Capítulo 36

2K 88 7
                                    

-Vamos, despierta stormy.

Murmura Justin a mi lado y yo abro los ojos cansada. Miro la hora y veo que son las 7am; solo hemos dormido 4 horas. Froto mi rostro con fuerza para después abrir un poco más los ojos, viéndolo con una bandeja con algo de comida y una sonrisa en su cara.

-Te he preparado el desayuno, tu favorito.

Dice él encogiéndose de hombros y no puedo evitar sonreír. Justin me da un beso en los labios y yo me siento en la cama, empezando a comer un bol de yogurt con frutas dentro.

-¿Cuándo vuelves de California?

Pregunta de repente y yo trago un pedazo de fresa. Me encojo de hombros y lo miro.

-Caroline no me dijo fecha exacta.

Respondo apartando la bandeja, ya vacía y dejándola encima de la cama. Me pongo de pie, sin importarme estar desnuda delante de él, y miro que mi maleta ya esté preparada.

-¿Te importa si voy a ducharme?

Pregunto cubriendo mis pechos y mis partes íntimas con mis brazos y él niega sonriente.

-Yo ya me he duchado, adelante.

Responde él tumbándose en la cama de nuevo y yo me meto en la ducha. Al salir me enrollo en una toalla y salgo, viéndolo en la misma posición que antes. Agarro mi móvil y me envío un mensaje a Caroline:

¿Cuánto tiempo vamos a estar fuera? Nos vemos en el aeropuerto, x.

Segundos después ella me contesta y yo lo leo en silencio:

Unos dos meses, después supongo que volveremos a Nueva York, ¿por qué? Quedamos ahí a menos cuarto, x.

Decido no responderla y suspiro. Dos meses, mucho tiempo. Justin está en silencio en la cama mientras yo me pongo unas mallas negras, junto a unas Converse blancas y después un jersey XXL gris clarito que me llega por debajo del trasero. Seco mi pelo y empiezo a guardar cosas en mi mochila negra que necesitaré en el avión. Entonces veo como Justin se levanta de la cama y se pone su camisa.

-Tengo que irme ya, stormy.

Murmura poniéndose detrás de mí y yo asiento, incómoda.

-Supongo que nos vemos pronto.

Respondo mintiendo y él asiente sonriente. Le doy un abrazo y después me da un tierno beso en los labios.

-No digas nada de esto a nadie, por favor, que todos piensen que seguimos siendo una ex pareja que ahora ha conseguido establecer una amistad.

Ruego en un tono bajo, sin querer tener miles de paparazzis detrás preguntándome por él. Asiente y me da un beso en la frente.

-Te quiero.

Susurra encima de mis labios y yo le doy un corto beso.

-Yo también.

Respondo antes de que él salga de mi habitación y oiga la puerta de la entrada cerrarse. Agarro un papel en blanco y un bolígrafo, decidida a escribirle una carta a Justin, la cual quiero que lea cuando yo ya esté en California.

Querido Justin;
Cuando tengas noticias mías, tu disimula. No les expliques que me conociste, ni que estuvimos juntos, no les cuentes que fui para ti, ni lo que hubiéramos llegado a ser si no fuera por los dos. Primero, porque no te creerían. Se pensaran que exageras, que te pasaste con la medicación, que nada ni nadie podría haber sido tan verdadero. Te tomarán por loco, se reirán de tu pena y te empujaran para que continúes, que es la forma que tienen los demás para hacernos olvidar. Cuando tengas noticias mías, tú cállate y sonríe, no preguntes nunca como me va. Si me ha ido mal, ya se ocuparán de que te llegue. Y con todos los detalles. Ya lo verás. Poco a poco, irán naufragando restos de mi historia al lado de tu nueva vida, trozos de recuerdos estancados en la única playa del mundo sobre la cual nunca más saldrá el sol. Y si me ha ido bien, tampoco tardarás demasiado en saberlo, no te preocupes. Intentarán oscurecer tu alegría lanzando mis supuestos éxitos como alcohol por tus heridas, y no dudarán en recordártelo sin manías. Pero te volverá a llegar todo como a deshora, inconexo y mal.
Que saben de tu alegría. Yo, que la he tenido entre mis manos y que la he podido tutear como quien tutea la felicidad, aún. Pero ellos... Bah. Continúo.
Nadie se puede imaginar que sentirás cuando tengas noticias mías. Ni se lo puede imaginar ni se lo debe de imaginar, hazme caso. Sentirás el dolor de esta ecuación que creímos resuelta, por ser incapaz de aislarla hasta el final. Sentirás la molestia de esta pregunta que no supo cerrar el interrogante. Sentirás en un que habría pasado si. Y sobretodo, sentirás que alguna cosa entre nosotros siguió creciendo incluso cuando nos separamos. Una cosa tan grande como el vacío que dejamos al volver a ser dos. Una cosa tan pequeña como el espacio que un sí termina siempre cediendo a un no. Pero tú aguanta. Resiste. Hazte el favor. Háznoslo a los dos. Que no se te note. Que nadie descubra estos ojos subrayados con agua y sal. Eso sí, cuando tengas noticias mías, intenta no darle ningún golpe de puerta a mis recuerdos. Piensa que hará días, meses o puede que años, que estarán vagando, agarrándose a cualquier excusa para poderse pronunciar, esperando que alguien los acoja, los escuche y los anime. Son esos recuerdos que fabricamos juntos, con las mismas manos que construimos un futuro que no sucedió, son esas anécdotas estúpidas que solo nos hacen gracia a ti y a mí, escritas en una lengua que ya nadie practica, otra lengua muerta en manos de un paladar exquisito. Dales cariño. Dales cualquier cosa, aunque solo sea tu atención.
Porque si algún día tienes noticias mías, querrá decir muchas cosas. La primera, que por mucho que lo intenté, no pude alejarme de ti tanto como quería. La segunda, que por mucho que tú lo desearas, tú tampoco te pudiste quedar tan cerca de donde alguna vez fuimos felices. Sí, felices. La tercera, que tu mundo y el mío continúan con pronóstico estable dentro de la gravedad. Y la cuarta -para hacer una lista finita-, que cualquier resta es en realidad una suma disfrazada de cero, un retorno a cualquier sitio menos al sitio desde donde se partió.
Nada de esto debería de molestar o alterar tu existencia el día que tengas noticias mías. Nada de todo esto debería de dejarte mal. Piensa que tú y yo lo superamos todo. Piensa que todo pudo ser y que todo se tubo, hasta el final.
A partir de ahora, tú tranquilo, que yo estaré bien. Me conformo con que algún día tengas noticias mías, me conformo con que alguien te vuelva a morder de alegría, tengo suficiente en saber que algún día mi nombre volverá a sonar en tus orejas y a entreabrir tus labios. Estos que ahora abres delante de cualquiera que explique cosas de mi.
Por eso, cuando tengas noticias mías, no seas tonto y disimula.
Haz ver que me olvidas.
Y terminarás olvidándome.
De verdad.

Dejo el bolígrafo en mi mochila y después doblo la carta, para guardarla en mi mochila. Oigo un claxon abajo y voy corriendo, encontrándome a Richard en su coche esperándome. Él se encarga de mi maleta y nos subimos al coche; dirección al aeropuerto.

-¿Tú también vienes?

Pregunto encendiendo la radio, él niega con la cabeza sonriente.

-Me quedo aquí de momento, Caroline ha contratado a unos hombres de California para que te acompañen.

Responde él conduciendo tranquilo y yo asiento. Rebusco en mi mochila y saco la carta, se la doy a Richard y él me mira confundido.

-¿Podrías dársela a Justin por mi?

Pregunto algo tímida y él asiente sonriente, para después guardarla en uno de sus bolsillos. Llegamos al aeropuerto y hay algunos paparazzis.

-¿Por qué Justin ha pasado otra noche en tu casa?

-¿Habéis estado solos?

-¿Estáis juntos de nuevo?

Me acribillan a preguntas mientras yo entro casi corriendo al aeropuerto, con Richard a mis espaldas. Veo a Caroline a lo lejos y me acerco a ella. La abrazo y después a Richard, quien se va.

-¿Preparada para tu nueva vida?

Pregunta ella emocionada mientras entregamos los billetes y empezamos a subir al avión.

-No querrás saber la respuesta.

Murmuro irónica y Caroline se ríe. Nos sentamos en nuestros asientos y después el avión empieza a llenarse. Algunas personas me hacen fotos o hablan entre ellas, pero al verme con cara de mala gana y los auriculares puestos supongo que deciden no hablarme.

4 horas después aterrizamos en California; el sol calienta mi piel y yo sonrío satisfecha por eso. Tres hombres vestidos de negro aparecen y Caroline los saluda sonriente, para que después ellos agarren las maletas y empecemos a andar hacia la salida. Veo que hay bastantes paparazzis fuera y yo salgo corriendo hasta el coche.

-¡Borde de mierda!

Oigo que me grita alguien desde fuera y yo bajo la ventanilla para enseñar mi dedo corazón y que los flashes no paren de salir. Caroline sube rápidamente mi ventanilla y suspira agotada.

Llegamos a un hotel, situado en el centro, y nos acomodamos en una habitación. Cuando decido salir a fumar al balcón, mi móvil vibra.

¿Qué está pasando ____? ¿Qué significa esa maldita carta? Justin xoxo.

Richard ha debido de entregarle la carta ya. Bloqueo la pantalla del móvil, y él empieza a llamarme. Me pongo en ajustes y silencio todas sus llamadas. Vuelvo a dejar el móvil encima de la mesa y recibo otro mensaje suyo.

Contesta al teléfono, por favor. Justin xoxo.

Abro Instagram cuando me llega una notificación de que me ha etiquetado en una foto y me encuentro con una foto que nos hicimos en el tour, de yo disfrazada de los años 80 y de él con un gorro. Leo la descripción: "What do you mean? #contéstame".

Vuelvo a entrar a la habitación y veo a Caroline corriendo de lado a lado, con ropa de deporte. La miro divertida y me cruzo de brazos.

-¿Qué haces?

Pregunto entre risas y ella empieza a dar saltos en el sitio.

-Necesito adelgazar 6 kg para la cena de esta noche.

Dice ella entre jadeos y yo empiezo a reírme.

-No vas a conseguirlo en una tarde.

Murmuro aún riendo y ella me mira mal.

-Querida, déjame soñar.

Just feel.  {Justin Bieber}Where stories live. Discover now