Capítulo 31

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Hoy despierto de un humor excelente pues resulta que iré a visitar a Ian, obvio mi hermano no tiene ni idea, le dije una pequeña mentirita.

-Hannah me invitó a una salida con su familia, iremos a recoger a su tía al aeropuerto y los acompañaré a cenar. ¿Me dejas?-dije persiguiendo a Jonh por toda la sala.

-¿A qué hora te vas y a qué hora llegas?-Si muy bien lo había conseguido, una sonrisa de satisfacción se me dibujó en el rostro.

-Ah pues me iré a las 3 de la tarde y llegaré como a las 9 de la noche.-dije suplicando por que no se negara.

-Vale, vale. Pero nada de tomar o irse a otros lugares.-dijo harto de que le persiguiera por toda la casa.


Solté un chillido de felicidad y me acerqué a él.

-Te amo hermanito.-dije dándole un beso tronado en la mejilla.

Bueno, había conseguido el permiso, le avisé a Hannah para que mi coartada no se viniera abajo, al principio estuvo un poco en desacuerdo por ocuparla como tapadera pero después se puso feliz en cuanto le dije que era para visitar a Ian. Ya eran casi las 3 y en un sábado hay un poco de tráfico. El transporte lo tenía resuelto, tenía un ahorro (bastante dinero a decir verdad) así que me daría el lujo de ir en taxi, eran sólo 45 minutos de camino. Lo pedí por teléfono (algo mucho más seguro) y me trepé en él, le indiqué la dirección y me relajé en el camino.

-Gracias.-dije al conductor cuando llegamos a la dirección.-¿Podrías darme tu teléfono para que puedas recogerme?-la mayoría de las veces los taxistas te ofrecían una tarjeta con sus datos para que te volvieras un cliente habitual, así que no era nada raro que trajeran consigo el millar de tarjetitas.

-Aquí tiene señorita.-me dio su teléfono y pagué el viaje.

Me encontraba delante de un enorme edificio, entré y tomé el ascensor, Ian me había comentado en que piso estaba su departamento, así que no hacía falta llamarlo para preguntar, quería ver la cara que pondría cuando se diera cuenta de la sorpresa que le he hecho al visitarlo.

Di unos golpecitos a la puerta y esperé unos segundos.

Un Ian sin camiseta y con una toalla cubriendo la parte inferior de su cuerpo me recibió. No pude evitar pasear mi mirada por ese torso tan espléndido y sentí recorrer toda la sangre hasta mi rostro, provocando un tono rojizo sobre él.

-Niki.-dijo con entusiasmo. Me jaló del brazo, permitiéndome acceder a su departamento y me llenó de besos fugaces.

-Hola tonto.-dije separándome un poco de sus labios.

-¿Por qué no me avisaste que venías?

-Era una sorpresa.-dije con una sonrisa.-¿Apenas vas a ducharte? ¿Ya has salido de trabajar?

-De hecho iba a ducharme para regresar a la oficina, pero ahora que estás tú, no quiero desperdiciar el tiempo dejándote aquí sola.-dijo sentándose en el sofá, aún semidesnudo.-Llamaré para avisar que me siento un poco mal.-se levantó y alcanzó su celular que estaba en la mesa de la cocina.

Admiré todo su departamento, me tomé la ligera libertad de pasearme por las habitaciones para encontrarme con el desastre de ropa, libros tirados y una cama sin hacer.

-Si deseas podemos desordenarla un poco más.-dijo con una voz ronca y seductora, sus manos me tomaban por la cintura y sentí el calor de su cuerpo.

Me giré para quedar de frente y encontrarme con esa mirada pícara llena de deseo, contemplarlo era una maravilla, y la idea no me desagradaba nada pero consideré que lo mejor era esperar a que comiéramos por lo menos, aunque prefería comérmelo a él.

Sabor a prohibido (#Wattys2016)Where stories live. Discover now