Just feel. {Justin Bieber}

Capítulo 25

-Lo hizo por tu bien.

Murmura Judie con la boca llena de comida y yo me encojo de hombros, destrozando con mis manos el taco que me ha dado. Le he explicado todo lo que vi al recordar; mi madre.

-Pero igualmente me lo borró de la mente Jud.

Respondo poniendo en mi boca un trozo de lechuga y mirándola a los ojos.

-Tu también quisiste borrar algunas cosas de la cabeza de Justin por su bien; no puedes culparla cuando tú quisiste hacer lo mismo.

Me reprocha ella terminando su taco y cogiendo otro. Suspiro y dejo los trozos de taco encima de la mesa. Me mira cabreada y se cruza de brazos.

-Come.

Ordena y yo la miro fastidiada.

-No tengo hambre aún.

Respondo apartando el papel donde he puesto el taco y bebo un poco de agua. Nos pasamos el rato hablando de ella y Max, en cómo de bien les van las cosas. Y entonces me entero de que sí que voy a dormir con Justin, solo que quería hacer cena de chicas. Al rato, ella se larga, dejándome con dos tacos encima de la mesa aparte del que he destrozado, y yo salgo del autobús en busca de tranquilidad. Empiezo a andar y veo que ya se ha hecho de noche, pero que aún hay fans detrás de la valla. Ellas me llaman emocionadas y yo me acerco, haciéndome algunas fotos.

-¿Qué os ha parecido el concierto?

Les pregunto sentándome encima de la valla y ellas resisten la tentación de agarrarme. Todas me responden a la vez y entonces veo como aparece Justin por la zona de parking y todas empiezan a gritar como locas.

-Tienes mucha suerte de estar con él.

Me dice una ya más mayor, y yo sigo mirando a Justin; sonriente.

-Lo sé.

Susurro bajando de la valla y diciéndoles adiós con la mano. Me subo al autobús y oigo la ducha; Justin debe de estar en ella. Me siento en uno de los sofás que hay y enciendo un cigarrillo. Minutos después, él aparece con una toalla en la cintura y el pelo mojado; me mira y yo le sonrío tímida.

-Quería matarte hoy.

Murmuro notando como el rubor sube a mis mejillas y él se ríe. Se acerca a mi y me da un beso en la frente.

-Te lo merecías... He leído tu diario.

Responde él entrando un momento a la habitación y apareciendo después con unos pantalones de deporte. Yo me tumbo de lado en el sofá, para verlo mejor.

-¿Sin mi permiso?

Pregunto confundida y él se encoge de hombros.

-Tu me lo diste, ¿recuerdas?

Responde Justin sentándose en la mesa y pone mi diario encima de ella. Abre una de las páginas y aclara su garganta.

-Querido diario, me las he tenido que arreglar. He debido decir "estoy bien, gracias" al menos unas 50 veces sin sentirlo ni una sola vez. Pero nadie se da cuenta. Cuando me preguntan cómo estoy lo que quieren realmente oír es una respuesta poco siniestra.

Lee él serio y yo intento esconder mi cara.

-Esto es del día que volviste aquí, yo fui una de las personas a las que le dijiste que estabas bien.

Murmura Justin algo triste y decepcionado, y yo suspiro. Nos quedamos un rato en silencio hasta que decido romperlo.

-¿Lo decías enserio?