Capítulo 12

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Alguien golpea la puerta. Observo por el ojo mágico. Justo cuando estoy por llamar a la policía, me doy cuenta que el frijolero que pretende invadir nuestra residencia es José. Trae una botella de tequila en la mano.

—¡Quiúbole, señoritas! ¿Están listas para una noche de mucho bueno fiesta? ¡Ándale, ándale! ¡Arriba, arriba! ¡Yeeeepa!

Decidimos salir los tres a un bar para celebrar. José aún no se gradúa, pero para él todos los fines de semana son 5 de mayo. El bar está lleno de universitarios ruidosos y borrachos. Creo que yo misma ya estoy borracha. El champagne añejo de Kate más el tequila de José están empezando a hacer efecto. No lo sé, jamás me he emborrachado. Ni siquiera había probado el alcohol hasta hoy. Es casi como si nunca hubiera pasado por la universidad.

—¿Y ahora qué, señorita? —me pregunta José, envolviendo mi cintura con su brazo.

—Bueno, ahora Kate y yo nos mudaremos a Seattle por... alguna razón.

—Órale. Pero estarás de vuelta para asistir a la exposición fotográfica de tu carnal José, ¿no? —pregunta, acariciando mi cuello.

—Por supuesto, José. Eres mi amigo, ¿no? Para eso están los amigos. Tú sabes que te quiero mucho, amigo.

—Significa mucho para mí que estés allí, señorita Ana —me susurra, casi lamiendo mi oreja.

—¡Debo ir al baño!

Me libero del agarre de José y avanzo a tropezones entre la multitud de ebrios, tambaleándome. Se siente raro entrar a un baño público sin Kate. Tomo mi celular y reviso el registro. José, Kate, Mamá, Mamá, Mamá, Mamá, Mamá... y hay un número misterioso que no conozc... ah, claro, Grey, por supuesto. Debe estar durmiendo a esta hora. Me río tontamente sin motivo. Marco.

—¿Anastasia?

—La mishma que vishte y calzha, shenior Grish. Já.

—¿Anastasia? ¿Estuviste bebiendo?

—¡Ding ding ding! ¿Gué tedemosh pada él, Johnny? ¡Ahhhhh, ya shé! ¿Gué tal unosh librosh de Shtefnie Meier? Ashí comprobaremosh el mito urbano que dishe que el shenior Grey no esh tan shenior como nosh quiede hasher creer

—¿Dónde estás?

—En... en un.... baaaaar

—¿Qué haces bebiendo en un bar un viernes por la noche? ¿En cuál bar?

—En el bar "besha mish nalgash, shenior gontrolador"

Iré a buscarte.

Clic.

¡Já! Siempre tan dictatorial ese Grey. Y ni siquiera me dijo algo por los libros. Frunzo el ceño. Vaya si estoy borracha. Bueno, supongo que ese era el objetivo de esta noche, ¿no? Emborracharse como si no hubiera mañana. Pues entonces misión cump...

Acabo de llamar a Christian Grey.

Mierda. ¡Mierda reputísima y santísima! ¡Y vendrá a recogerme! Mi corazón late con fuerza. Esperen. No, es imposible que un tipo importante como él viaje desde Seattle hasta Portland sólo para sacarme de un bar. Además ni siquiera sabe en qué bar estoy. Sólo trata de jugar juegos mentales, atormentarme y hacerme sentir asfixiada, por alguna razón. Hmm... tequila.

Vuelvo a la barra para pedir un tequila, mientras bajo una cerveza.

—¿Dónde estabas? —pregunta Kate. Está coqueteando con un tipo que no conozco.

—Eshtaba en la fila del banio. Shaldré a tomad un poco... de aire.

—Debilucha.

—Perra.

Me abro paso entre la multitud, de nuevo. Estoy mareada, tengo náuseas y me siento aún más torpe de lo normal. El aire congela mi cara y seca mi nariz. Lo veo todo doble y borroso. No puedo aguantar las ganas de vomitar.

—¿Señorita Ana, estás bien?

José. Debe haberme seguido.

—Shí, eshtoy... eshtoy... bien.

—Órale, yo también. ¿Necesitas ayuda?

—Te dije gue esht.... ¿Gué eshtásh hashiendo? —exclamo, haciendo la cobra, cuando José pretende unir sus tercermundistas labios a los míos.

—Señorita Ana, tú sabes que me gustas muy requetemucho. Y, pos, nomás te pido un besititito, ¿vale? Ándale, por favor, no seas gacha.

—No, Joshé, detente...

—Ándale, cariña. No seas malita, wey.

—Hey, Juan Valdez, creo que la señorita ha dicho que no.

Tan sólo con oír la voz firme y masculina de Grey, los testículos de José caen rodando por sus pantalones. El pobre sale corriendo a lo Speedy González hasta perderse de vista.

Mierda. Doble mierda. Está furioso.

—G-Grey —digo, sorprendida, pero un chorro de vómito sale disparado de mi boca.

Todo se pone negro.


50 sombras de Grey: La versión de InciclopediaWhere stories live. Discover now