Piedra #4

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Espero que les guste~

Era uno de esos extraños y pocos momentos en los que Wukong aceptaba no estar sosteniendo la piedra y en la que Ao Lie estaba ocupado en otra cosa, decidiendo dejarla sobre un montón de ropa, solo alejándose con pasos cuidadosos y dudosos luego de asegurarse que no podría moverse. Estaban entrenando, aprovechando que habían encontrado un lugar abierto y bastante descampado, con el monje meditando y el dragón dándose un baño.

Eso era algo familiar, algo que habían hecho muchas veces a lo largo de su viaje, lo suficiente como para que cada uno conociera el estilo de lucha del otro. Había burlas y amenazas vacías, algunas risas si estaba de humor, pero siempre terminaba con Wukong victorioso y esa no fue la excepción pero esta vez, mientras el reía a carcajadas y se burlaba, Sandy le lanzó su arma.

-¡Muy lento, tonto!- el demonio rio a carcajadas pero pronto, algo en su interior grito con alarma, deteniendo todo su movimiento en seco y volteándose antes de siquiera pensarlo.

Ahí fue cuando sucedió.

Fue un accidente la verdad, uno muy tonto y que no debió causar gran daño pero para Wukong, solo pudo quedarse momentáneamente tieso, viendo con horror como el arma de uno de sus amigos básicamente pasaba en frente suyo y seguía de largo, solo para estrellarse con fuerza contra la inocente piedra, mandándola a volar.

El silencio entre ellos fue tenso y momentáneo.

-...rayos...- el de piel azul hizo una mueca, sudando un poco por la repentina ola de nerviosismo que lo inundó.

-Esto no va a terminar bien- el cerdo se golpea ligeramente el rostro.

-¡No!- se dio un impulso con las piernas, moviéndose con un destello dorado rápidamente y ahí fue cuando los demás reaccionaron. Se miraron entre ellos y corrieron para alcanzarlo, sintiéndose mal al ver al mono buscar con desesperación.

-...va a matarme...- Sandy no puede luchar contra la culpa que lo inunda, no cuando el miedo y la desesperación de su hermanos.

-¿Qué paso?- el monje se les acercó, serio y confundido. Detrás suyo, con el cabello tan mojado que aun gotea y la ropa torcida por la prisa, el dragón lo sigue.

-¿Wukong?- Ao Lie se arregla la ropa, frunciendo ligeramente el ceño con confusión pero parece entender la situación, corriendo para ayudar.

-La piedra de perdió- Pigsy no duda en seguir al dragón, igual de dispuesto a ayudar a buscar ese objeto qué no parece estar a la vista. El monje y el guerrero tardan un poco más pero terminan por unirse a la búsqueda.

Ninguno de ellos puede negar que la desesperación de su amigo crece con cada segundo que pasa, los ojos bien abiertos y el pelaje erizado, luciendo al borde del llanto y como si estuviera a punto de arrancarse el pelaje con las manos.

-¡La encontré!- Pigsy alza las manos, victorioso, inclinándose cuando el mono se acerca a pasos rápidos. -Aquí tienes, hermano- no duda en entregar porque aunque no lo entiende, no está dispuesta a dejarlo angustiado, no si puede evitarlo.

-Oh cielos, estas bien- Wukong casi sollozo de alivio, sus manos rápidas y cuidadosas tomando la piedra pero todo eso desparece y deja paso al miedo cuando nota que sobre la superficie tosca y limpia de esta, hay una grieta. -...oh...- esta horrorizado, una sensación que solo crece mientras ve como la grieta se extiende ante sus ojos. El sonido crujiente resuena en su cabeza. -No, no, no, no, no- jadeo, su desesperación en aumento cuando las grietas solo aumentaron. No sabe que hacer para evitar que se siga rompiendo pero no tiene tiempo para pensar, porque ya hay trozos rocosos que caen al suelo y sabe que ya no hay vuelta atrás. -...lo siento...- la piedra parece temblar entre sus manos y hay luz pura que se asoma por entre las grietas.

-¡Wukong!- Ao Lie se lanza, rodeando con sus brazos a su hermano y dando un firme tirón, logrando que soltara la piedra y arrastrándolo al lado de sus amigos, cubriendo los ojos ajenos y cerrando los suyos.

-¡Va a explotar!- el cerdo retrocede con los ojos bien abiertos y el monje no duda, creando un escudo dorado alrededor de ambos por seguridad.

Todos cerrando los ojos cuando la luz se hace más intensa y lo que sucede luego es un poco confuso. Hay un fuerte crujido que resuena, una luz intensa saliendo de las grietas hasta el punto en el que todo se ilumina por un momento y todo termina con una pequeña explosión dorada, el poder puro sacudiendo todo a su alrededor hasta el punto en el que ellos son empujados, incluso con el escudo. Luego, todo es calma.

Ellos se destapan los ojos lentamente, sin poder entender del todo lo que había sucedido pero su atención completa se centra en la piedra...o mejor dicho, en donde había estado la piedra. Hay un pequeño ser allí, su parecido con el mono obvia pero con el pelaje de un castaño más oscuro y su piel un poco más pálida, haciendo que la marca en su rostro resalte. Esta desnudo, cubierto de barro y se ve tan confundido como ellos se sienten.

-Por Buda...- Sandy jadeo.

-...ahora son dos- Pigsy se deja caer de sentón por la impresión.

-...es pequeño...- Tang frunció ligeramente el ceño, confundido. El mono, según lo que había escuchado, no había sido tan pequeño cuando salió de su piedra.

-Es adorable~- Ao Lie sonrió, encantado. Mira a su hermano con preocupación, notando su tensa postura y decide ayudarlo, apoyando su mano en su espalda para darle un ligero empujón.

-Hey, Bud- Wukong reacciona y avanza, sonriendo suave y ligero, aunque nervioso mientras se arrodilla lentamente. Sabía que la piedra no era exactamente algo común y corriente, sabía que era algo más pero verlo, tenerlo justo frente suyo, aun es impresionante. Extiende lentamente su mano y el Pequeño parece seguir el movimiento con la mirada, parpadeando lentamente. No duda en extender sus pequeñas manos apenas esta a su alcance, aferrándose a la ajena y en cuanto los largos dedos del mayor lo agarra, hace fuerza. -Tranquilo, tranquilo- se termina de acercar usando ambas manos ahora para ayudarlo a levantarse.

Sus pequeñas piernas tiemblan y se tambalea, solo el agarre del mayor evitando que caiga. Su adorable y algo larga cola se agita casi como la de un perro y pronto, parece encontrar estabilidad. No intenta caminar pero alza su vista para mirar el rostro ajeno y ahí es cuando sus ojos se encuentran. Dorado contra dorado. Hay una confección entre ellos, llena de curiosidad y confusión de un lado, con asombro y cariño puro viniendo del otro.

Ninguno de los dos son consientes de que alguien del grupo se desmaya de la impresión.

~Monkie Kid~ 5️⃣Where stories live. Discover now