La Madre Luna, ese ser superior que enlazaba y trazaba los caminos de los licántropos con la ilusión y fascinación de verlos enredarse y crear nuevos lazos... ¿Nuevos? Lo que la Madre Luna más amaba era volver a reencontrar Destinados.
Varias década...
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Ver o encontrar algo inusual era más común de lo esperado y vivido por muchos. Pero sin duda para Jeon JungKook, lo inusual de su día era estar sudando como un cachorro en su primer día de primaria mientras esperaba en el recibidor del imponente edificio de "Eternos".
Los tres Alfas menores a su costado no parecían estar en muchas mejores condiciones que él, bueno, todos menos ese chico llamado TaeHyun y el cual parecía una piedra sin expresiones algunas más que ligeras sonrisas que dedicaba a Kai cuando creía que nadie le veía.
Las grandes puertas de cristal se abrieron y bajo el destello de la luz cegadora del sol de la mañana los tres Omegas dueños del lugar aparecieron en conjunto.
-Buenos días. -Saludó el primero el más joven de ellos. -Hwang, venga conmigo. -Pidió comenzando a caminar hacia cierta hala del edificio.
-Kang, Huening. -Habló Choi. -Siganme. -Estos obedecieron de igual modo que lo hizo JungKook cuando Park le hizo un ligero gesto de cabeza.
Atravesaron un largo pasillo, cada pareja o el trío deteniéndose en una puerta indicada donde sus nombres estaban enmarcados en una placa de metal en el centro de la madera de roble. JungKook entró tras el Omega rubio sin manteniendo el silencio.
La sala era amplia, mucho más de lo que asemejaba en su exterior, con una luz cálida y cómoda entrando por los grandes ventanales. A su espalda un pequeño jardín y muchas plantas de bellos tonos corales daban confort a la estancia. Dos sofás en su centro con una baja mesa de café que los separaba y en el suelo una alfombra que parecía mullida. Estanterías repletas de libros, especias, velas e inciensos a su alrededor.
-Este lugar... -Susurró JungKook débilmente. -¿Es su santuario? -Jimin se giró a verlo y asintió mientras se desactiva de su chaqueta de traje para quedar solo en camisa y poder colocarse su toga especial que lo identificaba como Auror.
-Nuestro primer cliente del día está a punto de llegar. -Informó tendiéndole una pequeña libreta. -Nos gusta que el trato sea cercano para que resulte más cómodo así que tomamos apuntes a mano y después de las consultas los pasamos a ordenador. -El Alfa asintió atento a todo lo que le decía. -Hoy ese será tu trabajo además de prestar atención a cada cosa que haga. Al ser la primera vez de este cliente no podré ir dándote pautas como que gustaría hacer.
-No se preocupe. -Sonrió viendo el rostro delicado y de pálida piel del menor. -Tomaré en cuenta todo y si tengo alguna duda se lo haré saber tras la sesión. -Jimin asintió en silencio.
El aroma de JungKook estaba taponado todos sus sentidos, era tan embriagador que podría incluso sentir como si sus pies estuvieran descalzos sobre un pasto mojado y si en su lengua hubiera una deliciosa onza de chocolate puro.
La puerta siendo golpeada con ligereza hizo a ambos salir de sus pensamientos y dejarse de verse como si fueran la mayor maravilla creada del universo. Aunque tal vez sí lo eran el uno para el otro, una maravilla única y perfecta.
Una pareja de mediaba edad, hombre y mujer, entraron junto a un pequeño cachorro de cabello azabache y mirada en el suelo. Jimin de acercó a ellos sonriendo con calidez.
-Hola, buenos días. -Saludó señalando los sillones al centro de la sala. -Soy Park Jimin, es un gusto conocerlos. -Du nombre, el nombre de Jimin repitiéndose con eco en su mente como un cántico celestial. -¿En qué puedo ayudarlos?
-El cachorro quedó huérfano hace un par de meses. -Su garganta de secó ante las palabras de la mujer. -Desde entonces no habla ni expresa nada, los médicos dicen que no es nada físico así que pensamos que usted podría ayudarlo.
JungKook fue testigo de como ese niño ni de inmutó ante las palabras de los adultos, de cómo Jimin tomó asiento en el suelo sobre la alfombra y extendió sus manos al pequeño de a penas siete años y de como, de forma gentil y luminosa, tomó las manos del pequeño y le sonrió hasta lograr una pequeña mueca en el cachorro.
De nuevo, sin conocerlo, JungKook estaba orgulloso de su Omega.
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Nota: bien, escribiré pronto. JungKook sigue enamorado de la inteligencia de Jimin, HyunJin sigue teniendo problemas de confianza con su forma de ser y su estar y en esta versión Beomgyu es el más inestable y temeroso de tener dos destinados Alfas ❤️ hay una sorpresita que aún no podéis saber pero que espero os vayáis dando cuenta y lo veamos más adelante u os lo explicaré
