Proctólogo

7.1K 150 13
                                    

¡Hola, amigas (y amigos que se han visto obligados a leer mis libros)! Me llamo E. L. James, también conocida como Snowqueens Icedragon y Ebony Dark'ness Dementia Raven Way. Uno de los beneficios de ser una ama de casa frustrada sexualmente es que me da mucho tiempo para fantasear con hombres que no se acostarían conmigo ni aunque les pagara, así como de navegar en internet por horas y horas. En una de esas largas noches sin sexo, descubrí un sitio donde adolescentes hiperhormonadas y viejas insatisfechas como yo saciaban sus tristes fantasías de ser penetradas por personajes literarios.

La verdad es que hacía ya tiempo que yo misma me había encontrado fantaseado con un libro que encontré debajo de la cama de uno de mis hijos: Crepúsculo. ¡Nunca había leído literatura de tanta calidad! Se los digo, Stephenie Meyer es la Jane Austen.... ¡no! ¡es la Shakespeare (¿lo he escrito bien?) de nuestra generación! Los libros de Coelho y Deepak Chopra nunca me excitaron tanto como esta hermosa historia de amor. Y el culpable era uno solo: Edward Cullen... ¡mierda jodida! ¡de sólo leer su nombre sentía que mis ovarios implosionaban! Ay, sólo Dios sabe cuántas veces me encerré en el baño para leer la saga completa sosteniendo el libro con una sola mano... (la otra mano la usaba para comer helado).

Sin pensarlo, decidí escribir una de mis fantasías recurrentes, esas que las jovencitas llamaban fanfictions, y la publiqué en el sitio. Llevaba por título Master of the Universe, en homenaje a esa serie animada homoerótico-sadomasoquista que mi esposo veía en los '80. Los protagonistas de la misma eran mi amado Edward Cullen, que dejó de lado su siglo de celibato para volverse un vampiro sádico sexual, y Bella Swan, ahora convertida en ama de casa cuarentona con sobrepeso (después tuve que cambiar eso por presiones editoriales). El relato fue un gran éxito (y eso que no incluí escenas yaoi entre Edward y Jacob), así que me dije a mí misma, en voz alta como una loca: "E. L., ¿y por qué no ganar dinero con esto de los fanfictions, como lo hizo el mocoso que escribió Eragon?"

Pero cuando los abogados de Stephenie Meyer amenazaron con demandarme por plagio vi que las 1.500 páginas que había escrito bastaban para defenderse por sí mismas como una trilogía, tuve que darle a "Buscar" y "Reemplazar con..." en Word para modificar los nombres de los personajes.... ufff... ¡me tomó casi 5 minutos completos! Fue una verdadera tortura. Ahora Bella y Edward se llamarían "Anastasia Steele" (era el nombre que iba a usar cuando pensé en hacerme actriz porno, jiji) y "Christian Grey", respectivamente.

Llevé los tres libros a Vintage Books (una editorial que quedaba justo detrás de un cine para adultos) y a los pocos meses, a pesar de la cara de asco que puso el editor cuando leyó mis manuscritos por primera vez, se vendieron como pan caliente. ¡Bingo! Ahora soy millonaria.

Después de recibir un buen incentivo por parte de uno de sus inciclopedistas, les traigo, en exclusiva, el primer bosquejo de lo que más tarde se convertiría en el mayor fenómeno literario del siglo (ay, siempre quise decir eso): 50 sombras de Grey.


50 sombras de Grey: La versión de InciclopediaWhere stories live. Discover now