La Madre Luna, ese ser superior que enlazaba y trazaba los caminos de los licántropos con la ilusión y fascinación de verlos enredarse y crear nuevos lazos... ¿Nuevos? Lo que la Madre Luna más amaba era volver a reencontrar Destinados.
Varias década...
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Las cortinas cubrían parte del gran ventanal, su color borgoña dejaba un rastro de luz rosado en el despacho donde en silencio y a escondidas HyunJin y JeongIn tenían la verdadera relación que habían estado creando. No es que hubieran actos realmente físicos ni una relación amorosa como tal, pero ellos hablaban horas y horas sobre sus vidas, gustos, aficiones, creencias, valores, raciocinios y sus deseos a futuro para conocerse.
HyunJin había caído el primero, desde gran altura se había estampado en el amor hacia el menor. JeongIn era un Omega lindo, bonito, dulce y, sobre todo, que le escuchaba y ponía primero en actos tan sencillos que le enamoraban. Sí, HyunJin no temía decir que estaba enamorado de JeongIn en apenas tres semanas de conocerlo.
La verdadera cuestión estaba en el menor. Él también sentía gran adoración por HyunJin, tan alto y atractivo con su cabello rubio el cual deseaba acariciar y enterrar sus pequeños dedos. Pero no podía simplemente sucumbir a amarlo, no tan fácil, no cuando podía leer entre líneas esas inseguridades y fragilidad en Hwang.
-Hay una exposición de fotografía este fin de semana en el centro. -Murmuró HyunJin jugando con sus propios dedos tras escuchar tan atento y admirando al menor sobre su amor por la fotografía. -¿Te gustaría ir? -Preguntó lamiendo sus finos labios, JeongIn apreció su rostro brillando en rojo por las cortinas.
-¿Contigo? -Preguntó bromeando, HyunJin hizo una mueca como si aquello le hubiera dolido. Sí, le había herido porque creía que era implícito en su frase, tal vez el Omega no quería ir con él. De todas maneras evitaba que la gente los viera muy buenos fuera de ese despacho.
-Si no quieres está bien, no me voy a enfadar. -Susurró cabizbajo, JeongIn suspiró elevando su mano hasta rozar con las yemas de sus dedos el precioso lunes que adornaba su ojo izquierdo.
-Quiero ir. -Afirmó encandilado por el aroma creciente de lima y menta que creció del rubio. -Y quiero ir contigo. -Aquello sacó una sornisa más sincera al mayor que suspiró complacido. -Pero, ¿tú quieres ir? -HyunJin arrugó su ceño borrando su sornisa y asintió dubitativo. -Déjame reformular la pregunta; ¿quieres ir porque tú quieres ir o porque yo quiero ir?
-Yo... -Dudó lamiendo sus labios. -Me gusta la fotografía también...
-Lo sé. -Le interrumpió bajando las caricias de sus dedos hasta la mejilla del rubio, sus ojos fijos en el recorrido que trazaba. -Pero ese tipo de fotografía no es tu favorita...
-Pero sí la tuya. -Le interrumpió el Alfa ahora. -Quiero ir porque sé que te gustará y serás feliz. -JeongIn sonrió mostrando sus ambas filas de dientes, su ojitos haciéndose muy pequeños y casi dos líneas negras. El corazón del mayor pareció saltarse un latido.
-Entonces, más vale que me avises cuando haya una exposición de tu estilo favorito para ir también, porque yo también deseo vete feliz y disfrutar de verte ver algo que te gusta. -JeongIn llegó a su deseo y cometido, sus dedos acariciaron a penas la oreja izquierda de HyunJin y finalmente se colaron entre sus hebras rubias dando así una caricia sutil al casco del mayor.
Aquella siempre y llanas palabras congelaron el mundo de HyunJin. Su lobo aulló tan orgulloso y feliz por el destinado que tenía, él como humano habéis gritado si el aire no pareciera fallarle. Alguien, alguien más allá de sus hermanos, estaba haciendo planes a futuro con él, estaba escuchándolo, estaba poniéndolo de preferencia a él y sus gustos, estaba deseando verlo feliz aún si no comprendía y compartía su amor por algo tan sencillo como la fotografía.
El verdadero amor existía y venía de los gestos desinteresados de ver feliz a la persona amada. La lengua de HyunJin de remoción con la necesidad de decirle un claro y alto "creo que te quiero", sin embargo fue más triste y desolado el hablar; de nuevo inseguridades a flote y bien luminosas.
-Creí que me dirías que no... -Sus ojos bailaban con el preámbulo de lágrimas en ellos, JeongIn se alarmó y se acercó más a él llevando su mano libre también a sujetar su cabello rubio fuera de su rostro entre sus dedos. -... porque como no quieres que nos vemos juntos pensaba que te avergonzabas de mí. -Hipó mordiendo su labio inferior para no llorar. -Me estoy rompiendo de nuevo, perdón, que vergüenza...
Aquello era lo que sus padres le decían cuando mostraba sus sentimientos. Los Alfas de verdad estudian medicina, los Alfas de verdad no lloran, los Alfas de verdad consiguen a su Omega y no le suplican una oportunidad, los Alfas de verdad...
-No tengo miedo de amar a alguien roto. -Susurró tomando más cercanía entre ellos JeongIn. Las manos del menor echando su cabello hacia atrás y reteniéndolo como pinzas entre sus dedos, sus ojos fijos en los siyos. -Tengo miedo a que veas normal y correcto el estar roto HyunJin.
Las lágrimas cayeron de él, un peso pesado y ponzoñoso derramándose de su pecho cuando su Omega le dijo aquello, cuando sus manos estaban en él y sus labios dejaron pequeñas caricias de besos en una de sus mejillas.
