Capítulo 39

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Tengo el corazón en la garganta. Me inclino un poco más adelante, al igual que las chicas que están a mi lado. De hecho, todas las mujeres presentes (y algunos hombres también) se acercan un centímetro más al escenario. Estamos todos expectantes para escuchar el discurso de Grey.

—Estoy profundamente agradecido a las autoridades de la Universidad de Washington por concederme hoy una rara oportunidad, justo este año, para deprimirlos con el dato verídico de que actualmente más de un billón de personas, principalmente en estercoleros tercermundistas como el África negra, Asia meridional y América Latina (pero no en los gloriosos Estados Unidos de Norteamérica), viven en el hambre y la pobreza extrema, debido a la no intervención del hombre blanco civilizado. No se dejen engañar, yo mismo he experimentado el hambre. Este es un proyecto muy personal para mí. Es por ello que mi compañía ha malgastado millones de dólares para erradicar el hambre y la pobreza en el mundo. Así que recuerden eso cuando se estén dando un festín esta noche, celebrando su graduación.

Mi mandíbula cae literalmente al suelo. ¿Qué? ¿Christian pasó hambre? ¿Es que ha debido esperar de más en los restaurantes? Si no, no me lo explico. ¿Qué clase de vida tuvo mi pobre 50 Sombras antes que lo adoptaran los Grey? Bueno, supongo que esa debe ser la raíz de su obsesión por sobrealimentarme.

Luego de una ovación que se extiende por más de media hora (incluso Kate aplaude), Christian vuelve a su lugar. Uno de los vicerrectores comienza la tediosa tarea de repartir los diplomas. Son más de 400 títulos, por lo que transcurre más de una hora antes que pronuncie mi nombre. Me abro paso entre dos chicas que ríen tontamente, y es el propio Christian quien me entrega el diploma. Mierda.

—Felicidades, señorita Steele —dice, estrechando mi mano.

Siento una corriente eléctrica que me paraliza.

—¿Tiene problemas con su laptop?

—¿Qué? N-no...

—¿Entonces por qué mierda ignoras mis correos?

—Hablemos de esto más tarde —susurro y me doy cuenta que estoy demorando la fila.

Christian frunce el ceño y después me ignora durante el resto de la ceremonia, que se extiende por otra interminable hora. Mi Diosa Interior no está contenta.

Al finalizar, Kate se me acerca.

—Christian me envió. Quiere hablar contigo —dice.

Nada de "felicitaciones" o algo así. Las dos chicas que estaban al lado mío quedan boquiabiertas.

Antes de poder dirigirme hasta donde está él, Christian aparece de la nada, me sujeta violentamente del codo y me arrastra a un camarín de hombres. Luego de asegurarse de que está vacío, cierra la puerta con seguro. Huele muy mal aquí adentro, pero no es el olor lo que me preocupa.

Mierda mierdal.

—¿Por qué no has respondido mis correos? ¿Ni mis mensajes de texto?

—Hoy no he revisado mi...

—¿Por qué?

—No he tenido tiempo... fue un gran discurso, por cierto.

—Lo sé.

Desliza una mano por su cabello, exasperado.

—Anastasia, he estado preocupado por ti —dice, con los ojos desorbitados.

—¿Por qué?

—Porque anoche insististe en conducir sola en esa trampa mortal que llamas "auto".

—¿Qué? No es una trampa mortal. José lo revisa periódicamente...

—¿El fotógrafo? —ruge mientras sus ojos se entrecierran y su cara se congela.

Oh, remierda.

—Sí... Wanda le perteneció a su madre y...

—¿Su madre? ¿No me dijiste que era un regalo de tu padrastro? ¿Por qué me mientes así? —exclama, echando espuma por la boca.

Por Dios...

—Anastasia, necesito una respuesta. La espera me está volviendo loco.

No creo que sólo sea la espera.

—Christian, yo... mira, dejé a mi padrastro solo, seguramente me ha de estar buscando para felicitarme por...

Mañana. Quiero la respuesta mañana.

—Bien... te daré la respuesta mañana.

—Bien... bien... —dice, paseándose de un lado a otro.

Se aleja, contemplándome fríamente y por fin sus hombros se relajan.

—¿Quieres una copa?

—Debo volver con mi...

—¿Tu padrastro? Quiero conocerlo.

Oh, no... ¿por qué?

—No creo que sea una buena idea, Christian.

—¿Por qué no? ¿Acaso te avergüenzo? —repone severamente mientras le quita el seguro a la puerta.

—¡No! Es sólo que... ¿cómo te presento? "Ray, este es Christian Grey, el multimillonario sádico que me desvirgó y que quiere introducirme al sadomasoquismo".

—No es una mala presentación.


50 sombras de Grey: La versión de InciclopediaWhere stories live. Discover now