Capítulo 50

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A la mañana siguiente estoy en la cocina de Christian, desayunando a regañadientes como siempre. Él me observa como un sicario que tiene su objetivo en la mira.

-Quieres azotarme otra vez -digo, mordiendo mi labio.

-Y tú te estás mordiendo el labio, o sea que lo deseas.

-Nah, estoy algo cansada. Si quieres puedes golpearme en las partes en las que mataste mis terminaciones nerviosas. Así no me dolerá.

-No lo haré. Te golpearé precisamente donde más te duele y te haré llorar sangre. Quiero hacerte daño, Anastasia. ¿Me vas a parar?

-Puedo llamar a la policía -digo, levantando el teléfono, pero él me lo quita de las manos.

Pongo mi mano en su cuerpo hercúleo.

-¿Qué estás haciendo?

-Quiero tocarte.

-¡No! Ya sabes que no me gusta.

-¿Y acaso tú piensas que me gusta ser azotada y latigueada todas las noches en vez de follar como la gente normal?

-¿De qué hablas? Pensé que te gustaba.

-No. Me siento igual que tú cuando trato de convencerte de ver Postdata: te amo en Netflix.

-Oye, oye, espera. No exageres, yo no te golpeo tan fuerte.

-¿Ah, no? Pues enséñame.

-¿Enseñarte qué?

-Enséñame lo mucho que puedes dañarme. Castígame.

-¿Qué?

-Quiero saber de una vez de qué eres capaz. Quiero saber qué esperas de mí.

-No creo que sea una buena idea.

-Hace un minuto querías hacerme llorar sangre, ¿no? Insisto.

-No, ya sabes lo que soy. Estoy jodido de la cabeza.

-No me importa. Quiero que me muestres. Tienes mi plena autorización.

Miro su hermoso rostro, Mantiene sus ojos en los míos, sin parpadear. Oh, es increíblemente guapo.

-Que conste que tengo tu total consentimiento, Anastasia.

Me lleva a otra habitación. Siento que mi Diosa Interior se quita los tacones y se pone sus Nikes para salir huyendo de mi cuerpo.

-Inclínate sobre el banco.

Obedezco. Tengo un mal presentimiento, aunque ya es tarde para arrepentirse. No, en realidad no lo es. Podría gritar "¡Rojo!" y ya, él se detendría, pero mi curiosidad hace años que venció a mi sentido común.

-Ahora, voy a golpearte 6 veces con este cinturón, y vas a contar conmigo.

-Ehh... ¿eso es todo? No sé si lo notaste, pero llevas días golpeándome.

-Sí, pero esta vez es diferente porque tendrás que contar los golpes, como el romano ese de La Pasión de Cristo.

-Oh. Bueno, dale.

Asumo posición. Pongo los ojos en blanco sabiendo que no puede verme (eso creo). Tomo aire y espero q... ¡Ahhhhhhh!

No oí venir el primer golpe.

-¡Cuenta, Anastasia!

-¡Un-no!

Me golpea de nuevo, como hombre. Como nunca se había atrevido antes. ¡Mierda, cómo duele!

-¡D-dos!

Su respiración es irregular y dura. Lo está disfrutando el muy hijo de...

-¡Ayyyyy! ¡Tres!

-¡Cuat-tro!

-¡Ci-ci-cinco!

Mi culo está en llamas.

-S-seis...

Noto que tiene una erección enorme y trata de abrazarme, pero yo no quiero nada con él.

-¡Déjame ir!

-Pero si sólo hice lo que me pediste.

-¿Esto es lo que realmente te gusta? ¿Yo, de esta manera? ¡Eres un jodido hijo de puta!

-Pues... sí. Se supone que yo soy el sádico y tú la masoquista, ¿no? Ana...

-¡No te atrevas a decirme Ana, Grey! ¡No te atrevas a decirme Ana! ¡Estás jodido de la puta cabeza y yo de mi maldito culo por tu culpa! ¡Ayyyyy!

Corro cuan rápido el trasero me lo permite a mi habitación. Guardo mis cosas (un par de consoladores y lencería comestible) y me apresuro en huir del manicomio.

Él me persigue hasta el elevador. Entro y él se queda afuera, acercándose lentamente, observándome con sus grises ojos desorbitados.

-No puedo permitir que te vayas viva.

-No puedo quedarme. Sé lo que quiero y no puedes dármelo y yo no puedo darte... lo que sea que tú necesites. Maldito loco de mierda.

Avanza otro paso.

-¡"Rojo"! ¡Digo, alto!

No puedo permitir que me toque ahora. Me mataría, y no en sentido figurado.

Mis ojos se llenan de lágrimas. Tal vez cuando se pase la hinchazón echaré de menos los golpes de mi 50 Sombras. Pero mientras tanto no puedo ser tan estúpida. Aunque el dolor de mi corazón sea mayor que el de mis moradas nalgas, debo alejarme.

-Christian.

-Anastasia.

La puerta del elevador se cierra y me-

-¡Khaaaaaaaaaan!


50 sombras de Grey: La versión de InciclopediaOn viuen les histories. Descobreix ara