54: Cobarde.

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—Estoy nerviosa —admití mientras la doctora se reía un poco y me colocaba un poco de gel sobre el abdomen.

—Relájate Cassie, ¿Estás casada que no? —asentí aferrándome a la tela de mi blusa—. Tranquila, en un momento me traerán tus resultados y aparte echaremos un vistazo en lo que esperamos, ¿no lo decidieron como pareja?, ¿o por qué estás tan nerviosa? Cuéntame, descarga tu angustia conmigo.

Suspiré y le sonreí. Pues se verdad me agrada esta doctora, sabe que decir y como relajarte—. No lo planeamos, de hecho, jamás hemos tocado el tema de hacer más grande nuestra familia.

Asintió y colocó el ultrasonido sobre mi piel—. ¿Y alguna vez se cuidaron?, ¿condón?, ¿pastillas?

Mordí mi labio inferior y sentí la sangre subir a mis mejillas—. La verdad no.

Asintió de nuevo—. Pues si ninguno de los dos planteó el cuidarse, quizás los dos querían, pero jamás lo mencionaron.

Asentí—. Quizás —suspiré.

Me sonrió—. Bueno Cassie, creo que tengo la respuesta —me miró y sentí el corazón latirme con tanta fuerza—. ¿Lista para saber si estás embarazada?

Jack Johnson

—Tardan mucho —me quejé para mí mismo, suspiré y pasé la mano por mi cara.

—¿Johnson?

Levanté la mirada rápidamente para ver a la persona que me había llamado.

—Nathan.

—¿Qué tal? —me preguntó con una sonrisa ladina surcándole el rostro y esa misma acción me hizo fruncir un poco el ceño. Las cosas entre nosotros ya daban igual, había paz, pero no una amistad.

—Pues mi esposa está ahí dentro y lleva buen rato —señalé la puerta.

—¿Por qué? —frunció el ceño.

—Dolor de estómago.

—Ah —rio relajando el semblante—. Se pondrá mejor.

Asentí—. ¿Y tú?, ¿qué haces aquí?

—¿Te sorprende? —me preguntó elevando una ceja mientras sonreía un poco.

Sonreí—. Sí.

—Pues he aquí. Nathan —se señaló a sí mismo—. Tiene trabajo.

Enarqué ambas cejas—. Wow, Nathan. Felicidades, ¿qué haces? ¿dar las pastillitas? —bueno me vi algo rudo.

Se rio—. No Jack, soy interno.

¡Boom!

—Ah, y yo soy encargado de una importante empresa y yo si tuve la modestia de hacerlo saber para no dejar en ridículo.

Él rio con ganas y lo acompañé en la risa.

—Jamás te lo dije porque siempre que hablamos terminábamos peleando, y siempre es por la misma razón.

La puerta de donde estaba Cassie se abrió, y ella apareció. Como si hubiese sido llamada, la manzana de la discordia entre Nate y yo.

—Cassie —dijimos Nathan y yo al unísono. Nos miró confundida y apretó un poco los labios.

—¿Todo bien?, amor —le pregunté acercándome a ella.

—Sí —me sonrió y su sonrisa me pareció falsa por lo que fruncí el ceño—. Hola Nate.

—Hola —le sonrió.

—Bueno, ya nos tenemos que ir —anuncié mientras tomaba su mano, me sonrió y asintió.

Ramé (PROXIMAMENTE NUEVA VERSION)Where stories live. Discover now