Capitulo 16
Chelsea cerró la puerta de un solo golpe. No hice nada mas que reír silenciosamente, era impresionante como Chelsea era una de las personas que se enfadan extraordinariamente rápido. Se lanzó de espalda bufando.
–es insoportable. Es alguien a quien hace todo por molestarte y siempre lo logra conmigo. Es también un inmaduro, se cree la persona perfecta, que todas las chicas caerían a sus pies solo con sonreírles o simplemente mirarlas, no sé quien le ha mentido tanto, el hecho que sus sonrisa sea...perfecta no significa que funciona con todas. No sé porque le gusta tanto sentirse odiado, es un fastidioso, de los que aunque te sacudes siempre lo tienes al lado. No sé como no le digo todo en su cara. Pies izquierdos, por favor, todo mundo se tropieza, hasta él puede ser torpe si se lo propone. Bueno, siempre es un torpe, desde que lo conocí, es un entrometido y un mentiroso. Hasta me provoca dolores de cabeza.
Puse los ojos en blanco. No había parado de hablar, pero en todo lo que dijo hubo algo que me sorprendió. Entre todos los insultos, hubo un atributo para él, y no era algo que sucedía todos los días. Decidí aprovecharme de eso.
–entonces, la conclusión es que su sonrisa te encanta. –finalicé. Se sentó en el sillón con los ojos abiertos como platos, tenía una mueca en la cara muy graciosa pero ahogué las risas.
–¡claro que no! –negó– ¿acaso no escuchaste todo lo que dije? Matt es un...
–si, si, si, ya lo sé. Es un entrometido, fastidioso y mentiroso ¿verdad? –imité, Chelsea asintió seria– pero también algo de ...sonrisa perfecta. No soy tonta Chelsea y mucho menos sorda. Lo dijiste.
Se puso de pie y se dirigió a la cocina para servirse un vaso con agua.
–no he negado que lo he dicho. Pero no en el sentido que tu crees –masculló– la verdad no sé como tu no te puedes dar cuenta de su humor tan...no sé como explicarlo.
–¿¡que no lo sabes?! hasta creaste una oración al respecto.
Chelsea rió. Al menos ya se calmó un poco.
–¿quieres ir por un helado?
preguntó. Me miraba con una sonrisa, tenía ganas de comerme uno así que no dudé en decirle que sí.
–¡Sam, regresaremos pronto! –gritó.
–quiero que la primera bola sea de chocolate, la segunda de vainilla, y la otra de...café. Dicen que son deliciosos.
Chelsea soltó un sonora carcajada.
–preciosa Jullie, yo nunca dije que tu sorbete iba a ser de tres sabores. El mío si. –paré mi caminado en seco haciendo que Chelsea también lo hiciera.
–bien, entonces no voy. –di media vuelta para irme pero Chelsea me jaló del brazo.
–estaba jugando. Sabes que siempre compro de los mas grandes.
–viniendo de ti, me extraña que no compres toda la heladería.
