Capítulo 30: Especial Ian

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El recorrido para el nuevo departamento fue bastante fastidioso, no estaba mal la ciudad pero extrañaba donde estaba antes, han pasado ya algunos días desde que llegué, he mantenido comunicación con Niki pero no tanto como desearía, todo mi tiempo estaba saturado debido al proyecto en el que estaba trabajando. Asistía a la oficina que me fue asignada en la compañía de aquí, conocí nuevos colegas, todos muy amables, y tenía como compañera a una mujer.

-Rebeca Mason.-me saludó con un beso en la mejilla el primer día que nos conocimos.-Trabajaremos juntos.

Era una mujer preciosa, alta, con unos ojos azules penetrantes, y el labial rojo que hacía resaltar esos labios carnosos que tenía, cabello castaño lacio, era bella sin duda.

-Un gusto.-mencioné con una grata sonrisa. No podía negar que sus ojos desprendían algo que te erizaba por un momento. Pero le faltaba esa inocencia que tanto me fascinaba y que sólo poseía Nicole.

-Sígueme, te mostraré donde te instalarás y el plan que llevaremos.

Después de traer mis cosas y checar el papeleo, llevamos a cabo el plan para iniciar todo y echar a andar esto. El día fue un tanto agotador, pero la compañía de Rebeca lo contrarrestaba un poco. Era divertida, y seria cuando era necesario, después de terminar el trabajo, decidimos retirarnos a nuestras casas.

-¿Dónde te estas quedando?-preguntó.

-En un departamento de la calle 13 por la avenida Anderti.-contesté.

-¿En el edificio azul con gris?-asentí. En esa calle sólo había dos edificios y uno era de solamente oficinas.-Que coincidencia, yo vivo en ese mismo edificio, podemos compartir un taxi, vamos.-dijo enganchándose a mi brazo.

Detuvimos el taxi que nos llevaría hasta nuestro edificio, pagué, me adentré junto con ella aún tomándome del brazo, saludó al señor detrás del escritorio en la recepción y apretamos el botón para que llegara el elevador.

-¿Y tienes novia?-preguntó mientras esperábamos  el ascensor.

-Si.-dije sin pensar un momento.-su nombre es Nicole pero todos la llaman Niki.-Una absurda sonrisa se dibujó en mis labios. "Vaya que me ha cambiado" pensé

-Claro.-dijo bajando la mirada y mostrando una sonrisa no del todo sincera. Sin prestar real atención al nombre de Niki.

-¿Pasa algo?-me preocupaba la actitud que tomaba.

-No, sería incluso raro que no la tuvieras.-el ascensor llegó y nos adentramos en él. Apretó el botón del piso 2 y yo presione el número 4.

-¿Por qué lo dices?

-Eres guapo Ian, bastante a decir verdad.-me miró fijamente.-y muy simpático.

-Pues....gracias.-respondí algo desconcertado.

No es que nadie me lo haya dicho antes, en realidad, muchas chicas lo consideraban y se atrevían a decírmelo, pero desde que salgo con Niki, el que me lo digan resulta un tanto incómodo. Llegamos hasta el piso correspondiente a su departamento y las puertas se abrieron.

-Pues dile a tu novia que te cuide.-dijo a lo que me pareció un poco seductora y se despidió con un beso bastante cerca de los labios.

Se alejó moviendo sus caderas provocativamente, por una extraña razón no pude desviar mi mirada, venga, no siempre puedes resistir esos "instintos", las puertas se cerraron permitiendo alejarme de esa mujer, llegué hasta mi piso, recorrí el pasillo hasta la última puerta donde se encontraba mi departamento, saqué mis llaves y abrí la puerta.

Presioné el apagador para llenar mi departamento de luz, me deshice de mi saco y aflojé mi corbata, aún tenía unas cajas por desempacar, pero no planeaba hacerlo, pues no me quedaría tanto tiempo. Solo saqué lo más esencial, platos, mantas, objetos de uso personal. Tomé mi celular y marqué rápido.

-¿Hola?-contestó al otro lado esa voz que me encantaba.

-Pequeña.-respondí.-¿puedes hablar?

-Si amor.

-¿Qué tal tu día?-pregunté recostándome en mi sofá.

-Tranquilo, salí a caminar con Hannah y fuimos a mirar una peli a su casa. ¿Y el tuyo? ¿Qué tal el nuevo trabajo?

-Estresante, eso si menos de lo que creía.-no quería contarle sobre mi compañera de trabajo.

-¿Y la tal Rebeca?-justo en lo que menos deseaba contar.

-Ah, una compañera seria, nada de que preocuparse pequeña.

-¿Esta buena?-preguntó. Reí, a veces me encantaba la sutileza con la que Niki se expresaba.

-No que va.-respondí.

"Mentiroso" me susurraba una voz dentro de mi cabeza. "Una mentira no le hará daño". Parecía como si un ángel y un diablo se aparecieran en cada hombro. Continué con la plática tratando de evitar ese tipo de preguntas.

Y ese fue el primer día de lo que me esperaban dos largos meses de una seductora mujer intentando revivir mis días de galán y cretino....



Sabor a prohibido (#Wattys2016)Where stories live. Discover now