40: Por que eres mi mejor amiga y te amo.

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—Quiero que me digas que hay entre Sam y tú.

Fue mi sutil manera de interrogarla, una manera directa y sin filtros. Ambas nos dejamos caer sobre mi cama. Atisbé la chispeante mirada divertida de Zoe.

—Pues nada —rio entre dientes haciéndome entornar la mirada—. Solo amigos.

Fue inevitable no poner los ojos en blanco—. Si, ajá. "Solo amigos"—hice comillas en lo dicho—. No seas zorra y dime la verdad.

Rodó los ojos divertida—. Te estoy diciendo la verdad —rio.

—Tienes que decirme qué pasó, me estas ocultando algo —la miré a los ojos tratando de buscar algún indicio de culpa o remordimiento por ocultarme las cosas.

Pero me encontré con sus mejillas como un par de tomates.

Umh... divertido...

—¿Por qué quieres saberlo? —se sonrojó.

Sonreí en grande—. Porque eres mi mejor amiga y te amo —era la verdad—. Aparte que tú me atacaste a mi hasta que te contara, ésta relación tiene que ser recíproca.

—Bien —bufó—. Nos besamos, pero llegamos a un grado mayor.

—¿¡Qué!? —grité y mis ojos se abrieron como dos platos.

—¡Sh! —me cubrió la boca—. No es lo estás pensando asquerosa —rio—. Solo fueron ya sabes, las camisetas fuera y uno que otro toqueteo.

—¡Dios, Dios, Dios!, ¿¡Qué rayos los detuvo!? —exclamé en susurro mientras me abanicaba con mis manos.

Soltó una agradable carcajada—. El vecino de habitación de hotel, quería azúcar, azúcar le di —dijo fingiendo molestia.

—¿Qué? —reí confundida.

—No me tomé la molestia de ponerme la camiseta de nuevo. Quería que supiera que nos interrumpió, tomé la bendita azúcar y se la estrellé en el pecho, de eso cerré la puerta volví con Sam quien ya se había vuelto a poner su camiseta y eso me hizo perder esperanzas de que hubiera querido tener algo conmigo.

—¡Zoe! —me quejé—. Tírate a él amiga.

—No soy Annie. Aparte, quizás en ese tiempo en que le di azúcar al vecino, razono bien lo que hacíamos, quizá pensó que no... no era lo correcto.

Reí.

—No vuelvas a decir algo como eso —sentencié señalándola con mi dedo—, eres Zoe Benson, mi perra mejor amiga malditamente sexy, loca, y tierna.

Ambas reímos.

Se puso de pie soltando el aire de sus pulmones, se acercó a mí rodeándome con sus cálidos brazos y besó mi cabeza—. Me tengo que ir, muero de sueño y Sam me espera.

—¡Y aun así te atreves a negarlo! —exclamé en reproché dándole una palmada en el trasero—. Maldita.

Eso le sacó una carcajada, se separó de mí arrastrando sus pies hasta que llegó a la puerta, antes de abrirla me miró por sobre su hombro, con aquella sonrisa cómplice, y luego de eso se tomó la libertad de levantarme el dedo. Le saqué la lengua juguetona y se volvió al frente.

Giró el pomo y justo cuando esta cedió, dos cuerpos impulsaron la puerta para que se abriera de par en par y justo ahí, a los pies de mi mejor amiga, cayeron los dos cuerpos llenos de testosterona: Sam y Jack.

—¿Qué demonios hacen? —pregunté mientras me incorporaba de la cama de inmediato. Fijé mis ojos en Jack, quien lucía juguetón, pero a la misma vez en apuros.

Ramé (PROXIMAMENTE NUEVA VERSION)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz