Capitulo 6

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Capitulo 6

–¡cielos Jullie, levántate ya! –elevé mi voz palmeando el colchón de Jullie. Hoy si tendríamos que ir a la oficina, pero si ella no se apresura llegaremos muy tarde. Ella se remueve en la cama y pone de golpe la almohada en la cabeza. Exhalo. 

–¿puedes darme aunque sea cinco minutos mas? –pidió. Negué con mis manos puestas en mi cintura. Le quité la almohada de la cabeza y la tiré contra la pared. Murmuro muchas cosas que no pude entender mientras se sentaba. Sonreí satisfecha y salí de su habitación directo a la cocina.

Puse cereal en mi plato y luego coloque la leche. Me senté en la mesa llevándome una cucharada a la boca. Un ruido de una puerta cerrarse alertó a Sam, que se encontraba sentado cerca mío moviendo su cola cuidando si alguna migaja llegaba a él. Jullie entró a la cocina un poco mareada. Me llevé otra cucharada a la boca para evitar reírme. Sam se acercó a ella contento.

–hola Sam, parece que eres el único que dan en verdad los "buenos días" –dijo mirándome de reojo. Le acarició la cabeza y se quedó viéndome. 

–regla número 1: la persona que se duerme prepara su propio desayuno. –recordé poniendo el plato en el fregadero. Al mudarnos juntas decidimos tener reglas para evitar discusiones. Una de ellas es "no llevar amigos desconocidos" "a las diez de la noche la puerta se cierra por seguridad" son reglas que ambas pusimos estando de acuerdo. Y ahora al fin usamos una de ellas.

–a pues muchas gracias. –soltó. Reí y subí a darme una ducha– ¡algún día serás tú la que va a odiar las reglas! –gritó. Sonreí. Yo nunca rompería las reglas, sabía que si lo hacía Jullie haría lo posible por hacerme ver haciendo el peor de los ridículos. Nunca lo haría. 

–buenos días señor Cooper –saludé. Como se había vuelto costumbre, Cristopher no me hablaba. Era algo a lo que me había acostumbrado muy bien. Al fin puedo verlo como siempre he visto a todos los jefes, como personas despreciables. Tramposas. Y mentirosas.

A lo largo de unos minutos Oliver entra a la planta saliendo del ascensor. Mi mirada se desplaza desde el ascensor hasta Jullie, no fue necesario decirle nada porque ella ya lo estaba observando, desde que dio el primer paso hacia adentro. Sonreí. Oliver se acercó a mi escritorio con una sonrisa. Por un momento pensé que iría con ella pero supongo que quería hablar con Cristopher sobre algo.

–hola –saludó. Sonreí, murmuré un "hola" inaudible, no sé porque lo hice, solamente no pude tener un tono de voz mas alto– debo suponer que Cooper ya está aquí. –Afirmó.

–así es... –confirmé

–necesito hablar con él. Y supongo que luego las llamaran a ustedes. Mis jefes están por venir y quiero que los conozcan de una vez por todas. –anunció. Asentí. Los jefes estaban aquí. Esa extraña familia. Ojalá que no sean tan exigentes como lo es Cooper. Bueno, si son más jóvenes que Brian, el mayor que vino a hablarnos, supongo que sería extraño ver a un humano tan cargado de trabajo.

–bien, ya puedes pasar. –Oliver asiente pero abre la boca para decir algo, poco después la voz sale de su garganta.

–pero, antes, iré a saludar a tu joven compañera. –Reí y le palmeé el hombro para que caminara más rápido. No voy a mentir. Fingí que estaba viendo por la puerta para poder acercarme un poco y escuchar de lo que hablaban. Tengo derecho, soy su amiga. 

Pude escuchar un... <estás linda> y la respuesta de Jullie fue una sonrisa amplia sin mostrar sus blancos dientes. Sonreí. Esto me lo va a tener que contar. 

–Chelsea. –la voz de Jullie me sobresaltó. Puedo asegurar que tengo mis mejillas sonrojadas, la idea es que no me vieran. –¿puedes dejar de espiarnos? –preguntó sonriente, Oliver también lo hacía. Al menos no estaba molesto, les sonreí avergonzada y regresé a mi escritorio. 

El Jefe 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora