34: ¿Qué da tanta risa, Johnson?

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—Sam, deja eso —refuté frustrada, viendo como el novio -o casi novio- de mi mejor amiga retrocedía diez años en dos segundos—. Es una idiotez.

Me miró como si me hubiera salido otra cabeza—. Hey, es divertido —bufó sumergiendo de nuevo su mano en el jarrón con esferas de gel.

Resoplé y torcí los ojos—. Si, wi qué diversión, pero ya.

Me miró y frunció el ceño, disgustada por mi tono de voz tan pesado—. Hey —rio—. Entiendo que estás celosa por lo de Jack, pero no te desquites conmigo.

Gruñí—. Sam, no son celos. Estoy molesta —repliqué mientras apretaba los dientes.

—Estás celosa —canturreó burlándose.

—En mi defensa, él es más celoso que yo. Y yo no estoy celosa.

Se rio y meneó la cabeza mientras que sacaba su mano del jarrón y la secaba contra sus pantalones—. No, tú eres la celosa aquí —y ese comentario me hizo suspirar hastiada, lo observé acercarse a mí y sentarse a mi lado—. Bien Cassie —soltó al notar mi molestia—. ¿Y dónde está él?

Me encogí de hombros y agradecí internamente que cambiara un poco el tema—. No lo sé, supongo que en su habitación —espeté recargando mi espalda contra el sillón.

—Ve por él.

Fruncí el ceño y lo miré de mala gana—. No, ni loca —rebatí haciendo una mueca.

Dejó escapar un suspiro, sonoro y casi exhausto—. ¿Sabes?, a veces odio tu orgullo —admitió y se levantó del sillón—. Y no es personal, también odio el de él.

—¿A dónde vas? —pregunté confundida con el ceño aun contraído.

—A buscar al <<ojos de aceituna>> —respondió mientras se alejaba.

—Suerte con que te habrá la puerta —le dije en voz alta para que me escuchara a distancia.

—¡Si la abrirá, siempre lo hace! —me gritó mientras subía los peldaños.

—¡Ya lo veremos Sammy!

°°°

Me desperté debido a un potente rayo de sol en mis ojos, aquella sensación me resultó tan desagradable que gruñí en protesta y me giré al lado opuesto. Bufé, y me senté en la cama, llamé a Ruffy, mi hermoso cachorro.

Me levanté de la cama y bajé. Jack estaba en la cocina se estaba sirviendo cereal, por otro lado, yo me hice un sándwich.

—Ruffy —llamé a mi perro, éste se acercó moviendo su colita feliz mientras daba lengüetazos por mis piernas y brincaba de emoción, me bajé al suelo y le di de su comida.

Me levanté y lavé mis manos, tomé mi sándwich y mi café, me dirigí a ver televisión.

—Cassie, iremos a la empresa —me avisó Jack, su voz era fría, aún estaba molestó.

Bufé, me puse de pie, pasé por enfrente de él y subí las escaleras, no tenía nada de humor para esto, no quería discutir.

Entré a mi habitación, saqué unos jeans negros, una camiseta de botones blanca a los codos, unas botas negras, arreglé mi cama. Me maquillé, tomé mi bolso y celular, entonces bajé.

Estábamos en el auto, ninguno de los dos dijo una palabra, él encendió la radio, música de todos los géneros inundó lo que una vez fue nuestro silencio haciendo el ambiente un poco ligero. El día era gris, una que otra gotita caía del cielo y me parecía perfecto, los días grises es una de las cosas más maravillosas de la existencia.

Ramé (PROXIMAMENTE NUEVA VERSION)Where stories live. Discover now