Dragón Salvaje

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Espero que les guste~

-¡Traje la cena!- Wukong anuncio su presencia, caminando a grandes pasos y cargando sin dificultad una bolsa de gran tamaño con un aroma fuerte y familiar que no era nada apetecible por el momento. -Encontré muchos pescados~- canturreo con orgullo, dejando caer la bolsa a su lado.

-Genial...- Macaque suspiro de alivio, levantándose de donde había estado tirando algunas ramas a su fogata, acercándose a su contraparte. -...tengo tanta hambre que podría...- se detiene en seco, su cerebro analizando lenta y minuciosamente las palabras ajenas. -...¿Los encontraste?...- enarco una ceja.

-Los encontré- asintió, sin parecer entender el problema.

-Me pregunto si realmente eres estúpido o te haces pero a estas alturas, estoy seguro que esa cabeza tuya esta vacía- el de pelaje oscuro dejo escapar un largo suspiro, frotandose los ojos con cansancio.

-¡Oye!- frunció el ceño, ofendido. -¿Qué hice ahora para que me insultes?-

-¡Y tienes la osadía de preguntar!- gruñó desde lo profundo de su garganta para mostrar su enojo. -Eso tiene dueño...- señaló la bolsa. -...y debes devolverlo- además, quien sabía cuento tiempo esos pescados habían estado fuera del agua.

-¡No tenía dueño!- Wukong tuvo la audacia de parecer molesto por sus palabras, con el pelaje erizado mientras se cruzaba de brazos. -Esos pescados estaban totalmente solos dentro de esa cueva- y seguía sin escucharse a si mismo.

-¡Si estaba en una cueva, tenía dueño!- Macaque estaba tan cansado, luchando contra las ganas de estrangular al otro porque eso no serviría de nada, el tonto era inmortal. Se voltearon ante los sonidos de hojas cayendo y ramitas rompiéndose, notando un arbusto removerse bruscamente hasta que alguien se asomo. El domador de sombras lo podía escuchar tararear, olisqueando a su alrededor, antes de notarlos y fijarse en ellos.

Verlo fue una sorpresa.

Es pequeño, como un niño, sin lucir completamente humano pero tampoco dragón, siendo una extraña mezcla de ambos. En su mayor parte, parece lucir piel, pero en sus extremidades, el suave rosa se convierten en escamas negras, sus manos normales pero sus pies parecen patas, ambos con uñas que lucen vagamente como garras y que uno de ellos esta seguro que se pueden alargar si se siente amenazado. Tiene una larga cola que en esos momentos se balancea sin tocar el suelo, completamente oscura y con el final ligeramente en punta. Por detrás suyo hay alas grandes y escamosas que se abren en todo su esplendor, haciéndolo ver más grande de lo que es. Su cabello castaño es oscuro, despeinado y lo suficientemente largo como para caer por enfrente de sus ojos amarillo brillantes con pupilas negras finas y en forma horizontal pero eso no parece molestarlo, mirándolos como si los estuviera analizando, inclinándose lentamente para apoyar sus manos en el suelo y arqueando la espalda hacia afuera en una postura amenazante mientras les gruñe, profundo y con molestia obvia. Su boca se abre, llena de dientes afilados, y el interior brillando con la clara intensión de disparar.

Era un dragón, aunque no uno que hayan visto alguna vez.

-Fue él- Macaque fue rápido señalar al dios, moviéndose unos cuantos pasos al costado para alejarse de él. El tonto debe enfrentar las consecuencias de sus acciones.

-¡Eso es traición!- fue lo único que Wukong alcanzo a decir antes de ser tacleado como fuerza, cayendo al suelo con un chillido que pronto se convirtió en un grito cuando dientes afilados se incrustaron en su brazo. Se agitó e intento sacar al pequeño ser pero este era testarudo y se mantenía firme.

El domador de sombras los miro por unos segundos antes de encogerse de hombros y caminar hacia la bolsa para revisar el contenido. Había muchos pero todos parecían frescos, así que logró acomodar unos cuantos por encima del fuego y los cocino, la tranquilidad de su hogar siendo rotas por los gritos del dios y los gruñidos del dragón.

Volvió con el par después de un tiempo, con Wukong ahora de cara al suelo y el dragón encima suyo, sus dientes clavados en el hombro ajeno y su cola moviéndose aun con enojo.

-Saca eso de tu boca, no sabes donde a estado- hablo con tono burlón, enarcando una ceja ante los ojos amarillos que lo miraban con sospecha. -Estoy seguro que el pescado cocinado es más rico y sano para tu estómago- señaló hacia la mesa que tenían allí, unos pescados ya cocinados y aun calientes ya allí. El efecto fue instantáneo, el dragón soltando al mono a favor de correr hacia la mesa y pararse sobre una de las sillas, sin parecer importarle lo caliente que estaba y agarrando uno de los pesados directamente con la boca. Macaque hizo una mueca ante el sonido de los huesos de pesado crujir ante el masticar ajeno pero lo dejo. -Te dije que tenían dueño- miro al dios.

-...cállate...- no hizo amague de moverse por el momento.

~Monkie Kid~ 5️⃣Where stories live. Discover now