Capítulo 44

850 32 0
                                    

Empiezo a llorar, una vez más. En eso aparece Kate con una sonrisa que se borra apenas nota mi cara hinchada y llena de lágimas y mocos.

—Ana, ¿qué ocurre? No me digas: ¿Fue ese cabrón bien parecido, verdad?

—No es nada, Kate. Ya se me pasará. Soy mujer y las mujeres lloramos por todo.

—¿Por qué te acaricias tanto el trasero, Ana? ¿Te golpeó?

—No... me caí. Ya sabes cómo soy de distraída —miento, mordiendo mi labio.

—Sí, lo sé. Ay, no me gusta verte así. ¿Qué tal si bebemos un poco de vino? ¡Anímate, hay que celebrar!

¿Vino? Ugh...

Después de beber con Kate (y de vomitar media hora en el baño), vuelvo a mi habitación. Estoy tan... sé que es tarde, pero decido llamar a mi madre.

—¡Ana, cariño! Ray me lo contó todo. ¿Por qué no me habías dicho que tenías novio? ¿Y que encima era Christian Grey?

—Lo siento, mamá.

—Cariño, tienes que contarme todos los detalles. ¿Por qué no me vienes a visitar?

¿Viajar a Georgia? Sé que a Christian no le gustará la idea, pero no me haría mal huir a Georgia por unos días. Tomar el sol, algunos cócteles, los fríos abrazos de mi madre...

—Creo que... sí, sería lo mejor. Aunque nos conocimos hace apenas 3 semanas, estoy muy enamorada de este hombre... pero creo que no conectamos. No tenemos nada en común, su mundo es tan diferente al mío y me obliga a hacer cosas que no quiero por...

—Pero tiene dinero, cariño. Mucho dinero. Es Christian Grey, por el amor de Dios. Y yo algo de experiencia tengo con los hombres exitosos. ¿Sabías que tu padre biológico inventó el rascaespaldas de plástico? Bueno, no él, pero sí le dio la idea al sujeto que lo inventó.

—Lo sé, mamá.

—Además necesitas un descanso. Has estado trabajando muy duro, cariño.

En ese momento me llega un correo de Christian.

—Mamá, debo colgar.

—Está bien, cariño. Entonces, ¿vienes?

—Creo que sí.

—¡Qué maravilla! Entonces nos vemos pronto. Descansa, te quie-

Cuelgo y abro el correo.

De: Christian Grey

Asunto: Tú

Fecha: 26 Mayo 2011 23:14

Para: Anastasia Steele

Duerme. Mañana tienes cita con la doctora Greene. Si no lo haces, estoy tentado a conducir de vuelta hasta tu casa para asegurarme de que no te sientes durante toda una semana, en vez de sólo una tarde.

Christian Grey

Gerente General, Grey's Multinational Corporate Enterprises Holdings, Inc., Co.

Ni siquiera me pregunto cómo sabe que no estoy durmiendo. Me limito a obedecer. Apago la luz de la mesa de noche y miro hacia el techo. Ha sido un día largo, un dolor emocional tras otro. Dios, cómo me duele el culo. Debo dormir de lado. ¿En qué estaba pensando Christian? Nunca me habían dado nalgadas en mi vida. ¿En qué me he metido? Me he enamorado de un sádico. Decido no darle más vueltas e intento dormir, pero...

—¿Qué mierda haces aquí? ¡Desde que te conoció llora todo el tiempo! ¿Qué le has hecho ahora? ¡Lárgate, no puedes entrar!

Es Kate. Parece estar discutiendo con alguien. ¿Con quién? ¿Elliot?

De repente, Christian irrumpe en mi habitación echando la puerta abajo.

—¿Christian? ¿Qué estás haciendo aquí? —jadeo entre sollozos y frunciendo el ceño.

—¿Quieres que eche a este imbécil hijo de puta? —pregunta Kate irradiando hostilidad termonuclear.

Christian se voltea hacia Kate, totalmente fuera de sí, al oír que lo ha llamado así. Yo niego con la cabeza y ella pone los ojos en blanco en plan "really, nigga?". Mierda, yo no haría eso en su lugar...

—Sólo grita si me necesitas —dice mientras me deja a solas con el Sr. G.

Estoy paralizada. Mis lágrimas dejan de caer por el terror que siento.

—¿Qué haces aquí, Christian?

—Dijiste que querías que me quedara, así que aquí estoy.

—Eso fue hace 2 horas.

—Y ahora te encuentro así, llorando como si te hubieran golpeado. ¿Es porque te golpeé?

—Pensé que estaría bien...

—Pensar. Pensar. Te dije que no me gusta que pienses, Anastasia. ¿Cómo te sentiste mientras te golpeaba?

Lo miro de reojo y está con el ceño fruncido, con una expresión sombría en los ojos.

—No estoy segura de que me guste ser fustigada, azotada o castigada físicamente todas las noches.

—No se supone que te deba gustar, Anastasia.

—¿Y por qué te gusta? ¿Por qué te gusta golpearme?

—¿Realmente quieres saber?

Frunce el ceño severamente, como advirtiéndome que estoy preguntando demasiado.

—¿Vas a pegarme otra vez?

—No esta noche.

Mi Diosa Interior da un suspiro de alivio.

—Te golpeo porque me gusta el control que me da. Disfruto castigándote. He querido azotarte desde que entraste a mi oficina. Me excita arruinarte la piel y sacarte sangre. Me excita muchísimo tu sufrimiento —murmura con dulzura.

Frunzo el ceño y me retuerzo bajo su mirada siniestra. Me seduce.

—Ahora duérmete. Si vas a llorar, llora frente a mí —dice, mientras se lleva una mano a la entrepierna.


50 sombras de Grey: La versión de InciclopediaWhere stories live. Discover now