❝Bruning.❞
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤUsed to describe something that is extremely hot.
-ˏˋ En donde Cerys hará todo lo que sea necesario para que su hermana se siente en el trono de hierro, aún si eso significa destruir a su propia familia. ˎˊ˗
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Más tarde en la noche cuando Cerys regresó a la fortaleza con Laenor, la princesa se reunió con su padre y su hermana para cenar. Se le había hecho tarde para unirse a ellos por lo que cuando ingresó a la habitación de su padre lo hizo con sus ropas de montar dragón, cosa que hizo sonreír a su padre porque era algo que ya se esperaba. Como de costumbre se sentó en el extremo contrario de la mesa con Rhaenyra a su derecha, varias veces le había insistido a su hermana para que tomara su lugar en la mesa, pero la menor solo se negaba alegando que a pesar de llevar el título de heredera y merecer ese lugar en la mesa, ella no lo era. Y por decir cosas como esa Cerys la golpeaba constantemente reafirmando su compromiso a verla sentada en el trono de hierro por las buenas o por las malas.
La cena estaba siendo demasiado incómoda para el gusto de cualquiera de los tres, pero ninguno quería ser el primero en hablar. Cerys tomó su copa de vino y le dio un largo trago, si iba a tener que pasar por esa tortura lo haría con la cabeza un poco nublada.
—No hemos hablado mucho—la voz de Rhaenyra fue la que rompió el silencio—, desde...
La mayor de las hermanas pasó la mirada de su hermana a su padre, el rey también estaba mirándolas y cuando sus ojos chocaron con los de su hija mayor dejó salir un suspiro.
—Y es algo que lamento—admitió con pesar el hombre—, debemos ser libres de poder hablar uno con el otro.
—Ojala fuese así de fácil—Cerys volvió a darle un trago a su vino.
—Puedes decir lo que desees, tú eres el rey—Rhaenyra tomó la mano libre de su hermana sobre la mesa.
Viserys observó las manos unidas de sus hijas y por un segundo deseo poder regresar al tiempo en el que apenas eran unas niñas que corrían por la fortaleza llenando el lugar de felicidad. Las hermanas pudieron ver la duda en el rostro de su padre y no pudieron evitar preguntarse si algo malo había pasado, por lo general cuando la gente dudaba en decir algo era porque iban a decir malas noticias. Y tristemente si eran malas noticias, dependiendo de qué punto de vista lo veías.
—Amé mucho a su madre.
—Yo también—Rhaenyra asintió con una sonrisa triste.
—Todos lo hicimos—Cerys bajo la mirada.
Tras decir eso la mesa se sumió en silencio por varios segundos hasta que Rhaenyra dejó ir la mano de su hermana para continuar comiendo, Viserys siguió sus acciones enseguida. Pero Cerys se quedó pensando en lo que acababa de suceder, podía escuchar a su padre y su hermana hablando como ruido de fondo para sus pensamientos, pero no les prestó atención. Al menos no hasta que escuchó su nombre y toda su atención regresó a la mesa.
—Cerys podría compartir las enseñanzas del rey Jaehaerys contigo—Viserys miró a su hija mayor con una pequeña sonrisa.
Las hermanas se miraron y Cerys sonrió estirando su mano para acariciar la mejilla de Rhaenyra.
