Capítulo 8~Encantador

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JungKook tenía su vista fija en la sornisa cordal de Jimin a los cuidadores del orfanato. Impactado vio como su sornisa común deslumbraba de golpe su ser al dirigirse al joven cachorro para despedirse de él.

Era encantador, jamás lo imaginó por más leyendas, historias o relatos de conocidos que hubiera escuchado. La forma en que su lobo se removía en su pecho arrullando todo su sistema con ligero gruñidos que asemejaban más a los ronroneos de un tiendo gatito, como movía sus orejas con juego de forma par y su cola daba golpes al suelo. Todo aquello le llenaba el corazón humano de cariño que aún no sentía por el rubio ante él.

Cuando los tres pacientes abandonaron el santuario Jimin se giró y lo miró elevando sus cejas con curiosidad. La penetrante mirada del Alfa le estaba incomodando de un modo que jamás había sentido. No era en el sentido de que quisiera que se detuviera, tan solo quería saber qué ocurría por su mente. Así que lo preguntó.

-¿Pasa algo? -Murmuró acercándose a él tan solo unos pasos. JungKook, que descansaba su peso sobre el borde del escritorio de madera, tomó una profunda respiración alimentando su sistema del aroma propio del Omega.

-¿Sabes qué es lo que más hacía de pequeño? -Jimin parpadeó confuso, jugando con sus manitas frente a él antes de negar levemente con su cabeza. -Mis abuelos me recogían del colegio todos los días y de camino a su casa pasábamos por una tienda de golosinas. -Poco a poco, conforme iba entendiendo todo, las mejillas del rubio se tiñeron de un rosado que le pareció increíblemente lindo al Alfa. -Adoraba comprarme muchas golosinas, pero sin duda, mis favoritas eran esas cajas con algodón de azúcar y las golosinas de sabor a fresa.

-Yo... -Jimin mordió su labio inferior sintiéndose incapaz de responder. JungKook tomó el momento para analizarlo de frente. Era bonito, sumamente bonito y delicado a primera vista. Sus mejillas eran una delicia que su parte humana quería morder y apretujar como juego. Sus ojitos almendrados brillaban enmarcados en esas finas pestañas rubias y sus labios, los que mordía, llamaban a la dulzura y el pecado en los mismos niveles. -¿Puedes decirle a tu lobo que deje de llamar al mío?

JungKook parpadeó saliendo de su ensoñación y fue entonces testigo de como su animal llamaba por el de Jimin. Carraspeando incómodo mandó a su lobo callar recordándole que no era el momento adecuado. Jimin terminó de acercarse a él para realmente llegar a su lado del escritorio y encender su ordenador.

-Pasemos los datos del niño a nuestro sistema. -JungKook tomó asiento frente a él, la mesa de madera separándolos y dejando un espacio salvavidas entre ellos.

-Señor Park. -El Omega lo miró cuando rato después redactaba algunos de los qué hacerles con el cachorro huérfano. -Entiendo que el cachorro del niño tenga algún tipo de trauma y pena por la pérdida de sus padres. -El Omega lo analizó detenidamente. -¿Pero no cree que el niño debería visitar un psicólogo en vez de un Auror?

La mirada gélida que le dedicó el rubio le hizo arrepentirse al instante de sus palabras y cuestiones. Jimin se acomodó en su silla de frente al mayor.

-¿Por qué eres Auror JungKook? -Preguntó, el Alfa apretó sus labios con fuerza hasta volverlos blancos. Eso fue una clara negativa para el Omega. -No te voy a quitar razón con que ese niño debería visitar un psicólogo, pero ese niño también me necesita a mí. -Se señaló su propio pecho. -Si su lobo no está bien; él, como humano, nunca lo estará. -Para finalizar su letargo lo miró fijo y decidido, JungKook por primera vez tuvo dudas de haber escogido esa profesión. -Yo he podido sentir la necesidad de ese cachorro por encontrarse, por estar unido a su animal y encontrarse bien. Si tú no lo has hecho no creo que sirvas para Auror.

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Simplemente Eternos ~ KookMin ~ Tae-Kai-Gyu ~ HyunIn ~ OmegaverseWhere stories live. Discover now