Capítulo 1: Accidente.

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Beatrice

Es apenas el inicio de las vacaciones de verano, más las fuertes lluvias no terminaban. Después de pasar el mayor tiempo en mi habitación, me distraía --contando--cuantas gotas de lluvia caían desde el cristal de la ventana.

Aberomth es un pequeño pueblo escondido en lo más profundo del bosque Abemth, es tranquilo y solitario  pero también silencioso, por lo que también llevo la cuenta de cuantas personas llegué a ver:  solamente tres.

Esta mañana el cielo se nubló de repente y miles de gotas calleron con ímpetu, creando más charcos y humedeciendo las calles. Al no poder salir gracias a ello, decidí entretenerme con un libro titulado "El Jardín de las Almas Heridas", una novela bastante interesante en el cual ven la muerte con otros ojos.

Y sí, aún eso no era suficiente (después de hacer algún que otro garabato) cogía mi cámara, enfocaba el lente y sacaba fotos del paisaje lluvioso. A pesar de que me aislaba del mundo real, no soportaba ni un segundo esta soledad, me sentía encerrada, sin ninguna posibilidad de escapar; agotada, cansada y sin energías suficientes para continuar.

¿Pero por qué no salgo? Sencillo. Mi soledad se aplica a toda la zona, cuando el ambiente se lo proponía, lograba aparentar ser un pueblo fantasma.

Débil, apoyo la cabeza sobre el vidrio frío de la ventana y a punto de quedarme dormida como era de costumbre. Me encanta esta ventana, es grande, amplia y tiene una buena vista de todo el frente de la casa, donde lo podía ver todo. Se encontraba decorada con un alto colder que sujetaba fotos, pero no cualquier fotografías, estas eran especial.

Ya con la mirada fija a través de mi ventana visualizo una silueta bastante familiar que atraviesa la puerta de enfrente y se encamina sin vacilación hacia la entrada de la casa.

Sabía de quien se trataba y no tenía ninguna duda.

Salgo disparada de la habitación tropezando de vez en cuando en mi trayecto hacia la entrada con cualquier cosa que ni me acordaba que estaban allí. Ejemplo muy claro es ¿la mesa siempre estuvo inclinda hacia la derecha?

Mi cabello estaba hecho un desastre, culpa mía ya que no me había peinado. Es muy normal para los que ya me conocen verme como un tejón saliendo de su madriguera. Me ubico frente a la puerta, tomo el picaporte jalándo y abriéndolo, encontrándome a mi hermano con la mano sustendida en el aire. Creo que me adelanté

-¡Alan!-exclamo con alegría y lo abrazo, él se toma un par de segundos para corresponder. - Qué bueno que estás aquí- Tomo la sombrilla que lleva en una mano y le hago espacio para que entre.

Alan es mi hermano adoptivo, vestía sus característicos jeans marrones y su chaqueta de cuero oscuro. Ojos de un amarillo distintivo y cabello azabache con dos mechones delanteros pintados de rojo, tímido para los demás pero jodedor para los de confianza. Es un buen chico cuando quiere.

-Ven siéntate, voy a preparar un chocolate caliente- me doy la vuelta y como un militar marchando me encamino hacia la cocina pero antes de dar si quiera un paso Alan me toma del brazo y me detiene.

-Creo que no será necesario- Susurra -Ahora no quiero chocolate.

Alan jamás de los jamases rechaza un chocolate caliente, y menos hechos por mí. Su rostro no inspiraba la misma energía de siempre, andaba cansado y mirándolo con más detalle veo que tiene unas ligeras bolsas debajo de sus ojos ¿Estará durmiendo bien?

Beatrice: La Nueva Identidad©( Historia Completa)Where stories live. Discover now