras la chica más hermosa y sexy que vería en la vida.

-Lo recuerdo perfectamente, no podía evitarlo... mirarte. Me molestaba conmigo misma cada vez que lo hacía, ya sabes, Lexa Woods no es ese tipo de chica. –Rió irónica.

-¿Y ahora te molestas contigo misma cuando me miras?

-No, ahora disfruto cada segundo –Acercó su rostro al de Clarke buscando el contacto que tanto deseaba, la rubia cerró los ojos pero finalmente Lexa desvió sus labios cerca su oído. –Eres tan hermosa.-susurró.

Pasaron unos segundos para que se separaran finalmente, Clarke sabía que había llegado la hora en que Lexa debía irse pero no sabía si soportaría verla alejarse, todo había sido más de lo que pudo imaginar en algún momento.

Clarke Griffin había logrado derribar cada barrera de Lexa Woods y Lexa Woods había logrado llegar a lo más profundo de Clarke Griffin. ¿Qué era lo que nacía en su pecho? Ella podría pasar muchas tardes como esa, podría ver a Lexa dormir por muchas más horas, pero como lo había hecho millones de veces antes, decidió no pensar en eso, no quería darle tantas vueltas a algo tan débil, lo que ella y Lexa estaban construyendo era algo dentro de cuatro paredes ¿Qué pasaría luego? Sabía que Costia significaba un obstáculo para ambas pero ya lo había prometido, lo harían juntas, no la iba a dejar sola, ni ahora ni nunca mientras Lexa se lo permitiera.

Love in WarWhere stories live. Discover now