75; EL REINO

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EL REINO

El reino entero estaba conmocionado, desde el sur hasta el Norte todos estaban expectantes a lo que sucedería en la casa del dragón. En el sur Storm's End y Oldtown habían sido sometidos por los dragones dejando las casas Baratheon y Hightower en medio de escombros y cenizas. En el Norte Cregan Stark, Ciro Berrycloth, Jeyne Arryn y Harwin Strong pasaban por la espada a cualquier simpatizante de los verdes en nombre de la Reina. Las casas grandes estaban a merced de la Reina y la única que se atrevía a hacerle frente en nombre de Aegon el Usurpador era la casa Lannister que estaba a nada de acabar como las casas Baratheon y Hightower. El oro que Tyland Lannister había robado fue encontrado y el hombre fue ejecutado públicamente por traición a la corona. La gente en King's Landing poco a poco volvía a la vida cotidiana de antes, sobre todo en esos momentos que la Reina puso en movimiento a sus hombres para cesar el hambre y la pobreza creados gracias a la guerra.

Aegon aún seguía siendo el monstruo escondiéndose en las sombras, pero nadie se atrevía a mencionar su nombre, solo era llamado el usurpador cobarde. Alicent permanecía encerrada en una celda oscura perdiendo la cabeza cada día más y gritando en todo momento, en más de una ocasión habían tenido que sedarla. En las calles ya la llamaban la Reina Loca.

Los miembros de las casas que siempre se mantuvieron leales a Cerys Targaryen visitaron King's Landing para jurar lealtad formalmente y ofrecer a sus hombres para la reconstrucción de la ciudad y el reino en general. Jacaerys y Helaena también habían llegado de Pentos con Lucerys, los niños y Haizea dos días después que Laenor abandonó la ciudad para ir a Dragonstone. La aparición de la hermana de la Reina sorprendió a todo el reino porque a ojos de ellos la princesa y su hija estaban muertas, pero Cerys anunció que su hermana le era leal desde el comienzo por lo que nadie cuestionó la falta de castigo para la joven.

—¡Mamá, papá!—Aerys corrió hacia sus padres con lágrimas en los ojos.

—Oh, mi niño—Cerys se agacho para poder abrazarlo—, mi pequeño dragón.

—Bienvenido a casa, mi corazón—Daemon besó la cabeza de su hijo.

—¡Mamá!—Aemma gritó cuando vio a su madre esperándola con los brazos abiertos—¡Mamá!

—Mi dulce princesa—Rhaella la abrazó besando su cabeza—, te extrañe tanto.

Lucerys y Jacaerys habían corrido a su madre y hermano menor para abrazarlos, Rhaenyra los reviso de pies a cabeza para asegurarse que estaban bien. Helaena y Haizea se mantuvieron de pie cerca del carruaje aún, la primera cargando a Jaehaera que miraba todo con ojos curiosos.

Mi luna—Rhaella se separó de su hija y se acercó a Helaena—, ¿Están bien?—miró a Jaehaera.

—Estamos bien—ella le sonrió.

Quisiera conocer a mi nieta—la voz de Daemon las hizo sobresaltarse—, me parece una falta de respeto no haberla conocido aún.

Con cuidado Helaena dejó que su tío cargará a Jaehaera que lo miró atentamente, como si estuviera decidiendo si era bueno confiar en él o no. Ese día Daemon recorrió toda la fortaleza con la bebé en brazos y Aerys y Aemma siguiéndolo como patitos a su madre, nadie pudo despegarlo de los niños que seguían pidiendo más historias grandiosas de su familia.

El día siguiente a la llegada de los niños de Pentos Helaena pidió ver a Alicent y Cerys no pudo negarle nada. Se reunieron en la sala del trono, sólo la familia, y Alicent fue arrastrada hasta el lugar por dos guardias. Su vestido estaba desarreglado y sucio al igual que su cabello, su mirada estaba perdida y solo pareció enfocarse cuando vio a su hija de pie cerca del trono.

burning fire. (daemon targaryen)Where stories live. Discover now