Salvaje

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Espero que les guste~

Nota: Mei tiene una gran tecnología, así que la idea de que su casco y su teléfono estén conectados no me sonaba muy loca

Nota-2: Mi cerebro tuvo tantas ideas al mismo tiempo que estuve escribiendo 3 capítulos al mismo tiempo pero no me di cuenta hasta que los termine xD

Las fallas se volvieron parte de su vida.

Si se ponía lo suficientemente nervioso, su cola aparecía y desaparecía en modo de falla, agarrándola para retorcerla y haciendo ejercicios de respiración para obligarse a relajarse hasta que desaparecía.

Si se molestaba, los colmillos aparecían de repente, acompañados de un gruñido que se apresuraba a cortar apenas se daba cuenta de lo que hacía. Tomaba un tiempo calmar su enojo lo suficiente como para que sus dientes volvieran a la normalidad.

Si se sentía triste, su pelaje se mostraba, haciéndolo sentir cálido y con parte de su cabello ahora largo cayendo para ocultar sus ojos, lo hacía sentir escondido y le daba una ligera sensación de seguridad difícil de explicar. A veces, no quería que el pelaje desapareciera.

Si su frustración se volvía demasiado, parte de su cuerpo fallaba, doloroso y repentino, solo aumentando su enojo pero solo por unos segundos antes de ceder al cansancio y volver a ser como siempre.

Si se asustaba con intensidad, todo su cuerpo entero fallaba con violencia, teniendo que apretar los dientes para no gritar y es en momentos como ese en los que evitar el cambio completo es inútil.

Lo que no sabía era que si su miedo era intenso, su mente se nublaba y algo más tomaba el mando. Eso lo descubrió después.

-¡Hola Pigsy!- Mei entro a la tienda con una gran sonrisa en su rostro y un aura de ánimo que hacía que ambos adultos que la conocían temiera. Si ella de estaba de buen humor, no sabían lo que podía pasar y por la expresión del demonio que estaba arrastrando consigo, él también temía por lo que podría suceder.

-Saludos- Red Son levantó la mano izquierda en un gesto, porque su muñeca derecha estaba aprisionada por el firme agarre de ella. Lucia resignado y algo cansado pero de alguna manera, divertido y dispuesto. Incluso si él parecía tener más límites que ella, la combinación de esos podía ser un desastre y si le sumabas al chico, eso si que sería mucho.

-Hola a ustedes dos- Pigsy sonrío, pequeño y amable. No había planeado tener hijos pero ahora tenía tres e incluso si todos le daban dolor de cabeza por ser demasiado, no había arrepentimiento alguno por sus acciones.

-¿MK aun no se levantó?- enarco una ceja al no ver a su amigo allí.

-Es su día libre, así que lo dejamos dormir- Tang señaló con tranquilidad, sus ojos fijos en el libro que había traído consigo, de seguro esperando su oportunidad para robar algo de comer.

-¡Genial, ahí vamos!- avanzó y arrastró al pelirrojo consigo.

-Déjame ir- se quejo con poco animo, sin hacer amague de zafarse siquiera. Ella era terca lo suficientemente terca como para no soltarlo y él estaba lo suficientemente resignado para no pelear. Así de triste se había vuelto su vida.

-¡MK, es hora de salir y ser social!- abrió la puerta sin siquiera llamar, deteniéndose al entrar por completo y haciendo una mueca. El chico no era el ser más ordenado del mundo, estaba lejos de ello porque decía que podía encontrar todo en su desorden, pero en ese momento, todo se veía peor. Lo cajones del mueble estaban salidos de su lugar y dejados en el suelo, rodeados de ropa tirada y arrugada. La cama estaba hecha un desastre, con las sabanas a un lado, como si MK se hubiera enredado y caído pero sin su almohada a la vista, trozos de su esponjado relleno a su alrededor. El reloj estaba destruido y la mesa de luz tirada, la tele se mantiene intacto y encima, esta Momo en perfecto estado.

-¿Qué paso aquí?- el demonio frunció ligeramente el ceño ante el estado del lugar. Cuando se adentraron un poco más, vieron a quien buscaban, dándoles la espalda y al parecer, mirando por la ventana que daba al balcón. Había mucho cabello ahora, libre de la bandana, y tenía su larga cola meciéndose de un lado, tangible y clara, una clara señal de que no es una falla. Esta encorvado y sus hombros tiemblan ligeramente, algo que hace que el par comparta una mirada llena de preocupación.

-Hey~- Mei llamo, suave y amable. Todos habían aprendido que las fallas dependían mucho del estado de ánimo de su amigo y teniendo en cuenta que ahora esta transformado, algo debió haber pasado. -¿Hiciste una fiesta sin invitarnos? Que cruel~- se preocupa cuando no recibe ningún tipo de respuesta y ahí es cuando se decide. Se acerca con pasos cuidadosos, extendiendo su mano con la intención de apoyarla en el hombro ajeno, pero Red Son se aferra al cuello de su campera y tira, obligándola a retroceder. -¿Qué rayos te pasa?- lo miro, frunciendo el ceño con molestia y confusión.

-Algo no está bien- Red Son puede sentirlo. Levanta su mano libre y chasquea para crear una llama, esperando llamar la atención ajena. Pueden ver como el chico se endereza, parte de su pelaje erizándose notablemente antes de moverse ligeramente para ponerse de cuclillas y solo entonces se volteo, ambos retrocediendo al instante. Los ojos dorados bien abiertos que los veían, sin rastro de reconocimiento o alegría, sujetando con su boca lo que quedaba de su almohada destrozada. Soltó lo que tenía, más del relleno esparciéndose en el suelo, y apoyo lentamente las manos en el suelo, inclinándose apenas en una pose digna de un mono, su cola agitándose detrás suyo como la de un gato que se estaba preparando para atacar. Los estaba mirando, analizándolos, y por la forma en la que movía ligeramente la nariz, los estaba olfateando lo mejor que podía sin acercarse.

-¿MK?- romper el silencio entre ellos pareció lo incorrecto porque él se agazapo, mostrando los colmillos que ahora tenía y dejando escapar un profundo gruñido mientras se erizaba, su expresión luciendo salvaje. Rugió, moviendo bruscamente su cola para crear una oleada de poder dorado lo suficientemente fuerte como para romper la ventana y saltando por allí. -¡MK!- corrió hacia el balcón, viendo como la versión salvaje de su amigo se alejaba rapidamente. -¡Rayos!- hizo una mueca y miro al demonio, quien lucia tan perdido como ella se sentía. -¿Y ahora?- esta preocupada y algo desesperada.

-Síguelo lo mejor que puedas...- Red Son señalo, a lo que la chica asintió rapidamente, haciendo un movimiento para hacer que su traje especial cubriera su ropa usual y con su casco apareciendo rodeara rapidamente su cabeza. -...buscare refuerzos-

-Llámame, nos mantendremos en contacto- saltó del balcón, aterrizando sin problemas, lanzándose para subirse a su moto y acelerando a todo lo que daba el motor, esperando no haber perdido de vista a su amigo. Le cuesta mucho más de lo que le gustaría encontrarlo pero sigue los gritos y reclamos que escucha, justo a tiempo para verlo saltar sobre los autos con gran agilidad. Se mueve como un mono pero con grandes saltos y mucha rapidez. -¡MK!- llama y aunque hay mucho ruido, él se detiene por un segundo en lo alto de un camión y se voltea a verla. Parpadea y Mei tiene la esperanza de ser reconocida, de que su amigo saliera de esa extraña locura salvaje, pero eso es aplastado cuando él le muestra los colmillos con un obvio gruñido y le da la espalda para alejarse más rápido que antes.

Ella está dolida y confundida pero acelera a todo lo que puede porque se niega a perderlo de vista otra vez. La manera en la que conduce es más arriesgada de lo usual, porque esquiva a todos mientras mantiene su mirada fija en su amigo, y esta segura de que esta rompiendo más leyes de transito que las usuales, aunque poco le importa. El interior de su casco suena en señal de que tiene una llamada entrante y aprieta rapidamente el botón que tiene al costado para atender.

-¿Qué rayos esta pasando, Mei?- Pigsy suena cansado y desesperado, algo que no le sorprende a estas alturas. Se siente mal por causarle tanto estrés al pobre demonios y agrega "regalarle unas vacaciones en un lugar bonito" a su lista de ideas para darle lo más pronto posible.

-¡No lo sé!- tiene que girar bruscamente, escuchando los bocinazos que de seguro están acompañados con insultos y gritos pero sin prestarles atención. -¡MK se trasformo en mono y se volvió loco! ¡Esta corriendo por la ciudad, huyendo, y no parece reconocerme!- y se siente frustrada porque sabe que con su velocidad, no lo va a alcanzar. -¡Llamen a los monos, es muy rápido!-

-Estamos en eso- puede escuchar a Tang hablando de fondo y respira profundo, esperando que ese par pudiera atrapar a MK para tranquilizarlo.

~Monkie Kid~ 5️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora