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-¡Tzuyu! Qué sorpresa. Pasa.

-Gracias, Miyeon. ¿Por qué no estás en la tienda?- preguntó la latina tomando asiento en la casa de Sana.

-He estado ocupada esta noche.

-Escuché... Bueno, estoy aquí para hablar sobre el cumpleaños de Sana. Reservamos un restaurante.

-Lo sé. Nayeon me envió un mensaje.

-Óptimo. Entonces... ¿Qué regalo le debo hacer?- preguntó ella, arrojándose en el sofá.

-Es difícil cuando ya lo tienes todo.

-Ya...

-Pero te diré algo que no todo el mundo sabe: colecciona perfumes.

-¿Perfumes?

-Sí. Tiene por lo menos quinientos. Últimamente estaba hablando de cierto... Shumukh.

-¿Shumukh? Perfecto. Has sido preciosa para mí, Miyeon. Me voy.

-Oh... Está bien...

Tzuyu caminó hacia la puerta y la abrió, haciendo como si estuviera en casa.

-Ah... Y ten cuidado con mi hermana. Jeongyeon solo quiere divertirse.

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-Shumukh... Vemos...- dijo Tzuyu escribiendo en la laptop. Sus ojos se abrieron y casi escupió su corazón. -¿¡Un millón quinientos mil!? Sana tendrá que conformarse con el pastel. No es que no me lo pueda permitir pero... Busquemos algo más barato. Chanel número cinco, por ejemplo. Nah... Apuesto a que ya lo tiene...

-¿Qué estás haciendo ahora? ¿Hablas contigo misma?

-¿Por qué en casa? ¿No deberías estar en algún lugar coqueteando con chicas?

-Hoy no. Me encuentro con Jieun.

-Oh... ¿Entonces viniste a ponerte hermosa?- preguntó Tzuyu con una mala sonrisa.

Jeongyeon puso los ojos en blanco. -Tú, más bien, ¿qué haces?

-Estoy buscando cómo convertirme en multimillonaria.

-Pero ya eres multimillonaria.

-Equivocado. Tú eres. Mamá es.

-¿Necesitas algo de dinero? Te los presto. ¿Cuanto necesitas?

-Un millón quinientos mil.

-Tzuyu... ¿¡En qué problema estás metida!?

-Me atraparon a mí y a Minhyuk, quieren dinero para callarse.

-Tzuyu...

-No, es solo para un perfume.

-¿Un perfume? Prefiero decir una pepita de oro engastada con diamantes.

-Bueno... No te culpo. De todos modos, déjame en paz. Tengo que ver qué regalarle a Sana.

-¿Sana?

-Es su cumpleaños en una semana.

-Entiendo. ¿Y desde cuándo te interesa dar bonitos regalos? Incluso en Nayeon nunca hiciste algo bueno.

-Tsk. La lencería de Victoria's Secret le ha resultado muy útil.

-Sí, con el novio que no la amaba y al que ella no amaba.

-Al menos se divirtieron.

-Me voy. Llegaré tarde.

-Nunca haga esperar a Jieun.

-Oh. ¡La odio! ¡La odio!- gritó Nayeon en la limusina.

-¿Qué pasa, Nay?- preguntó Sana confundida.

-Jeongyeon y mi madre. Jeongyeon sigue quejándose a pesar de que llegamos a un acuerdo.

-Oh...

-¡Y mi madre está de acuerdo con ella! ¡No con mí que soy la hija! ¡Con ella!

-Si quieres puedo intentar hablar con ella.

-Tsk. No creo que funcione.

-Bueno... No está de más intentarlo, ¿verdad?

-Si claro...

A Nayeon en realidad no le hubiera gustado que escucharan a Sana y no a ella pero también estaba convencida de que era imposible.

-Señorita Sana, hemos llegado.- dijo Richard.

-Me voy. Adiós Nay.

-Sí, adiós.

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Sana entró en la oficina de Nayeon sin siquiera llamar. -Lo siento Nay, tengo prisa. Hoy, Miyeon y yo vamos a abrir juntos la tienda en Nueva York.

-Bien por vosotras.

-Hablé con Jieun y Jeongyeon y todo está arreglado.

Nayeon detuvo lo que estaba haciendo. -¿Que entiendes?

-Entiendo que los acordes son siempre los mismos.

-Pero cómo...

-¿Cómo lo hice? Simplemente les dije que deberíamos llevarnos bien porque somos socias. No tiene sentido discutir sobre acuerdos preestablecidos.

-¡Eso es exactamente lo que dije!

-Oh...

-¿No tenías que ir a lo de Miyeon?

-Correcto. Asi que te veo mañana. Adiós Nay.

-Sí, adiós.

Tan pronto como Sana se fue, Nayeon llamó a su nueva asistente. Sí, tenía una nuevo, Kelly, y le pidió que se hiciera cargo durante unas horas. Inmediatamente llamó a Richard y se dirigió a la sede de la compañía de su madre y Jeongyeon. Cuando la asistente de su madre la sentó, Nayeon golpeó su bolso sobre la mesa.

Jieun se ajustó las gafas. -Buen día.

-¡Cual buenos días, m*rda! ¿¡Qué es esta historia que escuchas a Sana pero no a mí!?

-Tranquila cariño, te había escuchado y coincidí contigo. Es Jeongyeon quien-

-¡Obviamente! Siempre es Jeongyeon. Por cierto, ¿dónde está? ¿¡Ya se está emborrachando a las diez!?

-Ella está en una reunión.

-Bien, la espero.

-No, no creo que ese sea el caso-

Demasiado tarde, Nayeon ya se había ido y se dirigió al tercer piso. Esperó alrededor de media hora y luego vio a Jeongyeon salir con hombres de negocios. Tan pronto como se alejaron, se levantó del sofá y caminó hacia Jeongyeon.

-¡Tú!

-¿Qué deseas?

-¿¡Qué es esa historia que escuchaste a Sana y no a mí!?¡Dijimos lo mismo!

-Ella lo dijo mejor.- dijo Jeongyeon comenzando a caminar y Nayeon la siguió.

-Tsk. Tu problema no es lo que dijimos sino quién lo dijo. Tu problema soy yo.

-Guau. Veo que lo entiendes.

-¡Y pare! ¡Yo no sigo a nadie!

-Entonces nuestra conversación termina aquí.

-Es solo porque soy yo, no porque no sea convincente. Simplemente porque me odias.

-¿Qué estás haciendo? ¿Te estás convenciendo a ti misma? Más bien, esos señores que se acaban de ir nos invitaron el viernes a la fiesta de cumpleaños de su hija en la casa de campo.

-¿Allá? ¿Yo también?

-Desafortunadamente...

-Tratamos de llevarnos bien al menos delante de ellos.

-Entonces asegúrate de no pasar mucho tiempo conmigo.

Habiendo dicho eso, Jeongyeon entró al baño y cerró la puerta.

Business women |2YEON|ESPWhere stories live. Discover now