❝Bruning.❞
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-ˏˋ En donde Cerys hará todo lo que sea necesario para que su hermana se siente en el trono de hierro, aún si eso significa destruir a su propia familia. ˎˊ˗
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El día que partieron de Dragonstone a Driftmark fue todo un caos, como casi todo en la familia. Empezando por los niños pidiendo ir en dragón y terminando con Aiyana llorando porque no la dejaban llevar a Caníbal, pero la presencia del rey logró calmar los berrinches de los niños que apenas estuvieron cerca de su abuelo se olvidaron de querer ir en dragón. Aunque la segunda hija de Daemon y Cerys fue un caso diferente. La niña tomó la primera oportunidad que tuvo y huyó del castillo hacia Dragonmont, acción que cualquier otro día sus padres hubieran dejado pasar, pero con el viaje era imposible dejarlo pasar así como así.
—Ya estamos atrasados—Cerys pasó una mano por el cabello de Rhaella buscando tranquilizarse—, mandaré a que vayan por ella.
—La última vez que hicimos eso perdimos a dos guardias—le recordó Daemon.
—Podemos dejar que los demás se adelanten en barco y los alcanzamos en dragón—opinó Rhaenyra.
—Es buena idea, hija—el rey tomó la mano de su nieto mayor—. No debemos atrasar más nuestra partida.
Daemon y Cerys compartieron una mirada, la idea de mandar a sus hijos solos con Alicent en el mismo barco no les gustaba.
—No se preocupen, yo cuidaré de los príncipes—Haizea se acercó a Daemon tomando a Jaehaerys de sus brazos—. Estarán bien.
—Gracias, Haizea.
A pesar de no haberse llevado bien en un principió Daemon confiaba en que la cuidadora de sus hijos sería capaz de dar su vida por protegerlos, y aunque no lo admitiera él respetaba eso e incluso ya la consideraba parte de la familia. Tal como Rhaenyra había sugerido, los niños se fueron en barco con el rey y la reina, siendo seguidos por Sunflare y Hellfyre que ya estaban lo suficientemente grandes como para volar largas distancias sin cansarse.
Para ese viaje Cerys preparó a sus cuatro dragones, si bien solo iba a viajar sobre uno prefería tenerlos listos por cualquier inconveniente, sobre todo a Vhagar y Vermithor que eran demasiado grandes como para quitarles la montura y luego volver a ponérsela. Estaba ajustando la montura de Drakon cuando escuchó un rugido provenir de Dragonmont, sus ojos fueron al monte justo a tiempo para ver al enorme dragón negro que apareció de entre las nubes. Caníbal voló sobre ellos y por un segundo Cerys pudo ver la cabellera blanca de su hija moverse sobre el dragón, al darse cuenta que su hija estaba volando al dragón sus piernas le fallaron y tuvo que sostenerse de Drakon para no caer al suelo. Por otro lado, cuando Daemon se dio cuenta fue algo totalmente diferente. En lugar de sentir miedo por su hija se sintió orgulloso.
—Traigan la montura de Caníbal—le pidió a los cuidadores de dragones.
Desde que Aiyana había comenzado a formar un vínculo con el dragón Daemon había ordenado que le hicieran una montura para cuando su hija por fin lo reclamara, aunque todavía no tenía ni la menor idea de cómo iban a ponerla en el dragón que se comía a todos los que se acercarán.
