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↳ Todos llevamos dentro el cielo y el infierno— Oscar Wilde

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Todos llevamos dentro
el cielo y el infierno
Oscar Wilde














Cuando le fue posible despertarse, Julie abrió los ojos tallándoselos. Tenía varias llamadas perdidas de Matías, una de Bayona el cual tuvo mucho miedo ya que se había quedado dormida pero en cuanto leyó los mensajes se tranquilizó, le estaba dando a la chica una semana de descanso por si esfuerzo y para que tuviera energías cuando comenzasen a grabar.

Tenía las llamadas de Matías, dos de Enzo, una Fran, como cinco de Juani y tres de su hermano Nico, a quien no le devolvió la llamada y mucho menos le había escrito.

Ya era tarde, por ahí de las cinco cuando se despertó. Decidió tomarse una ducha para que su cuerpo se sintiese refrescante, se colocó una blusa café de cuello alto con un pantalón de algodón gris, y aunque estuviera en sus días, no le incomodaba demasiado. No era agresivo.

Tomó su cartera, su móvil y su tarjeta para salir de su habitación y caminar directo al elevador, los chicos a esa hora, se encontraban en el gimnasio ya con su rutina para ponerlos en forma para la montaña. Julie estaba que se moría de hambre, necesitas comer algo con grasa de inmediato.

Ahí mismo en el hotel, se dirigió a la cafetería, la gente era poca, tomó asiento en una mesa en la Terraza que le daba una gran vista hacia las montañas con nieve, las personas que esquiaban y mas. Le tomaron la orden, pidió una carne acompañada con ensalada, para tomar se había pedido una agua de naranja natural, y aunque se le había antojado la malteada que Matías prometió, tomar algo con leche no le iba a favorecer a su estado de ánimo como tal.

Hacía frío, demasiado. Por lo cual cada minuto que pasa allí le recorría una oleada de frío en su espalda, haciéndola temblar y retorcerse.

El mensaje que le había mandado Bayona decía que le habían dicho que ella se sentía mal, agotada emocionalmente, no más. Por lo cual el le decidió dar una semana de descamo para que se recuperase, aún así eso le dio a los que maquillaban y a los estilistas especialmente, aunque, tenían que estar viendo cómo iban a maquillar a los chicos para cuando estuvieran en la montaña.

Al terminar de desayunar/comer/cenar. Julie pagó su cuenta, se quedó un rato más allí a ver cómo anochecía. Su móvil en la mesa vibró, era un mensaje de Matías.

Mati🤍
boludaaaaaa,
¿como te sentís? acabo de
ver que tu última conexión fue
hace una hora, ¿vas bien?

Julie🎀
Hola Matt-Matt
me siento bien, creo, dolor de
cabeza pero solo un poco.

Mati🤍
Ay mi nena apestosa,
¿querés que te compre algo?
¿o que salgamos a caminar? no me lo
podes negar.

Locos | Enzo VogrincicWhere stories live. Discover now