Capítulo 30: O.R.G.U.L.L.O

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Beatrice

Abro los ojos lentamente y lo primero que veo es un techo blanco.

La habitación era simple y completamente pequeña, sin ventanas, rodeada por cuatro paredes de un gris aburrido y abandonado. La cama era diminuta e incluso mis pies sobresalían del colchón. Al frente se encontraba una puerta de un roble oscuro; me acerco hasta quedar frente y pongo mi mano en el cerrojo, pero estaba cerrado.

Me encontraba estancada en mi mente y algo confundida, estoy atrapada aquí sin poder hacer nada. ¿Pero cómo llegué aquí?

Entonces lo recordé todo.

Estaba junto a todos los miembros de la familia Wayne a excepción de Nicolás y yo corrí a la mansión estando en llamas para buscarlo y rescatarlo. También recuerdo que lo había encontrado pero desafortunadamente lo podía llevarlo a ningún lado y me desplomé en el suelo en la espera de un final, creí por un momento que así terminaría mi vida, que sería mi destino. Pero de alguna manera estoy viva, y si yo lo estoy...

¿Nicolás también estará vivo?

¿Y por qué me estoy preocupando tanto? Nicolás jamás ha echo algo por mí y yo de anormal arriesgando mi vida por salvarlo, quizás debía de haberme quedado junto a Agatha y si fuera así, no me encontraría en esta situación, atrapada en un lugar que ni siquiera conozco.

Me doy cuenta que frente a mi camastro se encuentra un espejo enorme que se extiene por toda la pared de manera horizontal.

El fin se acerca.

Niña, tienes que huir.

Todo volverá a iniciar.

Voces, las escucho. Hablan una sobre otra en mi mente, me molestan, me confunden, me causan dolor de cabeza. Seguían hablando una tras una, ni siquiera formulaban una oración o palabra completa.

Sostengo mi cabeza con mis manos por la desesperación, esas voces aún no cesaban y mis pensamientos se vuelven un martirio.

-¡ Cállense! - Grito de la desesperación -¡ Déjenme en paz!

Niña malcriada, no lo entiendes.

El fin se aproxima, nadie puede escapar.

Tú no puedes huir.

La puerta de la habitación se abre dejando a la vista una centena de personas que se acercan a mí. Me agarraron con brusquedad y uno de ellos sacó una jeringa con un líquido verde extraño, me muevo y evito que me hagan más daño pero lograron inyectarme ese líquido, no era cuestión de tiempo que mi cuerpo empezó a sentirse débil, cansado y sin poder moverme con facilidad.

Y las voces en mi cabeza cesan.

- ¿ Quiénes son? - Murmurro media adormilada, pero no resiví respuesta.

Entre la puerta aparece un hombre vestido igual a los precentes; traje negro que cubría hasta su rostro. Él se acerco hacia a mí y sin ningún esfuerzo me carga como un saco de patatas. Me saca de la habitación, algunas cosas las veía borrosas y ahora ya no tenía fuerza para articular ni una pregunta. Caminamos por los pasillos, lo sé porque podía mantenerme con los ojos abiertos. Llegamos a una habitación amplia donde aquel soldado me ubica sobre una silla frente a una mesa, delante de mí observo a un señor grueso y con sobrepeso, éste me miraba con ojos perversos.

Nuevamente me inyectan otro tipo de líquido en el cuello. Mi cuerpo al instante se espabiló y recuperé gran parte de mi fuerza.

- Bienvenida señorita Andersun, es un placer conocerla - El señor gordinflón extiende su mano para saludarme, yo solo miro sus movimientos sin intenciones de corresponderle, el hombre frente a mi vuelve a reincorporar su brazo después de mi rechazo. - Me llamo Raúl, líder de la organización O.R.G.U.L.L.O.

Beatrice: La Nueva Identidad©( Historia Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora