Epílogo

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Epílogo

**LEAN LA NOTA DEL FINAL, LES HAGO UNA PREGUNTA IMPORTANTE AHÍ**

Seis años después

Madison Blackwolf

Las risas y gritos en nuestro jardín me guiaban hacia donde se encontraba la pequeña fiesta, Horus iba caminando a mi lado aunque apenas escuchó los gritos que mezclaban el ruso y el español corrió hacia los dueños de las voces.

— ¡Es mío!

— ¡No, es mío!

¡Suéltalo! — esta vez gritó en ruso.

¡Suéltalo tú!

Mis ojos conectaron con los de mis esposos, quienes estaban sentados en uno de los sofás de la terraza que se encontraba en el patio mientras veían la pelea de los dos niños con una sonrisa divertida, aunque al verme de pie con los brazos cruzados y una ceja elevada borraron sus sonrisas y apartaron la mirada evitando que los juzgara con la mía.

Cobardes.

— Será mejor que tengan una buena razón para estar discutiendo ustedes dos — me crucé de brazos llegando frente a los dos niños..

¡Mamá! — ambos niños corrieron a mis brazos y no pude seguir fingiendo enojo mucho tiempo, después de todo eran mis niños.

Abrí mis brazos mientras me agachaba hacia mis niños que no dudaron en devolverme el abrazo, uno a cada lado de mi cuerpo, apretujé sus pequeños cuerpitos entre mis brazos mientras sonreía con fuerza, eran mi motor, mi luz.

¿Quieren explicarme, por qué pelean? — les cuestioné en ruso apartándome, pero permaneciendo en cuclillas para estar a sus alturas. Los ojos de ambos tan azules como los míos me evaluaban.

Adoraba esto, adoraba la mirada de adoración que ambos niños tenían hacía mí, no quería presumir, pero sabía que yo era su favorita, aunque eso no quisiera decir que no adoraran a sus padres.

Edmund no quiere compartir sus juguetes conmigo — gruñó uno de mis hijos en el mismo idioma.

Eso no es cierto — se quejó mi hijo de los alegatos de su hermano gemelo.

A la distancia vi cómo mis esposos me fruncían el ceño, pese a todos sus intentos de aprender el idioma, lo cierto es que eran un asco para el ruso, apenas identificaban algunas palabras como te amo, mamá, papá, además de alguna que otra palabra sucia que habían aprendido, fuera de eso, sus intentos de aprender el idioma estaban totalmente arruinados, eran un asco, cosa de la que Alek y yo no perdíamos el tiempo de burlarnos.

Por eso, en situaciones como estas en las que les hablaba a nuestros hijos en ruso a ellos no les quedaba más que asentir y fingir que estaban de acuerdo en lo que decía, claro que realmente estaban tratando de esforzarse en aprender el idioma cuando comenzaron a notar que nuestros hijos rápidamente lo entendían dado que siempre les hablaba tanto en español como en ruso.

Mis pequeños niños de tan sólo casi cuatro años hablaban ruso, español e inglés perfectamente, el inglés con ayuda de su abuela Antonella que no se permitía hablarles en otro idioma con el objetivo de que lo aprendieran, y lo consiguió, y pese a que en casa sólo utilizábamos el español y el ruso de vez en cuando, mis hijos dominaban enteramente los tres idiomas.

Mis gemelos eran unos totales genios, mientras estuve embarazada tomé clases de italiano con Vittoria y luego cursé el francés, aprendiendo ambos idiomas a la perfección, y mis niños no paraban de decirme que querían que les enseñara ambos idiomas, con la excusa de que querían hablar todos los idiomas que yo hablara, siempre sonreía cada vez que me lo decían.

As de CorazonesWhere stories live. Discover now