Capítulo 17

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Logro convencer a Christian de que me acompañe a la puerta del apartamento justo a tiempo para sorprender a Elliot dándole a Kate como bombo apache en pleno comedor. ¡Oh, por Dios! ¡Pero qué zorra, si apenas lo conoce!

—¡Heyyy, Sr. Grey, señorita Steele! —dice Elliot cubriéndose abajo con uno de los libros que me regaló Christian.

Jamás volveré a leer Eclipse.

Reconozco en Elliot al sujeto con el que Kate estaba "conversando" anoche en el bar cuando salí del baño. Ahora que lo veo bien, noto que es casi igual de alto, musculoso y rubio que Christian, pero obviamente no es ni la mitad de guapo. Lo único que delata su origen como hijo adoptivo son sus ojos, azules. Tiene un aire a Ryan de Brothers & Sisters, con la personalidad de un mal imitador de Matthew McConaughey.

Kate se viste rápidamente al ver que estoy acompañada ni más ni menos que de Christian Grey. A pesar de la vergüenza, lleva en su rostro una sonrisa ridícula muy poco... Kate-esca (¿está bien dicho?), y a pesar de las ojeras provocadas por la falta de sueño, el alcohol y el sexo desenfrenado con un desconocido, luce muy atractiva.

—¡Hola, Ana! —me saluda Kate, pero aún bajo su sonrisa sé que no está nada contenta de verme con Christian.

Pero, ¿por qué? Me mira como si tuviera el síndrome de Estocolmo o algo así. Christian tampoco está muy contento de ver a Kate.

—Señorita Kavanagh.

—Christian, viejo, se llama Kate —repone Elliot, mientras le da una nalgada a Kate y enciende un cigarrillo con un aroma bastante herbal y penetrante.

—Kate —corrige con falsa amabilidad.

Noto que se le hincha una vena en la frente.

—¡Hola, Ana! —me saluda Elliot con una sonrisa mientras se viste. Sus ojos azules brillan bajo el adormecimiento provocado por el extraño cigarrillo que fuma.

—Hola, Elliot —le sonrío, mientras muerdo mi labio.

Christian se ve molesto, casi como si no quisiera que hablara con otras personas.

—Elliot, vámonos —ordena Christian, dando media vuelta de regreso a la limo.

—Seguro, viejo.

Elliot toma a Kate de la cintura y le da el beso más húmedo y apasionado que he visto en mi vida, metiéndole la lengua incluso en la nariz.

—Laters, baby —le dice a Kate, guiñando el ojo y sonriendo. El brillo de sus dientes me ciega por un momento.

—¡Elliot!

Cuando por fin se van, Kate se queda pegada a la ventana, llenándola de vaho, viendo cómo se aleja la limusina gris más cargada de testosterona de la historia.

—Oh... por... Dios. ¡Ana! —chilla, aplaudiendo y saltando como una niña pequeña.

—No quiero escucharlo, Kate. Debo arreglarme para trabajar —digo, y me encierro en mi cuarto dando un portazo.

Maldita Kate. ¿Por qué ella sí se pudo acostar con un Grey? Bueno, sí, yo también me acosté con uno, pero no tuvimos sexo. Ardo en envidia, pero soy demasiado orgullosa para... no, la verdad es que no soy orgullosa. Ni siquiera tengo personalidad. Pero aún así, jamás le diría a Kate que no pasó nada entre Christian y yo más allá de una violación bucal con su lengua. Esa perra. Sólo porque es más hermosa, sexy, simpática e interesante que yo.

Te recogeré en Clayton's a las 8 en punto y te llevaré en helicóptero a Seattle. Las palabras de Christian resuenan en el hueco vacío de mi cabeza. Son muchas emociones a la vez, considerando lo ridículamente aburrida que había sido mi vida hasta ahora. ¡Mierda ultraputísima! ¡Firmaré un contrato con Christian Grey!

Te recogeré en Clayton's a las 8 en punto.

Te recogeré en Clayton's.

Te recogeré.

Te cogeré.


50 sombras de Grey: La versión de InciclopediaWhere stories live. Discover now