Capítulo 50

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Capítulo 50 | "Disculpas"

Maratón 1/5

Connor Blackwolf

Veía con mis ojos entrecerrados mientras Kace terminaba de abotonarse una camisa negra a botones, en cambio yo llevaba una sencilla camisa negra lisa encima y Oliver una sudadera negra con algún estampado extraño. Éramos tan iguales y tan distintos al mismo tiempo.

— Esos rasguños no los tenías en la mañana — acoto con mis ojos entrecerrados en él, veo como la sombra de una sonrisa se dibuja en su boca.

— No sabía que estabas tan pendiente de mi — se encoje de hombros.

— No estamos pendientes de tu cuerpo, es sólo que eso no lo tenías en la mañana — acota Oliver — Tampoco tenías esos chupetones en el cuello.

— No tengo nada que decir ante ello.

— Te la follaste — acoto divertido.

— Puede.

— Creí que esperaríamos a que esté recuperada — se encoje de hombros Oliver — ¿No fuiste tan rudo, o sí? Aún tiene la herida de su costado.

— Fui sutil — se defiende el pelinegro.

— No lo fuiste en absoluto — me burlo.

Terminamos de arreglarnos para partir hacia el club, hoy tendremos negociaciones importantes de las cuales tenemos que hacernos cargo personalmente, luego tenemos una fiesta personal para la rubia.

Bajamos las escaleras luego de que Frank nos informe que Madison está esperándonos abajo y lo que veo me deja jadeando.

He descubierto que Madison se ve bien con cualquier cosa que se ponga, pero cuando viste de rojo, joder, cuando viste de rojo es una puta obra maestra.

Tiene un vestido rojo largo increíble, dos pequeñas tiras sostienen el escote que oculta sus grandes pechos y mi cuerpo palpita con la vista asombrosa que el vestido da de ellos, la tela se aferra con fuerza a su cuerpo remarcando cada curva de ese cuerpo de reloj de arena que me vuelve loco cada vez que lo toco, el vestido cae por sus piernas, pero una abertura del mismo me hace observar la piel lechosa de sus piernas, los músculos torneados y los impresionantes tacones rojos que se carga. Son impresionantemente altos, parecen un arma mortal en el que no entiendo cómo hace para caminar y moverse con tanta gracia, aunque no le es suficiente para igualarnos en altura, le seguimos sacando un par de centímetros.

Su rostro es una obra de arte con ese maquillaje que hace que los zafiros que son sus ojos resplandezcan con más fuerza y su boca es una maldita tentación con ese labial rojo, pero lo que más hace que quiera sonreírle es el collar del lobo negro que brilla en su cuello y hace juego con el tatuaje en su cuello de la misma bestia. El tatuaje del As de Corazones asomándose entre el escote del vestido.

Acorto la distancia hacia ella antes que mis hermanos, mi mano involuntariamente se envuelve en su cuello mientras la pego a mi pecho y vislumbro el deseo bullendo de sus ojos.

— Eres peligrosamente preciosa — estampo mis labios con los suyos en un beso rápido para no arruinar su maquillaje — ¿Qué te hace pensar que podrás ir así al club?

— Tengo la suerte de que mis novios sean los dueños de la ciudad — sonríe sardónica — Estoy segura de que si alguien osa propasarse conmigo o mirarme de mala manera ellos sabrán ocuparse.

— No dudes de ello, muñeca.

Bajamos de las camionetas y automáticamente todas las miradas se posan sobre nosotros, estamos en Inferno, uno de los clubes más poderosos que manejamos, en él reina todo el caos que representamos.

As de CorazonesWhere stories live. Discover now