Capitulo 25

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Capitulo 25

–¡Chelsea, levántate ya! –escuché la voz de Jullie resonar en mi habitación. Me estiré y me di la vuelta para seguir durmiendo. Unas palmadas en mi pierna me sobresaltaron, levanté la cabeza con los ojos entrecerrados–. Tienes que levantarte ya. ¿Qué es lo que tanto abrazas? –sentí como me arrebataba de las manos la tela que tenía a mi lado. Abrí los ojos a tope cuando recordé que era el suéter de Matt. Me senté en la cama aún enredada en las sábanas. Observé el rostro confuso de Jullie, desdobló la tela de sus manos y supo entonces que era un suéter.

–es...un ¿abrigo? –consultó. Mi pulso estaba acelerándose y mis manos se empezaron a poner heladas y a sudar–. Esto no es tuyo, Chelsea. 

Me desenredé las sábanas de mis piernas y empecé a buscar mi ropa para hoy. Hoy era el juego. Por fin iba a usar la camiseta que compré. Daba todas las vueltas necesarias para que Jullie no se diera cuenta que mis mejillas estaban rojas. No iba a decirle que eso le pertenece a Matt. Empezaría con su interrogatorio y yo no sabría responderle, porque ni siquiera yo sé qué fue lo que me pasó anoche. 

–Chelsea, te conozco y sé qué me estas escondiendo algo. –dijo en tono de advertencia. Respiré hondo y la vi a la cara con la mejor imitación de "nada está pasando" 

–no te estoy escondiendo nada Jullie, en serio. –solté.

–bueno, entonces dime porqué tienes esto –pidió mostrándome de nuevo el suéter–. Y también que me expliques qué fue lo que hiciste para que te tardaras tanto en regresar anoche. 

Aclaré la garganta y empecé a maquinar en mi mente cualquier cosa lógica para las explicaciones que Jullie me pedía. Pero resulta que no había ninguna. Entonces, una idea vino a mi mente. 

–esta bien...lo que pasó anoche fue... –corté la voz y fingí preocupación– ¡Jullie que día es hoy! –exclamé, la vi fruncir el ceño.

–es, martes ¿porqué?

–¡martes! ¡hoy es el juego! –exclamé– tengo que ir a bañarme y a alistarme también, se nos va a hacer tarde.

Agarré la ropa que me iba a poner y a paso rápido entré al baño y cerré la puerta. Apoyé la cabeza en  la puerta y suspiré. Eso estaba cerca. Me aseguré si había entrado todo lo necesario para ducharme, mi vista se detuvo en el suéter de Matt. Lo había traído por accidente, lo tomé en mis manos y lo acerqué a mi nariz, de nuevo la loción de él inundó todo mi ser. Me remonté al pequeño abrazo que nos dimos anoche. Nunca me había imaginado que los ojos de Matt serían tan hermosos, sin hablar de su sonrisa. Dos golpes en la puerta me sobresaltaron.

–¡Chelsea apúrate! se nos hace tarde. –gritó Jullie. Dejé el suéter en su lugar y me obligué a pensar en otra cosa. Me estaba volviendo loca. 

Estábamos listas, listas y ansiosas por entrar al estadio para ver al fin del gran partido. Jullie y yo estábamos exactamente iguales. Bueno, algo. Jullie tenía sobre la camiseta un suéter color vino y llevaba puesto un jeans negro, con sus zapatos negros. Yo estaba igual, pero sin el suéter, con un jeans azul y unos zapatos converse negros. Estábamos afuera, en la acera, esperando a a Oliver. Jullie se había rehusado entrar y luego que él nos buscara ya en las bancas. Supongo que la entiendo. Pero la impaciencia que tenía no me ayudaba en nada, cada minuto era una eternidad para mí. Cada vez que vuelvo a insistir entrar porque se está haciendo tarde, Jullie se limita a recriminarme que yo también había despertado tarde, y que si no fuera por ella ni siquiera hubiera venido. Por favor, sería la primera en hacer fila. Un suspiro de alivio sale de mi boca cuando veo a Oliver correr en nuestra dirección.

–hasta que llegas. –dije fastidiada. Jullie me miró seria aún colgada del cuello de su "pareja". Me encogí de hombros y nos pusimos en la fila para entrar. 

–lo lamento, Chelsea –dijo sonriendo– no era mi intención hacerlas esperar. Pero estaba esperando a...¡auch! 

Me sobresalté y fruncí el ceño cuando Jullie le dio un pisotón a Oliver. La miré horrorizada, pero ella siguió viendo otras cosas sin siquiera ver a Oliver con cara adolorida ni a mí pidiéndole un explicación silenciosa. 

–¿estas bien? –le pregunté, Oliver asintió leve sonriendo– ¿a quien estabas esperando? 

Oliver miró de reojo a Jullie, quien evidentemente era mas alto que ella así que la veía con mayor facilidad.

–no me hagas caso Chelsea. No estaba esperando a nadie.

Sonreí un poco para aparentar que les creí. Pero sabía que algo no estaba bien y por lo poco que sé, Jullie sabe algo. Pero no quise preocuparme demasiado. Hoy era un día para disfrutar, gritar y celebrar, lo que siempre quise hacer desde niña en este país– hola, me llamo Dante. –escuché una voz frente a mi. Estaba frente a mi en la fila. Lo miré sin expresión. En apariencia, podría darme miedo, pero siempre he tratado de no juzgar a las personas por como lucen, es horrible cuando las personas lo hacen. Sonreí.

–mi nombre es Chelsea. Mucho gusto –dije estrechándole su mano. Dante sonrío de vuelta.

–¿vienes sola? –preguntó. Sabía que se refería si tenía pareja. Seguramente se ha dado cuenta que mis amigos son la pareja del año. Puse los ojos en blanco.

–si, bueno...algo así –dije riendo y él se unió después. Salté en mi lugar y las risas cesaron cuando alguien se puso a mi lado. 

–¿quién dice que veniste sola? –dijo una voz grave. Matt. Abrí los ojos sorprendida y lo miré. Dante solo sonrió y regresó la vista al frente.

–¿Matt? –murmuré.



El Jefe 2Where stories live. Discover now