Capítulo 14

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Capítulo 14 | "Corella"

Madison Davis

Connor no se hace esperar, pega sus labios a los míos en un beso hambriento, su beso no es como el de Kace, Kace sabe a poder. ¿Pero Connor?

Connor sabe a peligro.

Su beso duele.

Muerde, chupa y raspa todo lo que se le atraviesa, no se molesta en cubrir el dolor que me generan sus dientes al morder mi labio inferior, porque le encanta como mi cuerpo tiembla entre sus brazos por las ondas de dolor que se disparan hasta la zona baja de mi cuerpo.

Vuelvo a repetirme que esto no está bien, que no debo sentirme atraída por ninguno de los Blackwolf y menos por varios Blackwolf a la vez, pero parece que mi cuerpo manda a la mierda a mi cerebro y se entrega completamente en la tarea de devolverle el beso a Connor.

Tiro de su cabello entre mis manos mientras me aprieto más a su cuerpo, y el gesto parece encantarle porque suelta un gruñido bajo, sus manos bajan a mi trasero el cuál aprieta a su antojo y tira de mi cuerpo al borde de la mesa, se abre paso entre mis piernas y restriega todo su cuerpo contra mi centro, lo que me hace soltar un jadeo contra sus labios.

Connor sonríe, cínico.

Que me guste su sonrisa cínica no está bien, pero ¡diablos!, es la sonrisa más baja bragas que he visto en mi vida.

Baja sus labios por mi mandíbula, llega a mi cuello, justo donde puede sentir mi pulso, el pulso de mi corazón acelerado por sus besos, siento su sonrisa sobre mi piel.

Clavo mis uñas en su nuca mientras atraigo de nuevo su boca a la mía.

He decidido mandar mi autocontrol a la mierda y disfrutar lo que Connor decida hacer conmigo, nos preocuparemos por la moral después.

Me devora la boca, su lengua danza en conjunto con la mía en una batalla silenciosa, el sabor de la sangre sobre nuestros labios hace rato que desapareció, pero el sabor metálico persiste.

Connor sube una de sus manos a mi cuello y aprieta, lo suficiente para que la sangre empiece a acumularse en mi cabeza mientras sigue el beso, me quedo sin aire lentamente, pero no me muevo, porque sé que se detendrá cuando él quiera hacerlo, por el contrario, me relajo entre sus brazos y jadeo de nuevo sobre sus labios, así que afloja el agarre.

— No sabía que confiabas tanto en mí, muñeca.

Algo oscuro y perturbador brilla en sus ojos ante dicha confesión, yo tampoco lo sabía, pero en este momento no tengo tiempo para pensar mucho en ello.

Sus dientes tiran de mi labio inferior con fuerza, siento el sabor de mi propia sangre en mi boca, mis ojos se llenan de lágrimas, lloriqueo contra su boca mientras mis manos bajan por su pecho definido, hasta que llego al inicio de sus pantalones y tiro de él, pegando su centro al mío, consiguiendo que ahora sea él quien suelta un jadeo ronco.

Su boca vuelve a colisionar con la mía, sus manos bajan a mi trasero de nuevo, el cuál aprieta con sus fuertes manos y magrea a su antojo, sus caderas y las mías empiezan a moverse buscando más contacto entre nosotros y se siente como el puto paraíso.

Gimo contra su boca cuando el roce de su cuerpo contra el mío se vuelve delicioso, pero necesito más contacto.

Parece entender el hilo de mis pensamientos, por lo que su mano empieza a subir de nuevo, traza un camino con sus dedos desde mi rodilla hasta el inicio de mi vestido.

Su mano se adentra a mi vestido, está tan cerca de mis bragas que siento el calor que emana su piel, lo que hace que me estremezca.

La puerta del sótano es abierta abruptamente.

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