52: "Nada grave".

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Siempre seré fiel creyente de que no existe mejor sensación que la de sentirte en paz, sentir como tu cuerpo recupera el aire y como la presión en el pecho se marcha.

Habían pasado semanas desde la muerte de la mamá de Jack, aprendimos a vivir con ello porque es un dolor que jamás se irá. Ése vacío que dejó Roselen Williams de Johnson jamás podrá ser reemplazado con nada. Vive en nuestros corazones hasta la eternidad. Justo ahora, estábamos Jack y yo en la cocina, preparábamos la comida, él se encargada del plato fuerte y yo de los acompañantes que en este caso sería una ensalada. Tarareaba una canción, ante mis ojos quedó su espalda fornida.

Escuché el sonido de la carne freírse en el sartén y como emanaba ése olor que siempre me pareció delicioso, pero justo hoy fue diferente. Sentí como el estómago me dio vueltas irreversibles, el asco intenso y unas ganas absurdas de vomitar. Lancé el cuchillo llamando la atención de Jack por el estruendo que ocasionó, me cubrí la boca con la palma de mi mano y salí disparada al baño de visitas.

Vomité, cada arcada me humedeció los ojos y las lágrimas brotaban de mis ojos, cuando terminé me enjuagué la boca, suspiré y me giré para salir, pero di un respingo al encontrarme a Jack parado con los brazos cruzados y su hombro recargado contra el umbral.

—Me asustaste —emití sosteniendo mi pecho.

—¿Estás bien? —frunció el ceño y se acercó.

Hice una mueca—. La verdad, no. Es la segunda vez esta semana, creo que no debí desayunar tan pesado...

Asintió con el ceño aún fruncido—. ¿Te duele el estómago?

—Sí.

—Vamos con el doctor.

—No, no creo que sea para tanto.

—Cassie, andando.

—Jack, hablo en serio.

—No me voy a arriesgar a que empeores —pronunció tomando las llaves.

Sonreí. Pues su preocupación me daba un vuelco y sentía las mariposas revolotear.

Se preocupa mucho por mí.

—Por favor —suplicó y tomó una de mis manos con delicadeza.

—Está bien —mascullé—. Deberías de dejar de preocuparte tanto por mí.

Sonrió de costado—. Jamás, recuerda en la salud y la enfermedad, hasta que la muerte nos separe.

Sonreí y me acerqué a él—. No, Jack —susurré a centímetros de sus labios, él frunció el ceño—. Ni siquiera la muerte nos podría separar.

Él sonrió y me dio un abrazo que me hizo sentir completa.

°°°

Odiaba los hospitales infinitamente.

Es el peor lugar, en mi opinión es el lugar más claustrofóbico no es que sea pequeño, es que ver la misma habitación y el hecho de saber que no te puedes levantar de la cama es agobiante, en cambio si estás en tu habitación, en tu casa es diferente.

Por eso los hospitales son parte de mi lista de cosas que más odio. Por deprimentes, agobiantes y claustrofóbicos.

—¿Cassie Clark? —preguntó el doctor saliendo de su consultorio.

En ése momento sostuve el asiento con mis manos, no iba a levantarme. El corazón me latía con tanta fuerza y el pánico se apoderó de mí.

—Cassie nos toca —susurró y Jack se levantó.

Ramé (PROXIMAMENTE NUEVA VERSION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora