La mano sobre mi muslo subió hasta la pretina de mis shorts y sus delicados dígitos comenzaron a explorar el área palpitante.

Mi respiración se volvió más irregular pero ella no dejó que eso la detuviera para continuar con su despiadado ataque a mis labios. Su habilidoso pulgar comenzó a masajear mi manojo de nervios, mientras que su otra mano, enredada en mi cabello, comenzó a acercarme más a ella. Un pequeño gemido se escapó en el aire y sentí su lengua acariciar la mía en el momento en que dos de sus dedos se deslizaron dentro de mí.

Los sonidos fueron amortiguados por su contacto persistente, escapando en una que otra oportunidad. Mis piernas temblaron cuando golpeó un punto en particular y gemí su nombre contra sus labios. A duras penas me dio tiempo de recuperarme antes de capturarme en otro apasionado beso.

Camila trabajó para llevarme a la cima y cuando mi cuerpo se escurrió sobre el suyo, me dio un pequeño beso en los labios por última vez. "Que te diviertas en el trabajo" Dijo sonriente y salió de la cama.

Quedé boquiabierta mientras la veía marcharse hacia la sala y dejé caer mi cabeza sobre la almohada, tratando de regular mi respiración.

De cualquier forma, no tuve mucho tiempo antes que mi teléfono sonara en la mesa de noche que estaba a mi lado. Mis ojos se abrieron cuando me dí cuenta que era Richard Clarke. "Hola?" Contesté nerviosamente.

"Hey Lauren, estoy un poco retrasado. Estaré en la oficina en una media hora." Sonaba irritado. "Discúlpame. Odio dejarte esperando."

Rápidamente me levanté y corrí hacia el baño, desvistiéndome en el menor tiempo posible. "No te preocupes Richard. No me importa esperar... estoy aquí, en la oficina."

"Perfecto" Dijo y colgó el teléfono.

Entré a la ducha, encogiéndome al sentir el agua hirviendo y traté de bañarme lo más rápido que pude. Tenía media hora para vestirme y llegar a la oficina antes de que mi jefe llegara. Podía hacerlo... no es así?

Después de cinco minutos de frotar mi piel y lavar mi cabello, salí de la ducha, tratando de secar mi cuerpo con agilidad. Secar mi cabello, sin embargo, fue la tarea más demorada y después de un momento, llamé a Camila para que me ayudara a terminar de alistarme.

Ella entró a la habitación humeante con un tazón de cereal, sus cejas se levantaron al notar mi desnudez. "Que excelente vista."

Saqué una pila de cosméticos y la coloqué sobre el mesón, a su lado, una mano sostenía el secador y la otra desenredaba los nudos de mi cabello. "Puedes ayudarme a maquillar?"

Mi mejor amiga asintió, colocando su cereal a un lado y brincando un poco para sentarse sobre el mesón, halándome hacia ella para que me ubicara entre sus piernas. Traté de quedarme de puntitas para así poder ver mi reflejo en el espejo, sobre su cabeza, pero no podía acomodarme. Me incliné a la izquierda, a la derecha, ignorando la expresión impaciente de Camila, finalmente traté de agacharme bajo su brazo para revisar el estado de mi cabello. "Por Dios, deja de moverte."

"No puedo ver!"

"Y yo no puedo aplicarte el maquillaje si estás en cincuenta sitios diferentes al tiempo!" respondió.

"Bueno, quizás si no hubieras decidido no dejarme salir de la cama esta mañana, no tendría que apurarme tanto" Afirmé, pasando a arreglar otra parte de mi cabello, la presión de tener tiempo limitado para llegar comenzaba a hacer efecto.

Camila sonrió, divertida con la situación, y después de unos momentos las dos comenzamos a reír. "Okay, okay" Dijo, sus ojos brillaban. "Podemos hacerlo" La morena agachó un poco su cabeza para que así yo pudiera verme en el espejo mientras ella me aplicaba el maquillaje cuidadosamente.

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