Capítulo 43

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Capítulo 43 | "Asesina"

Madison Blackwolf

Han pasado cinco días según mis cálculos desde que llegué a este pútrido lugar, dos días desde que torturaron a Alek de esa manera tan atroz, tres días desde que me hirieron la espalda a latigazos.

Mis heridas duelen, duelen cuando me muevo o cuando realizo esfuerzos aun cuando ya parecen estar cicatrizando, me preocupan las heridas de Alek. La herida de bala en su brazo parece estar sanado bastante bien al igual que el corte en su espalda, sin embargo, las heridas de su mano son otra historia.

Los cortes en su mano no están sanando como corresponden, la piel a su alrededor está empezando a oscurecerse, la herida no ha dejado de supurar y la última vez que cambié sus vendas un mal olor ha empezado a desprenderse de sus heridas. No ha bajado su fiebre ni tampoco el dolor.

Ya no sé si rogar para que alguien nos saque de aquí o para que nos maten de una buena vez.

No nos han alimentado lo suficiente y he tratado de disminuir mis raciones y dárselas a Alek sin que él se entere dado que es quien se encuentra más débil de los dos en este momento, nos han cortado el suministro de agua por lo que ducharse ha sido imposible. Apestamos, física y mentalmente, además que sin el uso del agua se dificulta poder mantener limpias las heridas de mi hermano.

— ¿Crees que ellos estén buscándome? — cuestiono hacia Alek, quien tiene su cabeza apoyada en mis muslos mientras su cuerpo se sacude ligeramente con temblores a causa del dolor, paso mis manos por su cabello tratando de tranquilizarlo.

— Claro que lo hacen.

— ¿Cómo estás tan seguro? Puede ser que sólo les haya quitado un peso de encima cuando me fui.

— Estoy seguro de que ellos estarán poniendo a toda España en un completo caos para encontrarte — habla cerrando sus ojos y relajándose bajo las caricias de mis manos — Es lo que yo haría por ti.

— Pero tú eres mi hermano.

— Annika, ¿realmente dudas del impacto que sientes sobre ellos?

— Nunca fueron honestos conmigo sobre lo que sentían hacía mí, más allá de posesión y dominio.

— Que no hayan dicho que te quieren no significa que no lo hagan.

Dudo un poco sobre las palabras de Alek, pero ruego en mi interior que sean verdaderas, que los Blackwolf estén buscándome, que no se rindan conmigo, que me saquen de este horrible agujero.

— ¡Muévete!

Tironean de mi brazo con fuerza, esta vez no pongo resistencia por miedo a que lastimen aún más a mi hermano, quien cada vez se encuentra más débil.

Vislumbro la jaula mortal alzarse frente a mí y un escalofrío recorre mi espalda, en el suelo aún hay manchas de mi sangre tras los latigazos, de la sangre de los tipos que Alek masacró y de su sangre cuando ingresó su mano en repetidas ocasiones en la caja llena de cuchillas.

Me ingresa a la jaula y sientan a Alek en una silla frente a ella donde realizan varios amarres en sus piernas y brazos evitando que pueda levantarse.

— Ya descubrimos que hice bien mi trabajo en criar a tu hermano — habla Egor, mostrándose frente a sus hombres — Es una máquina asesina, una creación perfecta que, si no fuera por ti, sería el heredero de mi imperio.

— Alek nunca podría serle fiel a alguien como tu — siseo, pero él sólo ríe.

— Veamos si hice bien mi trabajo en criarte.

As de CorazonesWhere stories live. Discover now