Capítulo 5

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Capítulo 5 | "Trato"

Madison Davis

Oliver me ayuda a incorporarme mientras termino de recuperar el aliento.

— Creo que no le caigo bien a tus hermanos.

— No es eso, Kace es algo explosivo.

Kace, el último de los lobos.

Alto, cabello negro, ojos grises como el metal frío, sus brazos llenos de tatuajes con el lobo en su cuello.

Trato de dormir un poco luego de eso, pero no lo logro, uno puntos en mi cabeza sabiendo que debieron estar en mi departamento para encontrar algún parentesco entre Egor y yo dado que siempre me he registrado con el apellido de mi madre, Melissa Davis.

El Morozova nunca ha figurado en mi nombre porque papá nunca me creyó digna de portar su asqueroso apellido.

Tampoco fue que me importara mucho.

No logro volver a dormir, dos de los hombres de los Blackwolf entran a la recamara y me llevan a un minúsculo baño donde dejan que me duche alegando que los lobos me están esperando para desayunar y me entregan un cambio de ropa, ropa que reconozco confirmando mi teoría de que estuvieron en mi departamento.

Con unos jeans y una camiseta me llevan hacia la cocina, me tomo el tiempo de detallar la mansión propiamente, es gigante.

Me dejan en el comedor, una larga mesa con los tres hombres en ella, el comedor está rodeado de luz natural por unos grandes ventanales a lo largo del mismo. Kace se encuentra sentado en la cabecera de la mesa, con Oliver y Connor a su lado, así que decido tomar asiento junto al rubio, quien es el que menos miedo me genera de los tres.

Una señora se acerca a depositar mi desayuno, le agradezco por ello, pero donde Kace posa su mirada en ella sale despavorida.

— Queríamos ofrecerte un trato, muñeca. — exclama Kace.

Hago un movimiento con mi mano incitándolo a continuar mientras devoro mi desayuno.

Mi poca atención hacia él parece divertir a Oliver.

— Verás, muñeca, quiero la cabeza de Egor, y tú sabes dónde encontrarlo.

Me tenso, dejo de comer y alzo mi mirada que colisiona con el gris de la suya.

— No sé dónde está.

— Pero puedes hallarlo, con los recursos necesarios. — exclama Connor.

— Nadie lo puede conocer más que tú. — sigue Oliver.

— ¿Y qué obtengo yo a cambio? — pregunto.

— ¿Realmente crees que estás en condiciones de pedir algo? — bufa Kace sarcástico.

— Pues la verdad yo creo que sí, ustedes mismos lo están diciendo, lo conozco mejor que nadie, sé cómo piensa, cómo se mueve, por eso he estado más cerca de encontrarlo sin ni un sólo recurso que ustedes con todo su poder, si decido cerrar la boca durarán meses en encontrarlo, suponiendo que realmente lo hagan, yo te prometo su cabeza en la mitad de tiempo.

Oliver ríe, y Connor voltea a ver a Kace, el cuál sonríe, una sonrisa que promete dolor y sufrimiento.

— De acuerdo, muñeca, la cabeza de Egor por tu libertad.

— Trato hecho.

Chillo feliz y logro ver un atisbo de sonrisa en el rostro de Kace.

As de CorazonesWhere stories live. Discover now