Capitulo 8
A paso rápido me metí al baño y cerré la puerta con seguro. Apoyé mis manos en los lavabos observándome por el espejo. Mi ceño estaba fruncido, confundido. Mojé mis manos y me lavé el rostro. Sé lo que haría después de esto, simplemente lo olvidaré. No es algo que tenga tanta importancia, solo necesito estar serena y todo pasará como el viento. Mis ojos se dirigieron a la puerta al escuchar como forcejeaban por fuera, me acerqué y puse una mano en ella para escuchar quien era.
–Chelsea...¿estás aquí dentro? –la voz de Jullie me tranquilizó y abrí la puerta. Me observaba confundida, era obvio, ella no sabía nada de esto– ¿puedes explicarme que es lo que está pasando contigo? –cuestionó. Sonreí un poco para tranquilizarla, pero ella siguió hablando:– de dónde lo conoces...
Preguntó decidida. Cruzó de brazos y cambió el peso de su pie derecho al izquierdo. Hice un sonido extraño de mis labios y caminé de nuevo al espejo.
–no lo conozco...es más, nunca lo había visto en mi vida –mentí.
–¿en serio? ¿quieres que crea eso? –tragué saliva– te vi como tu cara tuvo un semblante horrible, créeme Chelsea, si las miradas mataran ese chico ahora mismo estaría en otro mundo y tu en la cárcel.
Solté una risita por lo que acababa de decir. Suspire y la miré.
–lo conocí cuando salí del departamento, me lo encontré en la librería y pues...empezamos a hablar, pero él no me dijo que sería mi jefe, solo fue eso. –resumí. Su rostro ahora estaba relajado, ahora me miraba sonriente, ese rostro. Conocía muy bien ese gesto.
–esta bien...y dime –su mano golpeó mi hombro suavemente– como es ese chico rubio de allá fuera –lo tome mas como una afirmación que como una pregunta– porque...¿no me vas a decir que te gusta, verdad?
–¡que! ¡no! –respondí gritando. Rió.
–tranquila, sé que lo ibas a negar. Pero es obvio que...
–estas mal... –la frené– él "rubio que está allá afuera" no me interesa en lo absoluto. Desde que lo conocí ha sido un poco fastidioso...y eso que fue solamente unas horas. –Jullie rió de nuevo y salimos del baño para nuestras oficinas.
Me di cuenta que las flores que tenía sobre mi escritorio estaba un poco secas, son cartuchos, siempre me ha gustado su aroma y es por eso que las mantengo en mi escritorio. Tomé el jarrón en mis manos y me dirigía al baño para llenarla de agua, pero la voz de Cooper me frenó de golpe.
–Chelsea necesito que me hagas un favor –dijo. Puse de nuevo el florero en mi escritorio y tomé mi agenda y una pluma– no... –con su mano bajó mi agenda, fruncí el ceño– mi favor es que te vayas a tu casa...yo me voy temprano y quiero que tu lo hagas también. –dijo sonriendo. –te veo luego... –se despidió y se fue. Mi cara fue sin expresión alguno, y en mi cabeza se empezaron a formar dudas. Mi mirada se dirigió a Jullie quien tenía la misma cara. Lo había visto todo.
–¡¿que demonios fue eso...?! –murmuró.
