Piedra #3

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Espero que les guste~

Nota: ¡Capítulo 60! O_O

Nota-2: El monje, en ese corto momento de aparición, me pareció alguien que quería saber todo sobre el mundo y por eso estudiaba. Como si no le gustara sentirse perdido

Tang ahora que es consiente, ya no puede ignorar el poder que viene de la piedra. Se siente casi tonto por no haberlo notando antes pero recordando, envuelto en los brazos de Wukong era fácil de confundir ambas auras, eran similares, doradas y puras de poder antes sus ojos que era fácil pensar que solo venia del mono.

-¿Así que no es solo una piedra?- Pigsy se cruzó de brazos, luciendo un poco más tranquilo en comparación a los días anteriores. La mirada sería de Ao Lie que se había clavado en su persona no se le olvida y la verdad, no tiene ganas de estar en el extremo de esa expresión nuevamente.

-No, me temo que no- el monje negó. No tiene muy en claro aun que es exactamente pero sabe que aquella piedra no es tan inofensiva como habían creído al principio.

-¿Es peligrosa?- Sandy levanta su arma, luciendo dispuesto de romper la piedra a pesar de no tenerla cerca en esos momentos.

-Yo...no lo tengo muy en claro- el hombre odia la sensación de confusión, odia no saber. Estudio durante años para llenar su mente de conocimientos y nunca ser tomado con la guardia baja pero allí, con la incógnita que los molesta a todos, no tiene una sola respuesta.

-No es peligrosa...- se sobresaltaron ante la voz, tensos mientras miraban a quien se les había acercado sigilosamente. -...y tampoco es del todo una piedra- Ao Lie luce extrañamente tranquilo, avanzando a paso lento hasta llegar a ellos, su largo cabello y mangas agitándose ligeramente con el viento a su alrededor.

-¿Quieres dejar de dar vueltas y ser directo?- el cerdo estaba muy cansado de las pocas respuestas claras que había recibido hasta el momento.

-¿Lo sabias desde el principio?- Tang ve como el dragón sonríe, lento y divertido, casi riendo entre dientes.

-Para mi, fue fácil sentir la diferencia entre ambos- tarareo, levantando las manos para jugar ligeramente con sus mangas.

-¿Por qué no decirnos?- el de piel azul parece molesto, aunque retrocede medio paso cuando los ojos verdes se fijan en él. Hay algo peligroso en esa simple mirada que ni siquiera el guerrero en su interior quiere enfrentar.

-Mientras ustedes creyeran que era un simple piedra, ninguno iba a molestarlo...- hablo, tan tranquilo que era extraño. Preferían al sonriente dragón que tropezaba con su propia ropa. -...pero ahora que saben que es algo más, tengo que decirles que si intentan algo...- su sonrisa de repente se convierte en algo afilado, del tipo que muestra colmillos, una clara y sorpresiva amenaza que los hace retroceder un par de pasos, tanto de miedo como de sorpresa. -...Wukong no dudará en defender la piedra, sin importar nada...- ladeo la cabeza, un destello verdoso iluminando sus ojos. -...y yo voy a ayudarlo- hay una promesa obvia en sus palabras.

-¿Por qué?- y el monje se siente pequeño, sin entender lo que estaba sucediendo a pesar de estar siempre presente. Es una horrible sensación.

-Es importante para Wukong y si importante para él, también es importante para mi- dice y aunque ninguno lo supe, esta repitiendo lo que una vez escucho.

-¡Esto es importante para mi hermano Lie!- recuerda que fue algo que una vez el mono dijo, lleno de seguridad. -¡Y si es algo importante para él, es importante para mi también!- palabras que se grabaron en su memoria y corazón.

-No lo entiendo- y no le gusta sentirse perdido.

-¿Por qué no le preguntas?- hizo un gesto y ahí es cuando todos voltearon. Wukong, como siempre últimamente, estaba sentado a la sombra de un árbol cercano, el objeto de toda la confusión entre su regazo mientras el come duraznos con las manos. El monje duda pero quiere respuestas, así que respira profundo para armarse de valor y acercarse con pasos cuidadosos.

-Wukong...- llamo con voz amable pero aun así, el mono se tensa visiblemente, volteándose a verlo con los ojos bien abiertos.

-Oh, hola maestro- su expresión se relajo y sonrió enormemente, metiendo prácticamente entero uno de los duraznos en la boca y colocando su mano ahora libre sobre la piedra. -¿Qué necesitas?- la rodea, acunándola contra su pecho, luciendo como si siquiera esconderla de su vista.

-Yo...me gustaría saber como la encontraste- una mentira a medias. Quería saber la historia pero también quería tener la oportunidad de tomar la piedra en sus manos e inspeccionarla de cerca, aunque notando el pelaje erizado del mono, sabe que eso último no va a ser posible.

-Solo lo encontré- se encogió de hombros, no luciendo dispuesto a contestas realmente.

-Wukong- mantiene su voz calma y su semblante tranquilo pero esta molesto. Nunca le gustó mi saber sobre algo lo pone nervioso.

-Sentí que me llamo- confesó de mala gana pero sin mirarlo realmente, comiendo lo que queda de su durazno pero a pesar de su sabor dulce, hay algo a su alrededor que lo hace sentir amargo. -Tenía miedo, se sentía solo y estaba pidiendo ayuda, así que fui...- recuerda que se sentía como un tirón, sonando como un llanto lleno de súplica y miedo que pedía por alguien que lo cuidara. -...prometí cuidarlo- incluso si no entendía del todo lo que aquella piedra era.

-¿Sabes lo que es al menos?- frunció ligeramente el ceño ante la actitud despreocupada del mono.

-No me importa- sonó un poco brusco pero no le presta atención, solo mira la piedra con esa adoración de siempre. -Lo más importante que sé es que este algo se convertirá en alguien muy importante- hay confianza en sus palabras, mezcladas con cariño y esperanza.

-Lo que digas- Tang no está satisfecho con esa conversación pero tiene la sensación de que es lo máximo que podrá sacar de Wukong por el momento.

~Monkie Kid~ 5️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora