Capítulo 27

191 22 15
                                    

Capítulo 27



06 de agosto de 2022, San Rafael, Pirineos



Máximo De Guzmán resultó ser un hombre encantador y muy apuesto de cincuenta años al que, más allá de mi currículum, le interesaba saber sobre mí. Era muy alto, de más de metro noventa, y de espaldas anchas, propias de alguien que se ha cuidado mucho en el gimnasio. Llevaba el cabello entrecano muy corto, prácticamente rapado, y tenía los ojos de un color miel brillante. Una mezcla que, sumada al traje gris con el que me recibió en su despacho de las oficinas de Elinor, lograron no solo captar mi atención como futura trabajadora.

Nunca me había fijado en un hombre tan mayor, pero había algo en él que rápidamente captó mi atención.

—Elisa, ¿verdad? —dijo, tendiéndome la mano—. La foto del currículum no miente.

—No miente, no —respondí, y se la estreché—. Encantada.

Mi nuevo futuro jefe tenía un amplio despacho en las oficinas, al final de un discreto pasillo, alejado del resto de las mesas de trabajo. No era una sala demasiado grande, pero estaba perfectamente equipada con un amplio escritorio, un ordenador de última generación y varios otros periféricos para que pudiese trabajar aislado del resto.

—Espero que no le moleste que me haya tomado la libertad de hablar con su padre antes de llamarla. Es fin de semana y no tenía claro si era adecuado... pero por favor, tome asiento.

—¿Ha hablado con mi padre? —pregunté con sorpresa.

—Sí, ahora que lo pienso, suena a que le he pedido permiso para salir con su hija... —El señor De Guzmán rio—. Pero no es así, lo juro. Sencillamente en los últimos días he tenido bastante trato con su padre y se ha generado una relación de cierta confianza entre nosotros.

—Me lo creo, mi padre es de ese tipo de personas. De hecho, cuando vine me habló de usted. Dice que le hizo una visita después del incidente.

El director asintió y juntó las manos sobre la mesa. Tenía mi currículum al lado, con varios de los datos marcados con fluorescente amarillo. Al parecer había estado echándole un vistazo antes del encuentro. Es más, probablemente lo hubiese visto por primera vez aquella misma mañana. Poco importaba, ambos sabíamos lo que implicaba aquella reunión.

—Es lo menos que podría hacer, su padre es alguien muy preciado en la empresa. Imagino que ya lo sabe, pero si no es así, se lo garantizo. Aunque hoy en día no tengamos un responsable del equipo de guardabosques, se podría decir que su padre hace la función. Conoce a todos los miembros desde hace mucho tiempo y sabe cómo organizarlos para que se reduzcan al máximo posible los riesgos. Además, es de los más veteranos: pocas personas hay más respetadas que él en la vieja guardia.

Escuchar aquel término en boca de Máximo De Guzmán me resultó un tanto inquietante. Era innegable que mi padre era uno de los pesos pesados dentro de la plantilla, pero que además se reconociese públicamente el sobrenombre con el que ellos mismos se llamaban resultaba desconcertante.

—Es alguien muy querido, sí, y devoto de su trabajo. Si por él fuera, creo que pasaría más tiempo en la reserva que en su propia casa. Supongo que ya lo habrá notado, pero para la gente de San Rafael la reserva es mucho más que un simple parque natural.

—Lo he notado, sí. De hecho, fue una de las grandes sorpresas que me esperaban a mi llegada. Llevo como director de la reserva cierto tiempo, pero admito que no la he visitado todo lo que he querido. De hecho, no ha sido hasta los últimos incidentes que he decidido venir a supervisarla en persona. El alto índice de rotación es preocupante, y es en gran parte por ello por lo que su currículum ha destacado por encima del resto. Los vínculos familiares son uno de los grandes motivos por los que alguien se liga a una empresa.

El renacerWhere stories live. Discover now