Capitulo 18

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Capitulo 18

Mi mano tembló pero la mantuve firme para poder presionar el botón que es encontraba al lado izquierdo del marco de la puerta. Una suave y corta melodía se expandió llenando los oídos con su sonido, pasé mis manos por mi blusa y mis pantalones para alisarlos un poco. No iba vestida tan extravagante, solamente como a mi me gustaba, llevaba un morral colgando de mi hombro. Un sonido del picaporte del otro lado se escuchó y luego la puerta se abrió de golpe. Oliver estaba frente a mi, con una camiseta sin mangas negras con unas letras en el medio que decían: "Nothing is going to be OK" con letras naranjas y con efecto de gotas. Un pantalón negro y unas botas negras igual marcaban su presencia. Nunca lo había visto informal, siempre que va a la oficina lleva su traje y su portafolios, y ahora puedo notar mas tatuajes por sus brazos. Estaba perfecto. Cuando noté su mirada de confusión me obligué a despertar y sonreírle. 

–pensé que nunca vendrías –mencionó. Inconscientemente miré el reloj de mi muñeca y fruncí el ceño. 

–pero si fui...

–puntual. Lo sé. –dijo sonriendo– pasa. 

Puse mi pie en la primera grada que guiaba a la sala. Por dentro la casa era muy elegante, el piso era de azulejos blancos adornados con garabatos grises, los muros estaban pintados de blanco y varios cuadros descansaban en ellas. Algunos cuadros eran pinturas viejas que representaban los pasajes de la biblia. Y otros eran frases musicales. Una ellas decía: "Quiero que grites, lo mas fuerte que puedas, no importa si lo haces mal...solo confía en ti y olvida que este puto mundo te escucha" Reí, muy claro el punto. Nos dirigimos al sillón y me invitó a sentarme.

–¿quieres algo de tomar? tal vez un café, agua o un té –ofreció.

–agua esta bien. Gracias. 

Sonrió y se fue a la cocina, seguí contemplando su casa, era muy hermosa y destilaba su verdadera personalidad y su manera de pensar. Supongo que los muros son blancos para que los cuadros y las frases resalten aún mas. Me gustaba su estilo. 

–¿te gusta el metal alternativo? –pregunto caminando por toda la sala.

–si, bueno, cuando era adolescente me gustaba componer –salió de la cocina con una charola con dos vasos de agua. Me volví a sentar y él se sentó a mi lado– . Pero me retiré. 

Acercó el vaso con agua a mi y lo tome sonriendo. 

–¿porque? ¿no te gustaba? 

Rió. Por un momento creí que era una risa sarcástica. 

–¡me encantaba Jullie! –expresó– es solo que, ya sabes en ese entonces aún dependía de mis padres y ellos no estaban de acuerdo. Me obligaron a dejarlo. –sonrió amargamente.

–lo siento –dije– ¿porque ya no haces...ahora que ya no dependes de ellos? 

–ya no es lo mismo Jullie. –dijo mirando hacia otro lado– yo me gradué de otra cosa y también amo lo que hago, solo porque me llevó hasta ti.

Sentí mis mejillas arder. Como si toda mi cara estuviera llena de fuego, pero por fuera estaba paralizada. La mirada de Oliver era lo único que tenía frente a mi, y no podía tener otra cosa mas hermosa. Sus ojos brillaban como si fueran dos gotas de agua. Nunca fui de las que escribían algo de poema para las personas que les gustaban, era algo como que no podía demostrar tan fácil lo que sentía por esa personas. En cambio a otras personas les irradiaba por todos los poros de su cuerpo. Pero ahora entiendo cuando ellas escribían ese atributo que les encantaba de ellos y los comparaban, porque muchas veces, se les parecen demasiado. 

–Jullie, no soy de los que tienen en secreto los sentimientos. Nunca he sido así y esta no va a ser la primera vez –dijo–. Jullie, me gustas mucho. No sé como has llegado a hacerlo tanto. Pero me gustas. Me gustas y muy en serio. 

El Jefe 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora