Miedo #4

582 106 39
                                    

Espero que les guste~

Nota: ¡Capítulo largo!

Fueron escupidos nuevamente, aunque esta vez, sus rostros se llenaron de arena.

-Eso...fue horrible...- Wukong apoyo las manos para poder levantarse, escupiendo con una mueca. Era muy consiente que no era arena real pero la sensación era la misma y no le gustaba.

-La mente de ese niño es muy rara...- se quejo Macaque, levantándose, sin poder contenerse de sacudirse un poco. La sensación de la arena en su pelaje era de lo peor. Miró a su alrededor, pudiendo reconocer la montaña del dios, pero por alguna razón, ahora se veía mucho más alta de lo que realmente era y con nubes oscureciendo la cima de todo, el cielo con tonos más claros en ese momento. Ahora, al menos, podían ver mejor.

-¿Están bien?- levantaron la vista, viendo al chico. MK se veía como siempre, su cabello en punta y la campera colorida, incluso su expresión llena de preocupación mientras los miraba pero algo no se sentía del todo bien.

-MK, tu...- el dios se levantó con prisa y tomo el rostro de su alumno entre sus manos para poder verlo bien, encontrando el problema. Los ojos ajenos se veían vacíos.

-Resulta...que no he estado completo en meses- dejo escapar una risa nerviosa, retrocediendo apenas el mayor lo soltó. -Cuando él despertó, se separó y yo...no me di cuenta- bufo, pasando una mano por su cabello. -¿Qué hacen aquí?- parpadeo, dándose cuenta de otra cosa. -¿Cuánto tiempo llevo aquí?- sonaba genuinamente confundido y ninguno de los dos pudo culparlo. Estar en su estado actual hacia que el tiempo pasara sin que te dieras cuenta.

-Ya es de mañana- el domador de sombras tarareo, divertido al verlo sobresaltarse.

-¡¿De mañana?!- hizo una mueca. -Cielos, Pigsy debe estar furioso- gimió, largo y quejumbroso, ya pudiendo imaginar el discurso sobre responsabilidad y demás que iba a recibir en cuanto estuviera de vuelta.

-Te dije que meditaras, no que entraras en trance- el dios no pudo evitar comentar, cruzándose de brazos. Aun estaba sorprendido de que el chico haya logrado llegar tan lejos por su cuenta y en poco tiempo, aunque también estaba orgulloso.

-¡No fue mi culpa!- hizo un puchero, luciendo casi ofendido. -¡Él me arrastró aquí!- señaló y eso los confundió.

-¿Quién?- enarcaron una ceja, ignorando que hablaron al unísono y hacían la misma expresión.

-¡Él!- repitió con énfasis, solo para congelarse de repente. Sus ojos vacíos bien abiertos, sus labios apretados, enderezándose lentamente y con tensión visible. -...ya viene...- sonaba sin aliento y antes de que alguno pudiera preguntar, tuvieron su respuesta.

Un rugido sonó, haciendo temblar la tierra bajo sus pies, algo saliendo del agua en esos momentos. Era grande, horriblemente inmenso, de un color dorado brillante, aunque era fácil notar el contorno de un pelaje espeso y en punta, con tres o quizás cuatro colas largas sacudiendo bruscamente al agua que a su alrededor. Su boca se abrió para dejar escapar otro rugido grave, mostrando que tenía dientes afilados.

-Vaya...- Wukong lo había visto antes pero ahora estaba más cerca y podía sentir mejor su poder. Se sentía extrañamente pequeño de repente.

-...eso es...- Macaque frunció ligeramente el ceño, él no lo había visto y no pudo evitar estar algo sorprendido si debía ser sincero.

-...el "mono"- jadeo MK, el miedo presente en su tono de voz, temblando visiblemente mientras retrocedía a paso lento. Se tenso cuando los enormes ojos dorados lo miraron y supo que estaba en problemas. -¡Tenemos que irnos!- se dio media vuelta, corriendo colina arriba, sabiendo sin necesidad de ver que los monos lo estaban siguiendo de cerca. El camino se siente largo, casi eterno, pero de al final llegan a la cima y se adentran en la casa que esta allí, luciendo tal y como la original a pesar de los colores menos brillantes.

~Monkie Kid~ 5️⃣Место, где живут истории. Откройте их для себя