Capitulo 14

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Capitulo 14

Ya era demasiado tarde y la alarma estaba apunto de sonar por todos los corredores. Literalmente iba corriendo, a la primera hora tenía que defender un tema de Ciencias Sociales en exposición en forma grupal, y si tan solo se me ocurriera llegar tarde mi grupo se encargaría de matarme, ellas y la maestra para rematarme. No podía llegar ni un minuto tarde, nos afectaría en la nota. La mochila me colgaba de mi hombro derecho y estaba consiente que golpeaba a todos en ella, pero con la prisa que llevaba eso me importaba muy poco. La campana resonó en mis oídos causando que mi pulso se acelerara, comencé a correr, hasta que sentí un gran jalón en mi hombro, mi mochila cayó al suelo, mis ojos encontraron a Oliver sonriéndome con todo su grupo de amigos. Entre ellos, Ernesto, con la diferencia que él no reía, me miraba preocupado. 

–miren, si es la enana. –se burló Oliver. Las risas estallaron en todo el corredor. Puse los ojos en blanco y me dije que no tenía tiempo para ponerle atención a sus estupideces. Tenía que llegar al salón de clases, porque es tiempo se me estaba acabando. Tomé de nuevo el bolsón y lo puse en mi hombro, me volteé pero Oliver me impidió el paso poniéndose al frente. –¿Acaso escuchaste que te dijera que podías irte? –preguntó.

–necesito llegar al salón rápido. Déjame pasar. –mi voz salió firme, aunque por dentro tenía las ganas de salir corriendo de prisa para perderlo de vista. Toda la escuela le temía de una forma espantosa. Y yo no quería sumarme a ellos.

–tú no te irás a ningún lado. –gritó ex-saltándome– No creo que te necesiten. Nadie se fija en ti. 

Seguido agarró de golpe mi mochila y sacó todos mis cuadernos y todos mis libros y los tiró al suelo, esta gran escena causaba la risa de casi media escuela. Cuando por fin terminó de reír con los demás tiró mi mochila por mis pies y solo se fue dejando todas mis cosas tiradas por todo el piso del corredor. 

Me senté de golpe en mi cama con el pecho subiendo y bajando desesperadamente en busca de aire. Noté que estaba sudando y mi corazón martillaba mi pecho. Había sido solo un sueño. Un sueño, pero que pasó en realidad. Aunque prefiero no recordar mucho de eso, sé que pasó. Pero me siento orgullosa de que nunca, jamás le mostré debilidad. Siempre prefería guardar silencio, era el método para que todo eso acabara mas rápido. Vi la hora. 3:00 am. Seguramente pensar en Oliver hizo que algunos recuerdos se desenterraran en mi mente. 

Retiré la mano casi de inmediato cuando sentí una lengua áspera. Cuando vi que se trataba de Sam solté un suspiro y le acaricié la cabeza.

–¿estas bien? –la voz de Chelsea inundó toda mi habitación. Estaba apoyada en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre su pecho. Su rostro estaba preocupado. 

–si, si, estoy bien. No te preocupes –se acercó y se sentó al borde la cama con su rostro dibujando una sonrisa. 

–estabas balbuceando cosas incomprensivas y me despertó. Sam fue el primero en alarmarse y vino a verte. ¿Fue una pesadilla? 

–un recuerdo. Pero es algo sin importancia. Créeme. 

Fui sincera, eso ahora ya no tienen mas importancia para mi. Oliver ha cambiado mucho y me lo ha demostrado. Esto solo fue una coincidencia. 

–¿quieres hablar de eso? –preguntó.

Negué con la cabeza.

–estoy bien. 

–bueno... –dijo soltando un gran suspiro– entonces creo que iré a dormir. ¿Quieres al menos un vaso con agua? 

–tranquilízate Chelsea. Pero gracias. –agradecí. Asintió sonriendo y salió de mi habitación. Me recosté de nuevo haciéndole espacio a Sam que estaba a mi lado. Me puse la colcha y cerré los ojos de nuevo.

El Jefe 2Where stories live. Discover now