I just called to say i love you

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Maratón 2 de 3

Viena, 24 de agosto del 2000

Querida Laura

Es increíble que hace tan solo tres días atrás aún podía tomar tu mano debajo de la mesa mientras cenábamos en tu casa y ahora me encuentro sentada en medio de la cafetería del museo de historia del arte de Viena, deseando que estuvieras aquí para poder tomarte de la mano de la manera apropiada.

Sin miedos ni secretos porque en este rinconcito del mundo, nadie se detendría a vernos ni menos apuntarnos con el dedo por demostrar cuánto nos queremos, ya que básicamente a nadie le importaría lo que hagamos o no, ya que esa es la verdadera magia que hay detrás de esta ciudad.

En donde apenas llegas a ella, te convierte en un espectador eterno de las obras más maravillosa de la humanidad pero esto tiene un precio porque también te reduce a ser tan solo uno más del montón, por lo que la gente no se admira porque destaques frente al resto, sino que tan solo pasa de ti y sigue con su vida.

La verdad es que no sé cómo condensar en palabras las miles de sensaciones que abaten en mi pecho desde el momento en que nos dimos nuestro último abrazo. No estoy muy segura de si lo que siento es tristeza, nostalgia o la peor mezcla de las dos, pero estos días no he hecho nada más que pensar en ti, vivir en tu horario aunque compartamos la misma hora; pensar que en cualquier momento vas a llegar a sorprenderme por detrás extendiendo tus largos brazos sobre mi vientre y reposaras tu rostro sobre mi hombro en especial cuando estoy terminando de cocinar.

Sin embargo, soy consciente de que así es como van a funcionar las cosas desde el día en que recibí la carta donde me aceptaban en la academia de bellas artes, por lo que hoy he decidido dejar parte de mi tristeza en el piso donde comparto con otros tres estudiantes y salir a explorar la ciudad de mis sueños.

Decir que Viena es preciosa es no hacerle justicia porque es incluso más de lo que alguna vez pensé que sería. Y es que cada vez que pongo un pie en alguna de sus calles es como si un mundo nuevo se instalara frente a mis ojos y me bombardeara de tantos colores desconocidos que ni en mis más locos sueños alguna vez pensé que tendría la fortuna de admirar.

Y es que Viena es un lugar tan lleno de arte que siento que estoy viviendo en un cuadro diferente con cada paso que doy. A veces me siento tan grande frente a una ciudad relativamente pequeña que me abriga entre sus construcciones milenarias que camino segura con la mirada en alto y con un par de lágrimas rodando en mis mejillas al sentir el peso de mis logros, pero irónicamente también tengo días como hoy que la verdad es que me siento una completa farsante como si no mereciera estar en un lugar tan bonito después de todo lo que sucedió y que aunque lo intente mis demonios me van a seguir aunque me cambie de continente.

No obstante, aunque no lo creas cuando estos pensamientos llegan a azotar mi cabeza ahí estás tú, está el recuerdo indeleble de tu voz recordándome una y otra vez cuánto me merezco estar aquí y que todo esto es tan solo una parte de los frutos que ambas vimos nacer cuando nos conocimos y que maduraron tardíamente, pero que están listos para ser cosechados.

Ojalá estuvieras aquí mi vida.

Estoy más que segura te encantaría tanto como a mí y sin duda alguna pasarías comiéndote con la mirada cada edificio, cada parque, cada sombra, cada amanecer y es que es un universo completamente diferente al que conocemos porque aquí el arte no está encerrado entre las cuatro paredes de un museo sino que más vive se vive y se respira en cada rincón como si fuese una capa protectora contra todo lo malo del mundo.

Creo que aún no soy capaz de explicar en palabras todas las maravillas que he descubierto en tan pocos días, es por esto que me he plantado en cada lugar que he ido con la misión de transmitírtelo a través de fotos, así que junto a este sobre te llegarán un montón de fotos que yo misma he tomado para que cada noche logres imaginarte que estás aquí conmigo.

Amar en tonos grisesOnde histórias criam vida. Descubra agora