12; BASTARDOS

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BASTARDOS

con

Nathalie Emmanuel como Haizea

Después de su primera visita, tanto Daemon como Laenor visitaron a Cerys con frecuencia, cosa que la peliblanca aprovechó para construir una pequeña casa que le sirviera como refugio al pie de la colina

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Después de su primera visita, tanto Daemon como Laenor visitaron a Cerys con frecuencia, cosa que la peliblanca aprovechó para construir una pequeña casa que le sirviera como refugio al pie de la colina. También había podido comprar un ganado del cual cuidaba para poder alimentar a los dragones y algunas veces guardaba sus mejores animales para venderlos en el pueblo. Vivir con tres dragones había sido más fácil de lo que esperaba, pero seguramente era porque pasaba la mayor parte del día entrenando con ellos y asegurándose que el vínculo que tenían no se debilitara. Para su suerte Dhagara era muy obediente y Vhagar se mostraba complacida con el vínculo que tenían, pero Drakon era otra historia. El dragón de escamas rojas todavía era muy joven y tenía mucho que aprender por lo que Cerys se tomaba su tiempo con él, pero a pesar de eso habían momentos en los que el dragón no parecía dar señales de querer continuar con su entrenamiento y se iba volando. Huyendo de las tres dragonas.

Como ese día. Apenas los dragones fueron alimentados Drakon alzó el vuelo antes de que Cerys pudiera ordenarle hacer algo, Dhagara había dejado salir un bufido antes de darse la vuelta y alejarse del lugar. Vhagar simplemente se fue a echar cerca de la casa. La princesa suspiró con cansancio y tomó la cesta que tenía en el suelo, ese día tenía que bajar al pueblo en busca de dinero y comida por lo que había alimentado a los dragones antes de irse.

Quédense aquí—exclamó para que ambas dragonas la escucharan—. Que niños más rebeldes.

Como siempre, acomodo la capucha de su chaqueta para ocultar su cabello y parte de su rostro. El pueblo estaba lleno de gente, los comerciantes se movían de un lado a otro tratando de conseguir algo de dinero para llevar a casa y los turistas compraban las cosas más exóticas que encontraban. Tal como los bordados de Cerys. A la princesa le gustaba sentarse a vender sus bordados cerca del puerto, ahí siempre podía encontrar a los turistas que estaban dispuestos a gastar más de lo necesario en un regalo para sus esposas e hijas, los mejores compradores.

El sol estaba comenzando a ocultarse cuando escuchó murmullos cerca de ella, casi no había personas en el puerto por lo que se le hizo extraño escuchar tantas voces, pero al girar la cabeza sintió su sangre helarse. Caballeros de la guardia real. Los hombres estaban interrogando a las personas con las que se cruzaban y entre los murmullos Cerys pudo entender las palabras "dragón" y "princesa". Su estómago dio un vuelco y se levantó de inmediato tomando su cesta, no lo pensó antes de comenzar a caminar alejándose del puerto. Sus pasos fueron rápidos mientras se mezclaba entre la poca gente que aún caminaba por las calles, aún no compraba lo que necesitaba, pero las compras podían esperar otro día, lo que más le importaba en ese momento era regresar a casa.

burning fire. (daemon targaryen)Where stories live. Discover now