A la salida del trabajo Jimin insistió en llevar a JungKook a su casa. Este último sabía que debía hacerlo, hablar con él y explicarle todo, pero seguía sensible y su lobo se volvía un cachorrito falto de amor cuando se trataba de ese tema.
-¿Quieres que prepare algo de cenar o...? -La pregunta del Omega fue interrumpida por una directa confesión ansiosa del Alfa.
-Jimin, yo no le hablé a mis padres de ti por vergüenza o algo así. Yo no quería ocultarte, nunca voy a querer hacerlo. -Sus manos nerviosas se movían con ímpetu gesticulando exageradamente. -Siempre voy a querer presumirte.
-Amor. -Susurró dejando de lado su idea principal de una cena, yendo junto a él y abrazándolo de nuevo con fuerza. -No se me ha pasado por la cabeza ni un segundo algo como eso. -Aseguró besando sobre su pecho. En un pequeño silencio cómodo entre ambos, Jimin llevó a JungKook a su sofá. El Omega amaba que JungKook confiara tanto en él, que le dejara dirigirlo y se mostrara vulnerable con él. Pocos Alfas lo hacían, casi ninguno quería romper su coraza del fuerte y dominante de la relación por instintos primarios, pero Jimin se había podido dar cuenta en cuestión de unas horas de algo que le hacía rescrebajar el corazón. Su Kookie era un eterno cachorrito en su interior que tuvo que madurar muy rápido y a la fuerza.
-Quiero contarte. -Susurró una vez sentado en el centro del sofá.
-Cuando estés preparado, tenemos todo el tiempo del mundo para estar juntos. -Decretó subiendo a sus regazo, colocando sus piernas abiertas a ambos lados de las del mayor y rodeando su cuello con sus delgados brazos.
-Quiero hacerlo ahora, antes de que mi cobardía de mierda me lo prohíba. -Jimin arrugó su nariz y negó levemente.
-Mi Alfa no es cobarde, mi Alfa tiene sentimientos que es diferente. -Corrigió con una dulce sonrisa. Esa sonrisa que JungKook adoraba en la que sus ojitos pequeños se rasgaban hasta desaparecer en la espesura de sus pestañas rubias. Aquello fue un aliciente, cuando antes dijera todo lo malo, más sonrisas así de lindas vendrían.
-Ellos no son malos padres. -Aseguró teniendo pequeños recuerdos de él en el parque, cumpleaños y risas en su hogar. -Tan solo tienen ideas que no cuadran conmigo y sueños frustrados que quieren vivir en mí. -Jimin se mantuvo en silencio, asintiendo levemente, siempre viéndolo a los ojos para que supiera que tenía toda su atención. -Tal vez si mi hermano no hubiera muerto ellos tendrían lo que quieren y no me obligarían a ser su remplazo. -La respiración en el Omega se cortó abruptamente, su propio lobo alzó la cabeza y sollozó tratando de conectar con el de Jeon. -Él era el Alfa perfecto. -Aseguró sonriendo, roto y dolido. -Nos llevábamos muchos años, cuando yo nací fue un accidente e inesperado. Tenía quince años más que yo y la gente solía confundir nuestra relación diciendo que éramos padre e hijo. -La sonrisa aumentó más, siendo más sincera y reconfortante. -Él adoraba ir con papá a la empresa y hacer todas esas cosas, realmente le gustaba y se le daba bien.
-¿Qué le pasó? -Susurró a penas Jimin. Sus manos subiendo hasta abarcar el cuello, que temblaba por el nudo en la garganta, de JungKook
-Volvíamos de un partido, a Hyung siempre le gustó mucho el fútbol y me llevaba con él. Hacía un frío horrible y en la radio decían que pronto comenzaría a nevar. -Jimin ya estaba creando el final de esa historia en su mente, su pena creciendo por momentos. -Había hielo en la carretera, Hyung no sobrevivió.
-Pero tú sí. -El dedo pulgar derecho de Jimin trepó por su mandíbula hasta acariciar la pequeña cicatriz en la mejilla de Jeon.
-Ellos no me culpan por lo que pasó, pero sé que desearían que hubiera sido el revés y que quien hubiera muerto fuera yo... -Los mullidos labios de Jimin le interrumpieron, deteniendo sus frías y terroríficas palabras a la vez que las lagrimas que se acumularon en sus ojos oscuros.
-Cállate. -Murmuró sobre los labios finos y rosados, rozando sus narices al negar. -Por favor. -Volvió a besarlo levemente. -Me imagino sin ti y... -Humedad fría cayó en su mejilla, JungKook rodeó por completo su cintura cuando la lagrimas de Jimin cayeron sobre su rostro.
-Estoy aquí. -Susurró, ronco y bajo, dando amplias caricias a la espalda con temblores del rubio.
-No me dejes nunca, ¿vale? -Pidió a ojos cerrados, aún sus respiraciones compartidas pues con cada palabra sus labios seguían dándose caricias. -Ellos lo entenderán, algún día entenderán que tú eres tú y tu hermano era tu hermano.
-Perdí esa esperanza hace tiempo. -Confiesa descorazonado, Al fin, sus porpias lágrimas cayendo libres. -Si no lo han hecho ya, ¿qué les va a hacer cambiar de opinión ahora? -Jimin sorbió su nariz, alejándose lo justo para limpiar con delicadeza y una sonrisa temblorosa las mejillas de JungKook.
-¿Recuerdas lo que te he dicho esta tarde? -Pregunta recibiendo él ahora caricias en su propio rostro para borrar sus lágrimas.
-Que estabas orgulloso de mí. -La afirmación sonó más a pregunta. La respiración entró entrecortada en Jimin mientras asentía.
-Estoy cien por cien seguro de que no soy el único. -Un calor abrasador recubrió el corazón de Jungkook. El chocolate puro era amargo pero caliente en el aroma de JungKook, al igual que el césped era húmedo pero recordaba al relente de una noche de verano. Jimin tuvo la bonita sensación de jugar con sus mejores amigos, sus hermanos de distintos padres, BeomGyu y JeongIn, en el parque cercano a su casa cuando el sol caía y ellos rodaban por el césped mientras bebían sus batidos de chocolate como merienda. Sus corazones se detuvieron los milisegundos necesarios para comenzar a latir al mismo compás. -Allí arriba, brillando con las estrellas, tu hermano brilla más que ninguna de ellas por el fuerte amor y orgullo que siente porque su pequeño Kookie haya escogido su propio camino y felicidad.
La forma decidida en la que Jimin asintió, sus ojitos aún nublosos de las lagrimas pero sonriendo también, las mejillas rojas y su aroma rodeándolo. Dulce y empalagoso, adorado para JungKook. Si respiraba profundo podía sentir el algodón de azúcar que su hermano le compraba en cada partido de futbol al que iban o incluso las gominolas de fresa que cada tarde le compraba de Hyung de camino a casa a la salida de la escuela.
-Te amo. -Tan natural, tan sincero y acogedor. Unas palabras, una declaración, ¿podían sonar acogedoras? Al menos JungKook sí sentía ese sentimiento como tal. Ante el silencio repentino de Jimin, como hasta se quedó reteniendo la respiración, preguntó con temor. -¿Es muy pronto?
-No, no lo es. -Negó rápidamente. Volviendo a llorar. Enamorado y sobrecogido. Comprendiendo esa conexión única que él tanto había visto, leído y aprendido como Auror. -Yo también te amo, mi Nochu.
❤️❤️❤️
Nota: se viene lo bueno
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Simplemente Eternos ~ KookMin ~ Tae-Kai-Gyu ~ HyunIn ~ Omegaverse
FanfictionLa Madre Luna, ese ser superior que enlazaba y trazaba los caminos de los licántropos con la ilusión y fascinación de verlos enredarse y crear nuevos lazos... ¿Nuevos? Lo que la Madre Luna más amaba era volver a reencontrar Destinados. Varias década...
