Pelea #3

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Espero que les guste~

Nota: Mi gata es rara xD

Nota: Antes de que me tiren piedras, tranquilos, planeo hacer aparecer a Red Son a continuación pero no les prometo nada ^_^

MK lloro hasta que se quedo sin lágrimas, sintiéndose cansado y vacío, mirando a la nada con expresión ausente mientras se esforzaba por ignorar el dolor de cabeza que ahora tenía. Su teléfono permaneció apagado en su bolsillo luego de sonar constantemente por media hora, sin siquiera estar dispuesto a leer nada de lo que le mandaron. Se podía imaginar que eran suplicas para que volviera, algo que no iba a hacer en esos momentos.

-¿Qué se supone que debo hacer ahora?- no tenía ganas de volver a su departamento y tener que enfrentar a sus amigos pero no tenía dinero encima y tampoco ropa, se había ido con lo que tenia.

-¿Y si vas con el grandote de piel azul?- preguntó Macaque al cabo de unos segundos, sonriendo ligeramente ante la mirada ajena. El chico se veía agotado y triste, un contraste muy notable a su usual actitud. Si aun tuviera un corazón latente, estaba seguro que se estaría rompiendo. -Él es el más amable entre todos, seguro que va a ayudarte- además, esperaba que la agradable presencia del demonio azulado pudiera brindarle algún consuelo al menor.

-...Sandy...- parpadeo, su mente estaba algo lenta pero después de unos segundos, asintió. Sandy era amable y cariñoso, él no le negaría la ayuda y estaba seguro que tampoco lo juzgaría por lo que podía ver. -...Sandy...- se levantó y casi en transe, empezó a caminar, su amigo siguiéndolo de cerca. Tardó horas en llegar a la casa de su amigo y se detuvo por un segundo, admirando el barco de gran tamaño, meditando si realmente era una buena idea estar allí o no.

-Entra- pero el demonio no le dio la opción, empujando al menor, quien avanzó en piloto automático y golpeando tentativamente la puerta, tieso mientras esperaba y tragando en seco cuando la puerta se abrió lentamente, mostrando al dueño.

-Mi amigo...- Sandy lo miró, luciendo alegre y aliviado de verlo, sus movimientos cuidadosos mientras se inclinaba para abrazarlo. MK alzó los brazos para aferrarse, dejándose alzar como un niño y dejándose llevar adentro, el a comida cacera y té inundando su nariz casi al instante. Fue dejado en un gran y cómodo sofá, una taza de té siendo empujada a sus manos con mucho cuidado.

-...Gracias...- murmuró, acunando la taza entre sus manos, disfrutando de la calidez y el suave aroma, dándole un sorbo tentativo y tarareando ante el dulce sabor. Levanto la vista para ver a los fantasmas de gatos a su alrededor, eso siempre lo divertía, aunque algo más llamo su atención. Había un bolso de viaje rojo y con estrellas doradas sobre una de las sillas que había por allí. -¿Son mis cosas?- reconocía su bolso, un regalo de hace unos años.

-Pigsy las dejo aquí hace unas horas- hablo con cuidado. -Me pidió que si te veía, te lo diera- no iba a decir nada más respecto a eso.

-¿Puedo quedarme?- lo miro, esperanzado.

-Todo el tiempo que quieras, mi amigo. Todo el tiempo que quieras- no había duda en sus palabras y MK no pudo evitar sonreír, aliviado.

-Yo...- tomo otro sorbo de su té. -...les dije que podía ver fantasmas...- y estaba sollozando nuevamente, solo empeorando el dolor punzante que sentía alrededor de los ojos. -...les conté de lo que veía cuando era niño, de la apariencia de Mayor y LBD, de los espíritus que seguían a todos, de Macaque...- el mencionado floto a su lado, acariciando su mejilla en un gesto de consuelo que él agradeció con todo su corazón. -...les conté todo y ellos querían...bloquear todo- sus manos temblaron y se esforzó para que no se notará. -Hablaron entre ellos, a mis espaldas, y decidieron por mi, como si yo fuera un niño tonto que no es capaz de tomar sus propias decisiones- estaba dolido y molesto, una sensación con la que no sabía que hacer.

-Pigsy tiene una forma muy brusca de mostrar preocupación...- Sandy hablo con suavidad, acariciando con uno de sus dedos bajo la barbilla del felino de pelaje azul. -...y aunque tiene buenas intenciones, a veces puede ser mucho...- miro al menor, quien se encogió un poco más en su lugar. -...¿Verdad?- MK asintió, limpiando sus lágrimas con las mangas de su campera. -Creo que lo que hicieron estuvo mal...- agregó, extendiendo una mano para apoyarla en la espalda ajena, pudiendo sentir como el menor se relajaba ligeramente en su lugar. -...ninguno de ellos tenía el derecho de tomar decisiones a tu nombre y sin hablar contigo, sin importar cuan preocupados pudieran estar- eso hacia que MK se sintiera acompañado, alguien más estaba de su lado. Se levantó cuando el otro lo guio, dejando la taza a medio tomar en la mesa. -Ahora, mi amigo, tuviste un largo y cansado día...- con una mano amable en la espalda ajena, lo empezó a guiar hacia el baño, ya había preparado todo antes de que el menos apareciera. -...creo que una ducha te podría hacer bien-

-Esta bien- asintió, se sentía sucio si lo pensaba un poco mejor, culpa de haber estado tanto tiempo en el bosque y por haber tropezado en el camino. -Sandy...- llamo, alzando la vista para mirar a su amigo. -...¿Macaque también puede quedarse?-

-¿Tu amigo fantasma?- había genuina curiosidad en su tono, tarareando al recibir un asentimiento rápido como respuesta. Le explicaría toda historia después. -Por supuesto- sonrió, pudiendo ver de reojo como alguno de los almohadones que decoraban sus sillones eran movidos por una fuerza invisible. -Ambos son bienvenidos todo el tiempo que necesiten- y se alejo luego con una sonrisa, murmurando algo sobre preparar algo para comer antes de irse a dormir.

-Aquí tienes- Macaque dejo algo de ropa en las manos del menor, quien rio ligeramente, su amigo no tenía respeto por la privacidad de sus cosas.

MK se obligó a si mismo a bañarse, poniéndose el pijama limpio que el mono le había dado y tirándose en la cama de la habitación de invitados sin importarle su cabello mojado apenas peinado. Acomodo las almohadas que ahora tenía, todas bien decoradas y bien mullidas, armando una especie de nido cómodo en el que se acurrucó.

-¿Cómo te sientes?- Macaque se sentía inútil en la situación actual pero aun así, se quedó, porque el chico necesitaba algo de apoyo en esos momentos.

-...mejor...- estaba cansado y adolorido, con una sensación de vacío que no estaba seguro de cuando iba a desaparecer, pesado pero ahora que estaba limpio y cómodo, se sentía un poco mejor. El mono hizo una ligera mueca, sintiéndose mal ante el cansancio obvio que podía ver en el rostro ajeno, pero algo se me vino a la mente, flotando hasta donde estaba el bolso rojizo y rebuscar en su interior, soltando un sonido de victoria cuando encontró lo que necesitaba.

-Oh, MK~- canturreo, sin molestarse cuando el menor no se volteo a verlo. -Encontré a alguien muy especial aquí~- floto hasta quedar frente al chico, sosteniendo algo entre sus manos que en serio esperaba que pudiera obtener una reacción.

-¿Qué...?- él levantó la vista, su expresión cansada volviéndose una de asombro y alegría. -¡Momo!- se enderezó solo para poder tomar a su muñeco y abrazarlo contra su pecho, casi queriendo llorar de la alegría de tenerla allí. Momo era su muñeco favorito, el que nunca podía dejar atrás incluso si lo intentaba, y el mayor consuelo que podía tener. Restregó su mejilla contra la suave tela del peluche, el aroma floral que usaba para lavar toda las prendas haciéndolo sonreír. -Me siento tan infantil ahora- se dejó caer en su improvisado nido, sintiéndose aun más como un niño cuando el mayor movió las sábanas para taparlo y arroparlo.

-Nha, no te sientas así- se cruzó de piernas. -Cada quien tiene sus costumbre- se quedo pensativo, para luego dejar escapar un largo suspiro. -Cuando estaba vivo, me gustaba acurrucarme con mis monos- a veces, soltaba comentarios como ese y usualmente, venía con una historia atrás. A veces, se veía melancólico mientras recordaba, pero en otros momentos, como en ese, se veía divertido y feliz.

-¿En serio?- lo miro con curiosidad.

-Sip, acurrucados y cómodos...- movió la cola, sonriendo con diversión. -...pero estoy seguro que uno de ellos tenía alma de gato- agregó con tono burlón.

-¿Por qué?- sonrió ligeramente al imaginar a su amigo rodeado de monos, todos acurrucados para dormir.

-Porque le gustaba poner su trasero en mi cara- y MK no pudo luchar contra la carcajada que salió de su boca, divertido mientras su imaginación le brindaba una imagen de lo dicho por el mayor.

~Monkie Kid~ 5️⃣Where stories live. Discover now