Capítulo 2

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30 de junio de 2022, La Galera, Tarragona



"Hola amigos, mi nombre es Natalia de Noche y este es mi programa número setenta y dos. Como cada noche profundizaremos en nuevo caso y entre todos intentaremos dar respuesta a aquellas preguntas que nadie logró resolver. Hoy, dado que la noche es lluviosa y me siento especialmente nostálgica, he decidido seleccionar cierto caso que conmocionó enormemente a la sociedad hace ya veinte años. Puede que algunos fuerais demasiado jóvenes para recordarlo, incluida yo, pero esta desaparición ha estado en boca de muchos a lo largo de estos años gracias a las polémicas intervenciones del hijo de la desaparecida. Sí, algunos de vosotros ya sabéis de quién estoy hablando. Hoy, amigos, hablaremos de..."

—Marina Heredia —dije, rompiendo el silencio de la habitación—. Hoy vamos a hablar de la desaparición de Marina Heredia...

Natalia de Noche, o como yo la conocía, Natalia Soler, era alguien que siempre había estado muy presente en mi vida. Cuando era más joven, en la época de San Rafael, la veía prácticamente a diario. En aquel entonces ella era una adolescente y a Cristian no le gustaba demasiado que se quedase sola en casa las noches de tormenta. Decía que era peligroso, así que solíamos hacerle compañía. A veces los dos, a veces él, a veces yo. Todo dependía del turno de guardia. Después, cuando él murió, Natalia dejó San Rafael para irse a vivir con unos familiares y le perdí la pista. No demasiado tiempo, pero sí el suficiente como para que dejase atrás la etapa juvenil y se convirtiese en una adulta.

En Natalia de Noche, más en concreto. ¿Y quién era la misteriosa Natalia de Noche, además de una pseudo investigadora que se pasaba las noches indagando sobre temas escabrosos con los casi doscientos seguidores que tenía en su plataforma de stream? En sus redes sociales decían que era una futura abogada de gran potencial, otros que era una chica encantadora con la cabeza llena de pájaros. Yo, después de meses siguiéndola en redes y dedicándole prácticamente una hora diaria para verla en directo, estaba casi convencida de que era alguien tan marcado por la tragedia como yo.

Alguien que no había podido pasar página.

Alguien a quién había estado tentada en muchas ocasiones de escribir. A veces le hacía donaciones anónimas a su canal, para incrementar un poco su bolsillo, pero dudaba que lo necesitara. Económicamente le iba bien, era evidente, se notaba en el tipo de ropa que llevaba y su ritmo de vida. No obstante, era una buena manera de interactuar indirectamente con ella. Nunca le enviaba ningún mensaje, ni tampoco le hacía ningún comentario, sencillamente hacía mi aportación en directo y la veía sonreír, gesto gracias al cual, aunque fuera al menos durante un segundo, veía el recuerdo de su hermano en ella.

La sonrisa de los Soler, única e inolvidable. La había tenido Cristian, la tenía su hermana menor y ahora la tenía Beatriz.

La misma Beatriz de cuya existencia Natalia no sabía nada...

No lo estaba haciendo bien, era consciente de ello. Desde un inicio debería haberle informado de su existencia, pero siendo Natalia una cría de dieciocho años en aquel entonces que acababa de perder el pilar fundamental de su vida, ¿cómo hacerlo?

Pensé en ella el día en que nació y, posteriormente, en cada una de las fechas señaladas. En navidades, en los cumpleaños, en los aniversarios... y también los días de tormenta. Siempre que llovía le dedicaba al menos unos segundos, preguntándome si estaría bien. Y lo estaba, era evidente que sí. Tan solo había que verla en pantalla para ser consciente de ello.

"Marina Heredia tenía cuarenta y dos años cuando desapareció. Era una mujer muy conocida en su pueblo, al norte de Segovia, donde tenía una tienda de juguetes. Un negocio gracias al cual había logrado mantener a sus tres hijos después de que su esposo ingresara en prisión por el asesinato de una mujer años atrás. Al parecer, Antonio Suarez acabó con su vida tras irrumpir en su casa para robar. Según declaró, no era su objetivo, él únicamente buscaba el dinero, pero ella se interpuso y "complicó las cosas". Forcejearon y la mujer acabó muriendo por un fuerte golpe en la cabeza. Al asesino lo encontraron unas horas después, escondido en el sótano de su propia casa, donde se había ocultado de la policía. Como pocas semanas después transcendería, había sido la propia Marina Heredia quien había llamado a la policía para dar el aviso. Una filtración que obligó a Heredia y a sus hijos a abandonar su casa en Sevilla y mudarse hasta Segovia, donde trece años después desaparecería. Según se pudo saber, la fecha de la desaparición de Heredia es cinco días posterior a la puesta en libertad provisional de su antiguo marido, Antonio Suarez, del cual tampoco se ha vuelto a saber nada. Una casuística que, sumada a ciertos testimonios sobre el avistamiento de un hombre con sus características físicas unas horas antes de la desaparición de Marina, le convierte en uno de los grandes sospechosos del caso."

El renacerWhere stories live. Discover now