Capítulo 65

83 17 10
                                    

08 de abril de 2023, hospital de Sant Carles Redentor, los Pirineos



No me fui de San Rafael. Podría haberlo hecho, no me faltaban motivos, pero me resistí a que el miedo me controlase. La amenaza de Luís había sido clara, en cuanto pudiera se encargaría de que me matasen, pero me negaba a abandonar. Ahora que tan cerca estábamos de dar por fin con Cristian, no me iba a rendir.

Eso sí, no volví a la reserva. Después de lo ocurrido, me reuní con Máximo De Guzmán en las instalaciones de Elinor, y juntos valoramos las distintas posibilidades.

—Ante todo, ¿estás bien? —me preguntó, recibiéndome en la puerta de su despacho con visible preocupación.

Nos dimos un abrazo. Yo lo necesitaba, sinceramente, estaba aún muy afectada y sensible por todo lo que estaba pasando, y él también. A pesar de que lo nuestro no había salido bien, sabía que me apreciaba y el sentimiento era mutuo.

Pasamos unos segundos unidos, en silencio, con mi rostro apoyado en su pecho y su mano acariciando mi cabello. Pocas personas podían brindarme un consuelo tan real como él.

—Pensé en ir a verte a tu casa, pero no quería incomodarte —me dijo cuando nos separamos. Me besó la mejilla con cariño y me llevó hasta la silla, para que tomase asiento delante suyo. No me soltó la mano—. Pero he estado informándome cada día a través de tu padre. Imagino que no te ha dicho nada, ¿verdad? Se lo pedí.

No me lo había dicho, pero no era tonta. De vez en cuando el teléfono de mi padre sonaba y él salía al patio a hablar con cara de circunstancias, cosa que no había hecho jamás. "Un amigo", se excusaba, pero una de dos, o era una amante o era Máximo, y teniendo en cuenta cómo quería a mi madre, dudaba que la primera opción tuviese cabida.

—Gracias por preocuparte, estoy mejor. Asustada, pero mejor. La policía está tratando de encontrar al culpable, pero por el momento no saben nada. Apenas tenemos información. Mi padre hizo un retrato robot para la policía, pero no son capaces de dar con el culpable.

A decir verdad, había un tenso silencio alrededor de lo ocurrido en la reserva. Javier había insistido en que mi padre colaborase para generar una imagen del culpable en base a lo que había podido ver, pero él se había resistido, asegurando que con el nerviosismo y la oscuridad no había podido ver. Era cierto, pero en parte. En realidad, no quería dar a conocer los problemas de la reserva. De hecho, de haber podido evitarlo, no habría acudido en su búsqueda después del ataque. Lamentablemente, las circunstancias le habían obligado: o buscaba ayuda inmediata, o era posible que no sobreviviéramos. Al menos Ander. Por suerte, a mí me quedaba cuerda para rato.

Así pues, había hecho el retrato robot a desgana... y dando datos falsos. En el retrato el hombre tenía los ojos claros y el pelo rizado, algo que no era cierto en absoluto. Tampoco indicó nada sobre su corpulencia ni altura. Dio la descripción de alguien que, sin duda, no había sido quién me había atacado. Algo poco útil pero que servía para que Javier no enloqueciera al verse de manos atadas.

—Imagino que ya lo habrás hablado con la policía, ¿pero sabes quién podría querer hacerte daño? Eres alguien muy querido en el pueblo hasta donde yo sé, te aseguro que me sorprende enormemente lo que ha pasado.

—Supongo que en el fondo no me querrán tanto —dije con tono apagado. Intentaba que fuera una broma, pero mi energía no acompañaba—. Confío en que le pillarán.

—Estoy convencido, creo en Javier, es un magnífico profesional. Sin embargo, hasta entonces... —Me miró con escepticismo—. No tengo claro querer ponerte en peligro. Sé que es absurdo, que la reserva no tiene por qué ser el único escenario para algo como esto, pero... bueno, no sé. —Se encogió de hombros—. Han pasado ya tantas cosas allí que...

El renacerWhere stories live. Discover now