Capítulo 18: Reunión.

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...

Alan

Esto es confuso.

No entiendo nada.

Beatrice siempre ha tenido las respuestas a mis preguntas, pero creo que no tiene nada que decirme.

Últimamente las cosas se han puesto extrañas después del accidente de Beatrice. Tía Rosa está teniendo síntomas de ocultarnos algo muy importante. Beatrice lo había notado hace tiempo y se lo guarda para que ella misma saque sus propias conclusiones y quizás ya tener respuestas a mis confusas preguntas. ¿Por qué todo tiene que cambiar ahora? Siento que todo este tiempo he vivido en una farsa.

-Un gusto conocerlos -Dice la señora Gilda, la ahora hermana de Rosa. Ni siquiera tienen los mismos apellidos, tal vez eran de madres o padres diferentes. ¿Quién es ella? ¿Quiénes son todas estas personas que Rosa invitó a la casa de mi hermana?

Sigo estando confundido.

-Un placer conocerla al fin, señora Mackenzie - Habla Beatrice.

Ella en el momento de conocerla se ha mantenido en la seriedad, y cuando estanba seria estaba pensando. Al conocerla muy bien creo saber que esos pensamientos son tan Madness. Ella extiende su brazo para saludar a la señora, pero Gilda no corresponde, sino que se dedica a observarla con sumo detalle a mi hermana, que devolvió su brazo a su espalda por su rechazo.

Gilda Mackenzie tiene cara de ser de pocos amigos y reservada, al contrario de la tía Rosa que es extrovertida y amable con todos. Mackenzie tiene un traje no tan alegre, parecido al mío pero de un tono negro. Rosa tiene un vestido amarillo alegre de flores exóticas. Ella tiene su cabello azabache recogido en un moño y en su rostro amargado contenía notorias arrugas, Rosa traía su cabello pelirrojo suelto y su rostro sonriente se notaban unas ligeras arrugas, pero no tanto como la señora.

Rosa era gordita y Gilda era delgada. No tenían parecidos en nada, ni en su rostro ni en sus personalidades, al menos que una de ellas este fingiendo.

-Como decía...-Empieza a hablar la señora Mackenzie ignorándonos y enfocándose en Rosa. - Las cosas están muy mal y no podemos quedarnos quietas.

-No cuentes conmigo- Niega Rosa.

Beatrice me mira, aún con su expresión de seriedad, pero en sus ojos traían un brillo diferente.

Oh no.

No se atrevería. Le niego y le ruego con la mirada que cualquier cosa que piense, no lo haga. Ella me sonríe con burla.

-Señora Mackenzie tengo muchas preguntas que hacerle - Dice Beatrice interrumpiendo la conversación de la tía Rosa con la señora. La nombrada la ignora y sigue hablando con Rosa, pero Beatrice no se rinde, nunca lo hace.

-Señora Gilda necesito que responda algunas preguntas.

-Mira niña, no tengo tiempo para ti, vine a esta casa por cosas más importantes que saciar la curiosidad de una niñita entrometida que ni modales tiene. Así que, porque no vas con tu hermano a otro lugar - Suelta la señora con desprecio y arrogancia, pero Beatrice no le hace caso a sus palabras, al contrario, ella sonríe como si un juego se tratara. Las cosas se van a poner turbias aquí, pero la detengo. Agarro su brazo y la arrastro hacia la mesa de bocadillos, donde ella toma un vaso y se sirve un poco de whisky, y para mí me sirve vino.

-No entiendo por que me sacastes de allí - Dice Beatrice para después tomar de un solo trago el líquido del vaso, tose y se marea un poco, ella no está adaptada a beber alcohol todavía, pero aún así, se sirve más de la botella. Yo solo me limito a detenerla.

-Beatrice, últimamente estás extraña. Ya no juegas conmigo a Metal gear y tampoco sales muy a menudo de tu habitación. Has cambiando después del accidente y me asustas - Digo, mi mirada desciende hacia mis pies - A veces me siento culpable por lo sucedido.

Yo fui quien la invito a pasear a las afueras de Aberomth, yo estuve en el momento del accidente y no hice nada para prevenirlo. Y todo por querer decir la verdad de lo que siento. Todo esto es mi culpa.

Entonces siento manos tomar mis mejillas y los pulgares limpian algunas lágrimas rebeldes. Ella volteó mi rostro hasta que nuestros ojos se conectan.

-Alan, no fue tu culpa, nunca lo fue, recuerda, solo fue un accidente.

Y hay está de nuevo.

Esa sensación en el estómago que te ahoga y te retuerce hasta dejar de respirar. Hace semanas siento cosas extrañas por ella, tengo pensamientos extraños cuando estoy solo con ella. Tengo esas ganas de protegerla y que jamás se aleje de mí.

¿Ésto que yo siento es normal?

¿Es normal que un hermano se sienta así por su hermana?

Entonces el sonido de una copa siendo golpeada por una cuchara hace eco por toda la casa, llamando la atención de todos. Un señor que no sobresalía los cuarenta años se levantó de su mesa, atrayendo las miradas de todos, traía un elegante traje gris. El hombre era sumamente familiar, cabello azabache y ojos verdes esmeralda; si, lo conozco, era el extraño señor que dejó una nota en el mercadito de la tía Rosa.

-Mis queridos amigos, estamos reunidos aquí para darles una desafortunada noticia - Hace una pausa. A mi lado Beatrice toma mi mano entrelazándolas, estaba nerviosa e insegura. -Nuestros enemigos lo saben.

Entonces todas las personas empezaron a murmurar entre ellas muy preocupados, pero el mismo señor volvió a sonar su copa para recuperar la atención de todos. - Seguro se preguntan como paso, y la respuesta es clara. Tenemos un traidor entre nosotros.

¿Traidor?

Todos se miraban entre si con desconfianza, la noticia de un tridor los ponen muy nerviosos y con los sentidos activados. Descubro que ligeras miradas recaen en mi presencia y la de Beatrice, que todavía no dejaba mi mano.

-Nuestros enemigos nos estuvieron observando y analizando nuestros movimientos. Saben del proyecto Extracción y harán cualquier cosa para detenernos.

Beatrice y yo nos miramos confundidos. ¿En qué situación está involucrada nuestra tía? ¿Qué es el proyecto Extracción?
¿Quiénes son los enemigos?

¿Somos los buenos de esta historia?

Saber que mi tía está involucrada en una organización o secta extraña me desconcierta si somos los buenos o los malos. Rosa nunca fue mala. Rosa quiere el bien para mí y par Beatrice, y para todos. ¿O acaso ella ha fingido compasión con todos nosotros?

-Estos dos jóvenes no son de aquí ¿Quiénes son? -Una señora sumamente elegante nos señala. Todos los presentes nos observan. Sabía que era cuestión de segundos para que estas personas nos notaran.

-¿Quiénes son ustedes? -Pregunta el mismo señor de ojos verdes y cabello azabache.

-Yo soy la dueña de la casa, Beatrice Andersun y él - Me señala - Es mi hermano Alan Smith.

El señor y todos los presentes cambiaron sus expresiones serias. Todos estaban sorprendidos ¿o no?

-¿Dije algo malo? -Me susurra Beatrice. Los invitados la miraban a ella y unos cuantos a mí.

-Idiotas -Escucho a la señora Gilda murmurrar a lo lejos. Le estaba divirtiendo nuestra humillación.

-Bea, creo que dijiste algo que no debías de haber dicho - Susurro.

Beatrice: La Nueva Identidad©( Historia Completa)Where stories live. Discover now